Líderes religiosos y personas altruistas con los migrantes indocumentados en Estados Unidos están construyendo casas “secretas” para poder albergarlos.

Ada Valiente, una pastora en la ciudad de Los Ángeles, mostró una casa de seguridad que puede hospedar hasta tres familias que estén huyendo de los agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos (ICE por sus siglas en inglés).

Al otro lado de Los Ángeles un hombre está adaptando su vivienda para convertirla en una casa de seguridad. No es un líder religioso, sino un judío, que pidió permanecer bajo el anonimato por lo que está en juego.

“Es difícil como judío no pensar tanto en todas las personas que abrieron sus puertas y sus hogares para salvar judíos en los momentos en los que estaban más vulnerables, como en esos que no lo hicieron. Queremos ser las personas que abran sus puertas”, declaró.

El tema de dar asilo a los indocumentados empieza a ir más allá de las iglesias santuario. Fue famoso el caso de una iglesia santuario en Colorado que da refugio a una mujer indocumentada. Los agentes federales no pueden entrar a lugares religiosos sin una aprobación, debido a una política durante la era Obama.

Los líderes religiosos piensan que esto podría cambiar en la administración Trump. Las casa privadas, por su parte, están bajo la protección de la Cuarta Enmienda, la cual determina que las autoridades necesitan de una orden judicial para poder entrar.

“Los grupos religiosos pueden esconder hasta 100 migrantes indocumentados en este momento, aunque el número podría ser de miles”, declaró Zach Hoover, un reverendo.

Los líderes religiosos de todos los credos en Los Ángeles prometieron oposición a los decretos migratorios de Trump.

“Me siento convencido que respondo a Dios. A Él será al que vea cuando muera”, apuntó Hoover.

“Confiamos en Dios. Él nos ayudará para tomar la decisión correcta”, declaró Valiente.

“Entramos en un territorio en el que no conozco las consecuencias, pero sé cuáles serán las consecuencias morales si no actúo. Este no es un momento para estar de brazos cruzados”, finalizó el hombre judío.