COLUMNA TABLERO
Claudia Mijangos, 30 años después
- Médicos la declaran incurable; no saldrá
- Mil leyendas en torno a la triple filicida
- Compartió cárcel con Cassez y Gordillo
- Se cierra caso jurídico; es tema de salud
POR: SERGIO ARTURO VENEGAS ALARCÓN
30 años.
El próximo miércoles –precisamente en la Semana de Pascua- se cumplirán tres décadas de la peor tragedia familiar ocurrida en Querétaro, cuando Claudia Mijangos Arzac, una joven madre de 30 años, mató a sus tres hijos: Claudia María, de 11 años, Ana Belén de 9, Alfredo Antonio de 6, todos con los apellidos Castaños Mijangos.
Los hechos ocurrieron la madrugada del 24 de abril de 1989, en la casa de Hacienda Vegil 408, de Jardines de la Hacienda y fueron comunicados a la policía por una amiga a la que había llamado a altas horas de la noche.
Esa mañana fue trasladada a un aislado de la Clínica del Seguro Social, en donde fue interrogada por la entonces directora de Control de Procesos de la Procuraduría de Justicia del Estado, Magdalena Ramírez González (esposa de este columnista) y la agente del Ministerio Público, Sara Feregrino Feregrino.
La filicida no recordaba nada.
“Mis hijos están bien, tú de que te preocupas” habría respondido al preguntarle por ellos. Sin embargo, contó que la noche de los hechos escuchó voces, que le decían que Mazatlán (su ciudad natal) había desaparecido y que todo Querétaro era espíritu.
Después, ante el juez Arturo González de Cosío (hoy magistrado en retiro) afirmó no recordar nada, pues para ella su memoria se quedó en que los niños se fueron a acostar por la noche, cada quien en su cama y amanecieron todos juntos en la recámara principal. “Cuando los vi que estaban en mi cama ya era en la mañana, recuerdo que tocaron la puerta, que abrí, pero me volví a quedar dormida. Yo sentía como si se fuera a acabar el mundo”.
Más allá de los problemas de Claudia con su esposo Alfredo Castaños Gutiérrez, del que estaba separada, y del supuesto enamoramiento con un sacerdote, el doctor Alejandro Obregón Álvarez (+) determinó en su peritaje la lesión cerebral de la acusada como posible origen del triple filicidio. La psicopatía detectada fue calificada entonces de incurable.
Mijangos, maestra de catecismo del Fray Luis de León y comerciante del Pasaje de la Llata, no era dueña de sus actos, como lo determinó meses después el juez González de Cosío al declararla inimputable y ordenar un internamiento de 30 años, equivalentes a la pena máxima de entonces.
Podría Claudia salir antes –según la resolución- si la ciencia médica encontraba una cura para su problema, lo que hoy sabemos no ocurrió, por lo cual permanecerá en tratamiento médico por el resto de sus días, en el anexo siquiátrico de Tepepan, en donde ha pasado la mayor parte de su vida o en otra institución de salud.
Ahí en aquél Centro Femenil de Readaptación Social ha estado a disposición de los últimos siete gobernadores: Mariano Palacios, Enrique Burgos, Ignacio Loyola, Francisco Garrido, José Calzada, Jorge López Portillo y, ahora, Francisco Domínguez.
A petición del que escribe, el mandatario interino preguntó por ella hace casi cuatro años a las autoridades del centro de internamiento. Le dijeron que se mantenía estable y que podría salir en 2019, o antes si sanaba según la resolución judicial.
La entonces directora del reclusorio, Claudia Aguilar Silva, le dijo que la interna, nacida en 1956 y el próximo 25 de mayo cumplirá 63 años- estaba bien y bajo control médico.
Recapitulando: La madrugada del 24 de abril de 1989, Claudia Mijangos mató a cuchilladas a sus tres hijos: Cuatro días después, el 28 de abril de 1989, a las 13:00 horas, se ejercitó acción penal en contra de Claudia Mijangos Arzac, al quedar plenamente acreditada su responsabilidad en el homicidio calificado de sus tres hijos.
Las pruebas químicas realizadas por peritos de la Procuraduría de Justicia del Estado confirmaron que ella había sido la autora del triple homicidio, como quedó acreditado en el proceso 224/89, del que han derivado certezas y numerosas historias y leyendas de horror.
