ANTORCHA CAMPESINA
Dos cosas a mi juicio fueron destacables de lo acontecido en el evento del 5 de febrero, en Querétaro, en el que estuvo el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, el Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldivar Lelo de la Rea y el gobernador del estado, Francisco Domínguez Servién, entre otros funcionarios, para conmemorar el 103 aniversario de la promulgación de nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos: que se realizó precisamente en el majestuoso e histórico Teatro de la República, anteriormente llamado Teatro Iturbide, donde también entró en vigor nuestra Carta Magna el 5 de febrero de 1917, lugar en el que en 1854 se cantó por primera vez el Himno Nacional Mexicano, y en 1867 se realizó el consejo de guerra que enjuició y condenó al archiduque Maximiliano de Habsburgo y a sus generales Miguel Miramón y Tomás Mejía.
La segunda cosa destacable, fue la amena, ilustradora y didáctica clase de historia de México impartida por el presidente sobre la evolución de la vida pública de nuestro país, desde la Revolución Méxicana, aprendida seguramente durante su muy larga estancia en la facultad de ciencias políticas de la UNAM, en la que nos insistió que `han habido´ y `hubieron´ leyes centralistas pero que en su partido, Morena, están actualizando, `magínense´, la Constitución con nuevas reformas para convertir la corrupción en delito grave pues, “es la principal causa de la desigualdad económica y social”. Lo demás que se dijo es de poca valía. El Ministro, probablemente por la presencia de Santiago Nieto y tres magistrados amlistas más en la Corte, se mostró cuidadoso, más como parte del poder ejecutivo que de un poder independiente y de contrapeso. Hasta aquí, repito, es lo más importante, lo que sigue es más de lo mismo.
La Secretaria de Gobernación Federal, Sánchez Cordero en su intervención mencionó que para que haya una cultura de la legalidad es necesario contar con un Estado de Derecho, y que el presidente plantea esta tarea evocando: “Al margen de la ley nada, por encima de la ley nadie”. Que en su primer año de gobierno han ocurrido cambios profundos con las reformas estrictamente necesarias a nuestra carta Magna para dar sustento a los cambios que propugna la 4T como la extinsión de dominio, para contar con mejores instrumentos en el combate al crímen y a la delincuencia. Para crear la Guardia nacional para recuperar la paz y la seguridad en nuestro país. Pero, ¿cómo está eso de que al margen de la ley nada y por encima de la ley nadie? Entonces, ¿y Ovidio? ¿y Bartlet? ¿No es una violación a la ley y abuso de poder de López Obrador y Sanchez Cordero, querer imponer a Jaime Bonilla como gobernador de Baja California por cinco años, cuando los ciudadanos lo eligieron sólo por dos años?
Amlo, luego de su clase de historia sobre el papel que desempeñaron Madero y Carranza en la Revolución Mexicana; repitió que en una democracia el pueblo es el que manda; de su propuesta de reformas en las que propone la tipificación del fraude electoral como delito grave, que se debe castigar con cárcel sin derecho a fianza: “Nada de usar la copra de votos con el presupuesto, de relleno de urnas, etcétera. Habló también de elevar a rango constitucional la aprobación de los programas de salud, pensión a adultos mayores, a los discapacitados, estudiantes, etcétera.
Pero ¿quienes serán los acusados y quiénes los acusadores? Esto resulta muy peligroso si tomamos en cuenta que Andrés Manuel tiene bajo su control los tres poderes y la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF). ¿De cuál democracia habla? ¿No es delito electoral que el gobernador, Miguel Barbosa y el Instituto Electoral del Estado de Puebla (IEE), acuerden en lo oscurito negar el registro del Movimiento Antorchista Poblano (MAP), como partido político a pesar de haber cumplido con todos los requisitos legales, asambleas distritales y la asamblea constituyente para la elección de su mesa directiva? ¿A qué le teme? Y ¿por qué amenaza con perseguir y encarcelar a la dirigencia estalal antorchista que exige su derecho a ser partido político? Es esta la democracia y la Constitución que propone López Obrador, para vergüenza de los mexicanos, en el histórico Teatro de la República?
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