QUERETALIA
EL QUERÉTARO DE ANTIER
La advocación de la ciudad y Diócesis de Querétaro, fundadas en 1531 y 1863 respectivamente, es el apóstol Santiago Peregrino, el que evangelizó de Medio Oriente a la Hispania y la convirtió al cristianismo. Después de su muerte, Santiago Peregrino regresaría a Compostela, hoy en la autonomía de Galicia, España, para recibir a diario miles de peregrinos de todo el mundo e iluminarlos con el faro de la fe.
En el proceso de civilización de la zona geográfica del valle de Querétaro no hubo conquista para instalar el dominio español, antes bien, hubo una aceptación pacífica del nuevo gobierno real y de la religión católica, imponiéndose al pueblo recién fundado el nombre de Santiago de Querétaro, a partir del 25 de julio de 1531, fecha generalmente aceptada por la tradición y los cronistas a partir de Fray Isidro Félix de Espinosa, cuando Santiago Caballero, patrono de las Españas se apareció en el cielo sobre la loma de Sangremal en medio de la batalla sin armas que sostenían durante once horas los chichimecas locales contra los españoles, tarascos y otomíes venidos de Acámbaro y Nopala, respectivamente.
ACTA DE FUNDACIÓN DE QUERÉTARO DE 1537
EL REY –Don Antonio de Mendoza ntro. Virrey e Gobernador de la Nueva España y presidente de la Audiencia Real que en ella reside. Por cuanto yo he sido informado de los Indios Principales Don Nicolás de Sn. Luis, y Don Bartholomé Ximénez por relación que me tienen hecha, de que en esa tierra han hallado y descubierto hacia la parte de las chichimecas un sitio muy hermoso en los términos e provincia de Xilotepec en el que por ser parte muy amena y cómoda quieren asentar a plantar un lugar o pueblo con más de treinta familias de Principales y tequitatos de la dicha Provincia para poblarlo con la advocación y nombre de Santiago de Crettaro (sic). Cédula que es fecha de Valladolid (España) a veinte y siete días del mes de octubre de mil quinientos y treinta y siete años –Yo el Rey.-Por mandato de su Majestad.- Juan Vázquez”.
En el escudo de armas de la ciudad aparecen representados dos símbolos religiosos: uno, el apóstol Santiago montado a caballo; el otro, una cruz verde flanqueada por dos estrellas y con un sol en el ocaso que le sirve de pedestal. Ambos símbolos, “remiten a dos aspectos significativos para la ciudad: su nombre y santo patrono; y el otro, una milagrosa reliquia de piedra que crecía, temblaba y hacía milagros, situada en el cerro de Sangremal…anunciando el triunfo del ejército cristiano, formado por indios otomíes recién bautizados.”
Apareció, en 1722, el impreso “La cruz de piedra, imán de la devoción”, del franciscano de ese colegio de Propaganda Fide de La Cruz, fray Francisco Xavier de Santa Gertrudis; éste es el primer texto en el que Santiago y la cruz de piedra son asociados directamente con la fundación de la ciudad.” Narró el religioso que tras once horas de lucha entre los ejércitos de otomíes cristianos y los paganos chichimecas se obscureció el cielo de repente cuando aparecieron “una cruz resplandeciente entre roja y blanca y a su lado la imagen del apóstol Santiago”. No sólo es el padre Santa Gertrudis el primero en asociar el prodigio con la fundación de la ciudad, sino que en su obra se mencionó también por primera vez, como prueba de la veracidad del hecho, la presencia de ambos símbolos en el propio escudo de armas.
El primer escudo de la ciudad de Santiago de Querétaro fue otorgado por el rey de España, Felipe IV, el 25 de enero de 1656, poniendo en consideración en que es el patrón de dicho pueblo el señor Santiago y que la advocación de esta república es el bienaventurado Santiago. “Por remate de lo alto del escudo se pondrá sobre nubes y campo tornasolado al señor Santiago como patrón que ha sido y es ahora de la ciudad, armado a caballo y en la mano derecha se le pondrá el pendón real con las armas de su majestad”. Andrés del Rosal y Ríos, por mandato del señor juez Gonzalo de Mayorga, escribano real.
“La muy Noble y muy Leal Ciudad de Santiago de Querétaro fue conquistada por el insigne Cacique Don Fernando de Tapia, de nación Othomí, el día veinte y cinco de Julio de mil quinientos treinta y uno, por intercesión del Apóstol Santiago, a quien, según tradición antigua, firme y constante, vieron los combatientes en el aire, con una Cruz roja y resplandeciente a su lado, con cuya visión respiraron los ánimos de los españoles, que ya casi faltaban en la batalla. De aquí le viene el grande y honroso título de la Ciudad de Santiago de Querétaro, que tiene por escudo de Armas y timbres de sus grandezas una Cruz a quien el Sol sirve de pedestal, con dos Estrellas a los lados, y abajo la Imagen del Apóstol Santiago a caballo”. Joseph María Zelaá e Hidalgo. Las Glorias de Querétaro. 1802.
