GOTA A GOTA
Entrevistado en “Financiero Bloomberg”, Epigmenio Ibarra, el conocido fundador de Argos, empresa de comunicación televisiva, se quejaba amargamente del linchamiento que en redes sociales, sufre el señor que ocupa Palacio Nacional, por quien, dicho sea de paso, se desvive. Como si el mandamás, no lo provocara con su cotidiana agresividad matutina. No obstante, Ibarra no deja de considerar al tabasqueño estridente como un ‘fenómeno comunicacional extraordinario’. ¿En qué consiste lo extraordinario? Solo Dios sabe. Pues que ni siquiera resulta original. Ya hace años, Chávez, el dictador venezolano gritaba ante la turba. “Yo no me pertenezco, soy del pueblo. Amor con amor se paga…”. ¿No ha dicho lo mismo exactamente el mexicano, líder de MORENA, gemelo retórico de quien, en su momento, se creyó el heredero de Simón Bolívar? Paso por alto su descarado plagio. Lo preocupante es que, día con día, la mente del “Mesías tropical”, como le llamó Enrique Krauze, se degrada hasta el punto de que en cualquier situación frustrante o traumática –crítica mediática, protestas callejeras– no deja de asomarse al pasado inmediato arrojando sobre este culpas, las tenga o no. Simplemente se trata de lanzar escupitajos a una realidad que no sigue el curso de sus expectativas narcisistas. Se trata de una fijación que se mantiene inalterable, de una insistencia que no tiene más término que su retiro o su muerte. Una fijación asociada a una vuelta a la infancia que va del ‘fuchi guácala’ para interpelar el crimen organizado, al ‘fuchi caca’ en plena consumación de un infantilismo patético.
¿Habrá advertido el presidente lo que esto significa? ¿O pensará que es gracioso? ¿Eso es lo extraordinario como afirma el lisonjero Epigmenio Ibarra, la indiferencia ante la violencia contra la mujer? Y mientras esto ocurre, los padres de los niños con cáncer padecen el desabasto de medicamentos, al igual que las mujeres con cáncer de mama, las que han perdido el refugio para huir de la violencia intrafamiliar. El machismo de ese hombre será su ruina.
¿Qué hacer en esta crisis política? ¿Abandonarse al escarnio, a la burla de quienes ya le apodan “El cacas”? ¿O resistir tales despropósitos solidarizándonos con los dolientes? Opto por lo segundo. A fin de cuentas, la historia juzgará a este hombre incorregible que, creyendo hacer el bien, nos condena al abismo, verdadero destino de la mal llamada 4T.
* * *
Un día le pregunté a Hugo Gutiérrez Vega, amigo y maestro, simpatizante del tabasqueño, qué era lo que más le dolía de esta humanidad. “Los niños y las mujeres”, respondió. ¿Qué estará pensando de todo esto?