GOTA A GOTA
La decisión
Tempranamente, el gobierno federal ha iniciado su batalla contra el robo de combustible. Magnífico. Ningún ciudadano responsable se atrevería a censurarlo. Pero su puesta en práctica no parece la mejor:cerrar ductos y optar por una distribución con autotanques que ni multiplicados darán los resultados deseables. En opinión de Adrián Canales, experto en estos asuntos, resulta ineficiente y muy costosa. Amén de las consecuencias económicas: pérdidas millonarias para el comercio, preocupación para quienes atienden emergencias, sobre todo de salud, y las incomodidades cotidianas para abastecer de combustible. ¿Hubo precipitación?
El poeta Rainer Maria Rilke decía que en la vida todo debe madurar lentamente. “Como el árbol que no apremia su savia”. Las cosas hay que acogerlas a su ritmo. Nada resuelve bien el apresuramiento. Recordemos a Felipe II que decía a su asistente: “vísteme despacio que tengo prisa”. El robo de combustible, y la corrupción que entraña, no es privativo de México. Pero en otros países la solución ha sido más meditada y certera: el uso de tecnologías para el control de ductos apunta a sensores, drones, operativos de vigilancia más eficaces.
Por lo que a mí respecta, y a miles, si es que no a millones de mexicanos de a pie, el malestar brinda la oportunidad de reflexión sobre el empleo de nuestros recursos. Tenemos que ser más moderados. Y por qué no, ejercitarnos en la paciencia, una virtud – que decía – Giacomo Leopardi, es la más estoica, porque no tiene la apariencia de heroicidad. Y digo yo: virtud tranquila y silenciosa. Estas consideraciones son ajenas a la ‘tirria’ contra el titular del Ejecutivo federal. Soy lo bastante viejo para tales desfiguros. Y retomo unas líneas del bolero que le dio fama a Omara Portuondo, la diva del canto popular cubano con quien conversé unos momentos en La Habana: “lo que me queda por vivir será en sonrisas / porque el dolor
de mi vida lo he borrado / y el sufrir que me tocaba se ha agotado”. Su voz y el piano de Chucho Valdez están, alegremente tatuados en mi memoria. Como las lecciones mismas de Epicteto, ese admirable filósofo estoico de la Antigüedad.
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Sufragio efectivo, no reelección. Respeto a la división de
poderes. Sí a la vida y a la libertad de expresión.