“Por el año de mil quinientos treinta y uno se conquistó y rindió al suave yugo de la Católica Majestad del Señor Carlos Quinto, por Don Fernando de Tapia, cacique, el que salió de Xilotepec con otros de su parentela y séquito de la misma nación Othomi, que le ayudaron, cuyas fuerzas unidas componían el Ejército de Indios confederados; y aunque los del campo contrario eran muchos más, consiguieron los nuestros la victoria sin efusión de sangre, por intercesión del Apóstol Santiago, a quien unos y otros advirtieron visiblemente en el aire, y a su lado una Cruz roja resplandeciente, y de ahí le viene el grande y honroso título a la Ciudad de Santiago de Querétaro; que tiene por Escudo una Cruz y la Imagen del Santo Apóstol, con otros jeroglíficos de su antigüedad”. José Antonio Villaseñor y Sánchez. Teatro Americano. 1746-1748.
“Al amanecer del 25 de julio de 1531 esperan los indígenas que van a presentar batalla en el Cerro de Sangremal, para lo cual tienen la formación usual de combate, capitaneados por Don Lobo y Don Coyote. El ejército conquistador baja por la Cuesta China hasta quedar frente a frente con los indígenas queretanos. A una voz se suelta el griterío, se acometen ambos ejércitos, mas no con armas sino a “trompadas, mordidas y patadas”, durante once horas según se afirma, al cabo de las cuales todos están hambrientos, fatigados y sudorosos en medio de una polvareda que oscurece todo. Es tradición que en ese momento se vio una Cruz en el firmamento, hacia el ocaso, cuando ya había estrellas, y al Apóstol Santiago con el pendón de Castilla, por lo que los conquistadores dejan la pelea y los conquistados se arrodillan y aclaman al nuevo Dios y al nuevo Rey, a lo que el historiador Mariano Cuevas ha llamado “modelo de conquistas”, porque no hubo derramamiento de sangre”. José Guadalupe Ramírez Álvarez. Cronista de Querétaro.
El día 25 de julio de 1531 se enfrentaron cristianos y gentiles en la loma de Sangremal, y puestos en fila, en número igual de combatientes, se trabó reñida lucha en que llegaron a herirse a puño cerrado. Las voces, las cajas de guerra y los clarines resonaban entre tanto. Los que estaban a la vista disparaban descargas cerradas al aire de sus armas de fuego, y los indios disparaban sus flechas a lo alto enardecidos a la vista del combate. Y con la polvareda que levantaban con sus pies, con el humo de la pólvora y con un eclipse que parece que hubo en ese tiempo, se oscureció el día causando congoja y pavor en el ánimo de todos. En medio de esta oscuridad observaron tanto cristianos como gentiles una claridad tan viva que les llamó fuertemente la atención y vieron en el cielo suspensa en el aire una Cruz refulgente de color blanco y rojo, como de cuatro varas de largo, y a su lado el batallador patrono de España, el Apóstol Santiago, jinete en su blanco corcel. Con este prodigio terminó la enconada lucha entre cristianos, indígenas cristianizados y chichimecas. Manuel Septién y Septién. Historiador.
En el combate que sostenían por once horas los chichimecas oriundos de La Cañada contra los indios españolizados el 25 de julio de 1531, éstos al ver que iban perdiendo la batalla, invocaron el auxilio divino en la persona del Apóstol Santiago, patrón de las Españas, y de improviso se oscureció el sol, aparecieron las estrellas y una Cruz luminosa en el cielo y la figura de Santiago montando un brioso caballo blanco en los aires, con lo que los indígenas de esta comarca se asustaron o conmovieron y se rindieron”. Eduardo Loarca Castillo. Cronista Municipal de Querétaro.
El templo de Santiago, fundado en 1625 con el nombre de San Ignacio de Loyola, junto con los colegios de San Ignacio de Loyola y San Francisco Xavier, fue la primera sede de la diócesis queretana –además de haber sido la primera parroquia de la ciudad a partir de 1759. En febrero de 1864 pues se convierte en catedral y en parroquia del sagrario diocesano, siempre bajo el patronato del señor apóstol Santiago El Mayor. Advierte el padre Manuel Malagón Castañón que “en la bula de erección de los nuevos obispados se mandaba que los templos de las parroquias matrices fueran las catedrales”.
De la conquista aflora el Querétaro conquistador. Primero como étnico crisol que funde en una, dos razas y dos culturas; después llevando más allá de los valles, las cumbres y los ríos el arma que es Cruz y Espada —¡Caballero de Santiago!— a la persuasión de almas. Al oriente de la ciudad, en El Sangremal, lugar de la presunta batalla fundacional del 25 de julio de 1531, está el lugar más santo de esta ciudad, como afirma el cronista municipal Roberto Servín. Andrés Garrido del Toral. Cronista de Querétaro.