Con base en esos y otros estudios, el juez la declaró inimputable y ordenó su internamiento por 30 años en una institución especializada. No habiéndola en Querétaro, a partir del 23 de enero de 1992 fue trasladada del Cereso de San José el Alto al área siquiátrica del penal femenil de Tepepan en la Ciudad de México, a petición de los abogados defensores Julio Esponda y Miguel Alcocer.
De allá para acá, los funcionarios y peritos que intervinieron en el proceso se han jubilado o muerto, como el doctor Alejandro Obregón y el jefe de los peritos, Oscar Lozano Andrade. Jubilado está el juez y ex magistrado Arturo González de Cosío y fuera ya del servicio público el procurador Francisco Guerra Malo, la directora de Control de Procesos, Magdalena Ramírez González y la entonces agente del Ministerio Público, Sara Feregrino Feregrino.
Por cierto, la persona que recibió el caso Mijangos en el Tribunal Superior de Justicia, fue la más tarde presidenta Consuelo Rosillo Garfias, antecesora del magistrado Antonio Ortega Cerbón, a quien le tocará cerrar el caso.
Hace 30 años de los hechos y Mijangos no sanó y -a decir del también magistrado Carlos Septién Olivares, ex presidente del Poder Judicial- Querétaro tampoco. Las heridas siguen abiertas.
Claudia no lo sabe.
Y quizá no lo sabrá nunca.
-BLANCAS Y NEGRAS-
Discovery.
Mil historias se han inventado sobre el Caso Mijangos. Incluidas las contadas en programas de televisión de fantasmas o en una serie de Discovery Channel en la que un veterano colega dijo que la casa de Claudia es un atractivo turístico, como Los Arcos.
Mucho lucró con el tema el doctor Oscar Lozano Andrade (+), jefe de los peritos de la Procuraduría de Justicia del Estado. Se hizo especialista en Mijangos, según él, y hasta daba conferencias en países sudamericanos.
Libros deseleznables se escribieron también. En uno se desparramó la leyenda de que Claudia ya había salido de la cárcel, se había casado y matado a su nuevo marido en Irapuato. Falso de toda falsedad.
Hace más de 10 años, con la ayuda del vocero de la Ciudad de México, mi amigo Oscar Arguelles, el que escribe obtuvo permiso para que un reportero entrara a verificar la situación de la mujer en el Cefereso Tepepan. Estaba ahí, compartiendo espacio con la secuestradora francesa Florence Cassez. Y más tarde, en el área médica, con la profesora Elba Ester Gordillo.
Y más. A petición de PLAZA DE ARMAS, El Periódico de Querétaro, el gobierno anterior solicitó una entrevista con Claudia Mijangos, lo cual le fue comunicado un viernes. Pidió tiempo para decidir. El lunes siguiente diría. No fue posible. No estaba en condiciones.
En Monterrey, Nuevo León, se estrenó hace varios años una obra de teatro sobre el caso y hasta hay un sitio de Facebook a su nombre, con cientos de seguidores, en el que se debate sobre los hechos y su persona. De locura.
Hoy lo único cierto es que como lo adelantaron los médicos a PLAZA DE ARMAS, Claudia tiene un daño permanente que requiere de una medicación de por vida. No saldrá libre porque sólo ocurriría si los familiares se hicieran cargo de ella. Cosa imposible. Sus padres murieron, el ex marido se casó otra vez, las hermanas parecen no interesarse y ella ya no tiene hijos.
Por eso el ex juez Arturo González de Cosío declaró el martes a PDA que el próximo miércoles 24 se cierra el Caso Mijangos en la vía judicial y queda abierto el tema médico. Lo dice quien la declaró inimputable y resolvió internarla 30 años.
-LA FRASE DE LA SEMANA-
Reflexión.
“Claudia no ha sido curada y las heridas causadas por el Caso Mijangos en el ámbito social de Querétaro, tampoco han sanado”: Carlos Septién Olivares, ex presidente del Tribunal Superior de Justicia de Querétaro. Plaza de Armas, miércoles 17 de abril de 2019.
-JUGADA FINAL-
Final.
Al periodista que le dijo a Discovery Chanel que la casa de Claudia es un atractivo como Los Arcos, un turístico ¡Jaque Mate!