GOTA A GOTA
Hace siete u ocho años me propuse levantar un registro de los espacios culturales ubicados en Querétaro. Por una u otra razón el proyecto no pudo realizarse. Desde entonces he considerado de suma importancia documentar el esfuerzo que poco a poco ha venido plasmándose no sólo en la capital para ampliar aquellos, los espacios digo, sino también en la entidad a fin de transitar de unos cuantos híbridos a otros con vocación más definida.
Construcciones antiguas y nuevas nos hablan de una rica tradición arquitectónica que va de Mariano de las Casas a Antonio Loyola. Creadores y celosos guardianes de la conservación como Jaime Fons y David Jiménez. Afanes gubernamentales que van de Mariano Palacios a José Eduardo Calzada, pasando por Enrique Burgos, Ignacio Loyola y Francisco Garrido. Museos, galerías, teatros, auditorios, casas de cultura, bibliotecas, centros de la imagen, salones de la plástica queretana… Las realizaciones no siempre satisfacen a todos: la comunidad cultural, bien lo sabemos, es heterogénea y crítica. Y qué bueno que sea así. Pero los espacios están ahí, abiertos a la opinión, perfectibles por naturaleza.
Durante la administración pasada, gracias a los empeños gestores de Laura Corvera Galván, Directora del Instituto Queretano de la Cultura y las Artes, un catálogo se puso a disposición de propios y extraños. Catálogo que, como el de Cien Años de Arte en Querétaro, es una constancia de nuestros valiosos recursos humanos y que además nos indica con lo que contamos para albergar acervos artísticos y documentales que nos enorgullecen como queretanos. Habrá otros, tal vez mejores, pero aquel sueño que tuve hace años cristalizó por primera vez.
Cuenta también como legado reciente un importante fondo editorial coordinado por Juan Antonio Isla Estrada, en el que participó el archivo histórico; fondo que enriqueció el saber arqueológico, histórico, acerca de nuestra entidad. Legado que se suma a una larga lista de títulos que vienen de lejos y condensan miradas amorosas de esta tierra nuestra.