QUERETALIA
El pueblo de Querétaro no existía antes de la llegada de los españoles. Fue dicha población un asentamiento urbano ex novo, por traslado de lugar primitivo llamado Tlachco o Andamaxei, y más tarde La Cañada, donde habitaban chichimecas, en el que se avecindó el indio Conni y sus familiares otomíes provenientes del señorío de Xilotepeque. Ahí permanecieron por al menos cinco años sin contacto con los hombres blancos. Conni ya había estado antes en La Cañada comerciando con los chichimecas cuando menos dos veces antes de irse a vivir con ellos una vez que cayó el Imperio Azteca. Es decir, Conni conoció La Cañada antes de la llegada de los españoles a lo que hoy es el Valle de México.
Aunque el núcleo poblacional del Tlachco prehispánico no hubiera coincidido exactamente con el sitio donde se ubicaría el pueblo colonial de Querétaro, al momento de redactarse mercedes, composiciones de tierras, protocolos, litigios, relaciones y otros documentos virreinales, que bien pudo ser que sí, obvio es que los señores de Xilotepec, y particularmente los chichimecas, consideraban a Tlachco y al valle queretano como parte de su dominio ancestral.
Pudiera ser que Conni se fue a vivir definitivamente a La Cañada por el año de 1526. Ante la pregunta que se hacen las autoridades del municipio de El Marqués, Querétaro, sobre si festejan los quinientos años de la fundación de su cabecera municipal, denominada La Cañada, en el próximo año de 2021, yo me atrevo a sugerir ante las inconsistencias del acta fundacional de dicho lugar que mejor celebren cinco siglos de cultura en La Cañada, ya que cuando el comerciante Conni conoció ese sitio en los primeros años del siglo XVI ya lo encontró habitado por grupos chichimecas que vivían en las cuevas del lugar, desparramados como lo dice el propio Fernando de Tapia (Connie), pero al fin ocupado el sitio por ese grupo humano pame-chichimeca. Claro que Conni llegó en plan comercial a La Cañada mucho antes de la llegada de los españoles a lo que hoy es la Ciudad de México, como ya vimos líneas arriba.
¿Por qué propongo que se festejen los quinientos años de cultura en La Cañada en 2021 y no su fundación “a la española”? Porque si bien hubo habitantes viviendo de la recolección y la caza en sus cuevas desde 1446, esto no representó cultura, la cual sí se da cuando Conni les enseñó a los chichimecas de la región a sembrar chile, jitomate, frijol y calabaza, a partir de que los congregó –les quitó lo desparramados- y les invitó a vivir junto a doscientos otomíes que llegaron finalmente de Jilotepec ya casi para darse el contacto con los europeos de Hernán Pérez de Bocanegra y los de Maximiliano de Angulo y Juan de Oñate, los tres provenientes del reino de Michoacán a las órdenes dictadas por su jefe y gobernador Nuño de Guzmán.
El personaje más destacado en la fundación y colonización inicial de Querétaro fue el después cacique otomí Conni (Fernando de Tapia). El nombre usado comúnmente hasta ahora, es “Conín”, pero ello se debe a un error de transcripción del Cronista de Indias Antonio de Herrera. Hoy es más común que se refieran a Conni como Fernando de Tapia, pero David Wright decidió normalizar el nombre en todos sus trabajos poniéndolo como “Hernando de Tapia”, dejando “Fernando de Tapia” solamente en las versiones paleográficas donde se escribe así. La razón que tuvo David Wright para llamarlo preferentemente Hernando de Tapia fue que en las fuentes primarias estudiadas por él predomina la primera forma de escribir el citado nombre con “H” inicial. El escribano queretano que copió la “Información de méritos y servicios de Hernando de Tapia” en 1724, trascribió su firma como “Don Ernando de Tapia”, el equivalente fonético de Hernando.