QUERETALIA
EL QUERÉTARO GEOGRÁFICO I
Existe la mal llamada “Narración de don Hernando de Vargas” que en verdad es una carta de relación sobre la geografía y situación política, social y económica del pueblo de Santiago de Querétaro, elaborada en 1582 por orden del rey Felipe II, en base a un formato de preguntas elaborado desde la Corona para evitar omisiones, pero escrita realmente por el escribano Francisco Ramos de Cárdenas. Anótese que este documento empezó a ser elaborado desde el 20 de enero de 1582 y fue terminado el 30 de marzo de ese mismo año, es decir, 50 años y medio después de la fundación del pueblo de referencia. Esta relación fue firmada por don Hernando de Vargas cuyo cargo era el de Alcalde Mayor del pueblo de Santiago de Querétaro con jurisdicción sobre San Juan del Río y Tolimán, habiéndose constituido el ayuntamiento español desde 1578 y designándose al pueblo santiaguense queretano como la cabecera de toda la alcaldía mayor. Los territorios indómitos y hasta entonces indomables de la Sierra Gorda pertenecieron al Corregimiento de Letras de Querétaro hasta los primeros años del siglo XIX, es decir, antes de esos años, las municipalidades serranas no tenían ninguna relación con Querétaro. Quiero aclarar que la demarcación territorial llamada “Querétaro”, pasó de ser Alcaldía Mayor para convertirse luego en “Corregimiento”, durante la reforma borbónica de 1713, para más tarde ser considerada “Corregimiento de Letras” con el objeto de restaurar “el error u olvido” de la Corona española de no haberle dado el rango de “Intendencia” como a Guanajuato. Si me preguntan el por qué de la diferenciación entre “Alcaldía Mayor” y Corregimiento” o entre “Alcalde Mayor” y “Corregidor” contesto que funcionalmente eran idénticos, es decir, las mismas funciones, competencia y facultades; lo diferente era la importancia política, social y económica del territorio a gobernar. Querétaro se fundó como pueblo de indios pero se desarrolló y alcanzó más categoría; en cambio Cadereyta se fundó como villa de españoles y nunca pasó a ser ciudad en el virreinato y se quedó como alcaldía mayor hasta que llegó la Independencia.
La orden real de realizar la relación en cita la transmitió a Hernando de Vargas el señor Cordian Cassano, contador y administrador general del rey en la Nueva España por medio de una instrucción detallada con el objeto de que Felipe II conociera el estado que guardaban los territorios ultramarinos de su imperio. El mismo escribano reconoce en la introducción de la relación que sus fuentes fueron indios viejos, memoriales y pinturas antiguas que servían a los naturales de escritura.
Comienza refiriéndose a El Cazadero, que desde el siglo XVI y hasta el actual pertenece a San Juan del Río y que fue llamado así porque desde ese sitio y hasta la actual ciudad de Querétaro el virrey Antonio de Mendoza celebró una gran cacería a principios de los años treinta del siglo que nos ocupa. Que Conni venía de Nopala, que significa “lugar de muchos nopales y tunas”. Vargas sí llama a Hernando de Tapia como “Conni”. Reseña la labor de éste como mercader que traía a los chichimecas de La Cañada (actual cabecera municipal de El Marqués) sal e hilos de maguey y éstos le daban a cambio (trueque) cueros de venado, león, tigres y liebres además de arcos y flechas, los cuales trocaba Conni en los mercados de México y sus alrededores. Con el estruendo de la conquista en el valle de México decidió venirse a La Cañada con su familia, siete hermanas, siete hermanos más treinta indios con sus mujeres e hijos haciendo asiento en las cuevas de los cerros circundantes bajo los cuales corría un arroyo a media legua de Querétaro. Quiero aclarar que no cualquier desempleado o subempleado se dedicaba al comercio en esos tiempos: se tenía que obtener una licencia del monarca azteca previo examen de matemáticas, diplomacia, lenguas, espionaje y contra espionaje, porque hasta de éstos se valía el Uey Tlatoni para mantener el dominio mexica sobre los territorios conquistados. Ramos de Cárdenas escribió también sobre el juego de pelota que