COLUMNA PLAZA DE ARMAS
A 14 años de la muerte de Francisco Cervantes
Ilustrísimo queretano: Sabino
- Preparan primera visita de López Obrador
- Apoya Fabiola consulta para municipio 19
- Abrirán en 40 años la Cápsula del Tiempo
- Advierten deterioro en la Peña de Bernal
POR: SERGIO ARTURO VENEGAS RAMÍREZ
Deuda.
A 14 años de su muerte, que se cumplen hoy, Querétaro aún le debe un lugar en el panteón de nuestros ilustres al poeta Francisco Cervantes Vidal, recipidiendario del Premio Xavier Villaurrutia, el máximo galardón de la literatura en México.
Con méritos suficientes para tal distinción, el autor de Cantado para Nadie es el literato más importante de esta tierra, tanto que la biblioteca del estado –en el Gómez Morín- lleva su nombre y una estatua lo recuerda a las puertas del Museo de la Ciudad.
En el cementerio de los personajes, en La Cruz, ya están escritores como Carlos Septién y Luis Vega y Monroy, además del muy versátil José Guadalupe Ramírez Álvarez.
Falta Francisco Cervantes, hijo pródigo de aquí y de Lisboa, tradujo y divulgó a Pessoa, además de escribir poemas luminosos y, en palabras de Gabriel García Márquez, los libros mejor titulados: El sueño del juglar, Caballero a la medida, Materia del Tributo, Heridas que se alternan, La música no tiene quien la escuche y Los huesos peregrinos, además de la antología ya mencionada: Cantado para nadie.
De carácter fuerte, temido por la derecha que lo expulsó de su tierra y lo regresó mucho tiempo después, con toda la mar detrás, Francisco Cervantes vivió aquí sus últimos años, más que modestamente, en una casa de las calles de Pasteur, propiedad de la Junta Vergara.
Obtuvo las más altas condecoraciones de los Gobiernos de Portugal y Brasil, además del Villaurrutia y en Querétaro, el Heriberto Frías en 1986.
Fue también un destacado publicista, a cuya creatividad se deben campañas para compañías vitivinícolas (“Como el viejo decía: si las cosas fueran fáciles cualquiera las haría”) y para aquella tarjeta de crédito “tan efectiva como el efectivo”.
Se lo gastó todo en mujeres y vino, presumía.
Y por eso pasó estrecheces en la tercera y última edad, peleando una beca de Conaculta que le quitaron por no entregar a tiempo sus trabajos, pero disfrutando el calor de pocos, pero buenos amigos -como Miguel Bringas e Ignacio Padilla, ya fallecidos, y Santiago Carbonell, Enrique Vallejo, Dora Guzmán, Roberto González y Diego Prieto, así como la admiración de sus alumnos que le cambiaban comida por palabras.
Nuestro director, con la ayuda de Miguel Bringas (+), lo convenció de volver a escribir en un periódico y ahí en el Diario firmó sus últimos trabajos, especialmente el de Cervantes por Cervantes, en los 400 años de El Quijote, en 2005 y Nostalgias Navideñas el 19 de diciembre de 2004, solo un mes antes de partir.
Como ya se ha contado, una foto de aquella comida del convencimiento, en el restaurante Josecho, tomada por Jesús Ontiveros, sirvió para perpetuarlo en la estatua de William Nezme, colocada afuera del Museo de la Ciudad, en donde trabajó a su regreso. Hasta que Antonio Loyola Vera lo llevó al Centro Cultural Manuel Gómez Morín, que dirigía y le dio su nombre a la Biblioteca del Estado.
Lo convenció de aceptar tal homenaje el propio gobernador Ignacio Loyola Vera, sobre todo al responder positivamente a una pregunta fundamental: ¿Y el homenaje no podría venir acompañado de un chequesito?
Así lo contó él poeta
Y el final. La noche del 23 de diciembre de 2004, justo a un mes de morir, sentenció: Ya no les voy a durar mucho.
Anduvo despidiéndose el poeta.
A sus 66 años ya no esperaba nada. Ni siquiera el Honoris Causa que la UAQ le preparaba y del que nunca supo. Antes, en agosto de 2004, soltó: “Estudié Derecho en la Universidad Autónoma de Querétaro, pero no me titulé. Yo el único título que tengo es el de hijo de la chingada”.
Genio y figura
Pero ya no hubo tiempo para el homenaje. Como tampoco lo ha habido para darle su nombre a una calle, que el Ayuntamiento de Manuel González Valle aprobó. Ni para llevar parte de sus cenizas peregrinas, esas que se depositaron en el templo de San Antonio, al Panteón de los Queretanos Ilustres.
Murió el 23 de enero de 2005, hace apenas 14 años. Querétaro sigue en deuda y lo seguirá estando con Francisco de Paula Hugo Cervantes Vidal.
El último de nuestros ilustres.
-OÍDO EN EL 1810-
Tic tac.
Que faltan dos semanas para la visita del presidente Andrés Manuel López Obrador, la primera ya en funciones, para conmemorar el 102 aniversario de la promulgación de nuestra Carta Magna, y aún no se sabe si cumplirá solamente con el acto solemne o realizará otras actividades.
Estaremos pendientes.
-¡PREEEPAREN!-
Iniciativa.
A favor de la consulta popular para la creación o no del municipio 19, solicitado por los vecinos de la delegación de Santa Rosa Jáuregui se declaró la diputada Fabiola Larrondo Montes, del Movimiento Regeneración Nacional.
La propuesta ya está en poder del Congreso.
A ver si pasa el filtro del PAN, que tiene mayoría.
-¡AAAPUNTEN!-
Cápsula del tiempo.
Interesante ese plan de depositar un recipiente con documentos y testimonios sobre la UAQ, con motivo de los 60 años de su autonomía. La abrirán en el centenario. Probablemente lo haga el eterno Álvaro Arreola, presidente del comité de la huelga de 1958.
Él sí que ya fue y regresó.
-¡FUEGO!-
Rescate.
Que los vecinos de Bernal apoyan la decisión de cobrar una cuota a los visitantes a La Peña para la conservación del monolito porque el abuso y el descuido han minado algunas zonas, como la terraza en donde acostumbraban hacerse días de campo. Los turistas se llevaban plantas y hasta piedras, como souvenir y nadie hacían naaada.