existía en La Cañada y el parecido del contorno geográfico con un gran juego de pelota que “se jugaba con las nalgas” al decir del alcalde mayor. Nombra también al lugar como “Anda Maxei”. Conni vivió aquí algunos años, quien daba a los chichimecas maíz, frijol y chile, porque sabía trabajar la fértil tierra. El encomendero de Acámbaro de la provincia de Michoacán, Hernán Pérez de Bocanegra, vino a visitar a Conni para convencerlo de que se convirtiera, junto con otomíes y chichimecas, a la religión cristiana y al vasallaje del rey hispano, cosa que Conni aceptó de forma natural pero los chichimecas no y hasta trataron de asesinarlo por considerarlo traidor al hospedaje que le habían dado. Los naturales tarascos que venían con Pérez de Bocanegra bautizaron a La Cañada como “Queréndaro”, es decir, “lugar de peñas”. El encomendero le encargaba a Conni sementeras de algodón, chile y trigo y aquél le daba a éste semillas europeas. Pérez de Bocanegra dejó en La Cañada a su criado Juan Sánchez de Alanís para que ayudara en la evangelización y más tarde va a ser ordenado sacerdote y a aprender las lenguas de los pueblos otomí y chichimeca. Unos dicen que un sacerdote de la provincia de Michoacán bautizó a Conni como Fernando de Tapia y otros que Jacobo Daciano y unos más que Alonso de Rangel. Versiones más temerarias dicen que fue el mismo Sánchez de Alanís pero en esa época no era sacerdote sino criado. También leemos en esta Relación geográfica que al haber ya demasiada gente en La Cañada, Sánchez de Alanís y Hernando o Fernando de Tapia acordaron salir de ella y “fundar un muy buen pueblo”. También ordenaron la traza de la nueva población y la construcción de un monasterio muy suntuoso con cómodas habitaciones y huertas para los monjes (actual San Francisco). Trajeron muchas plantas de España y ganado mayor y menor. Rápido Conni vistió y se comportó a la usanza española, nunca se embriagó y “a cualquier hora del día o de la noche atendía asuntos y se podía negociar con él”. Dice Ramos de Cárdenas que el cacique queretano “respondía con tantas y buenas razones que espantaba”. Castigaba a los indios que no iban a misa los domingos o fiestas de guardar pero también a los vagabundos. Era de muy buen entendimiento y devoto, aprendió rápido y bien el dogma cristiano. Daba espléndidos regalos a los religiosos para sus fiestas santas. Era también honesto y cumplía con su palabra en todo, además de que el defender a su pueblo contra caciques de Xilotepec le trajo pleitos. Dejó al morir en 1571 cuatro hijas y un hijo varón. Hernando de Vargas en su famosa Relación -de la autoría de Francisco Ramos de Cárdenas- le pide a la Corona de España que le dé mercedes a los hijos de Conni (como si no se hubiera quedado con tierras y aguas ajenas).
Nos dice el multicitado escribano que San Juan del Río fue fundado por Juan Mexici, que en náhuatl significa “poquito mexicano”, en un cerrillo pelado llamado Izta Chichimecapam que quiere decir “tierra blanca de chichimecos” por lo blanco y duro de la tierra en esa zona que no se podía romper con facilidad. El clima de San Juan del Río era caliente y seco y el de Querétaro más caliente y húmedo, con pocas lluvias y sequedad de octubre hasta mayo y aun pasando el 24 de junio, día de San Juan (cómo hemos cambiado el clima mundial que ahora llueve precisamente de octubre y hasta febrero loco). A pesar de que hay pocos manantiales, entre Querétaro y San Juan del Río contaron más de cien mil vacas, doscientos mil ovejas y diez mil yeguas que pastaban mezquite o eran llevadas a los limítrofes con territorio chichimeca o por el rumbo de lo que hoy es Amealco de Bonfil. Ramos de Cárdenas también hace referencia a la gran mortandad que hubo a partir de 1576 por “la pestilencia” mermando a las poblaciones a la mitad, pero a diferencia de San Juan del Río Querétaro se repobló rápidamente. Contra la peste el gobierno español envió al protomédico real Francisco Hernández, quien se dedicó a estudiar la herbolaria, pero no hubo remedio humano contra la guerra bacterial que dejó más muertos que la guerra armada.