INGENIERÍA HUMANA
Existen muchos riesgos sobre el curso de un embarazo, ya sea en la etapa prenatal, perinatal y postnatal. La posible presencia de problemas de carácter hereditario, realmente son al azar, en cuanto a problemas congénitos, éstos, en la mayoría de los casos, se pueden prevenir, tal es el caso de la esquizofrenia.
Etiología y riesgos de la esquizofrenia. –
Jordi E. y Jordi Vicens-Vilanova, en el artículo “Etiología y signos de riesgo en la esquizofrenia”, publicado en el número 2, volumen 3 del International Journal of Psychology and Psychological Therapy, mencionan que una combinación de susceptibilidad genética y de factores de riesgo sería necesaria para la expresión del fenotipo esquizofrenia. En la actualidad, existen evidencias de un exceso de eventos perjudiciales durante el periodo prenatal y/o perinatal, presencia de signos
conductuales y neurocognitivos durante la infancia y la adolescencia y rasgos de personalidad esquizotípica en la mayoría de individuos con esquizofrenia.
Base genética de la esquizofrenia. –
I. I. Gottesman, en su libro “Schizophrenia Genesis: The Origins of Madness”, señala que el riesgo a desarrollar esquizofrenia está directamente asociado al grado de parentesco o de carga biológica compartida, esto es, los familiares de primer grado de un paciente esquizofrénico presentan un mayor riesgo de sufrir un trastorno del espectro esquizofrénico que la población general y que los familiares de segundo grado. A la par, es mayor el riesgo para los gemelos monozigóticos que para los dizigóticos.
Adopción de hijos de esquizofrénicos. –
Por otro lado, L. J. Ingraham y S. S. Kety, en el artículo “Adoption studies of Schizophrenia”, publicado en el número 97 del American Journal of Medical Genetics, comentan que cuando los hijos biológicos de individuos con esquizofrenia son adoptados, este riesgo sigue manteniéndose más elevado que el de la población general.
Descendencia de gemelos. –
Por su parte, I. I. Gottesman y A. Bertelsen, en el artículo “Confirming unexpressed genotypes for schizophrenia. Risks in the offspring of Fischer’s Danish identical and fraternal discordant twins”, publicado en el número 46 de los Archives of General Psychiatry, señalan que, además, se ha observado una mayor presencia del trastorno en la descendencia de gemelos discordantes para la esquizofrenia, independientemente de si el padre era el afectado o no. Los modelos de transmisión genética propuestos han sido los siguientes:
Modelo monogénico: El trabajo de N. Risch y M. Baron, “Segregation analysis of schizophrenia and related disorders”, publicado en el número 36 del American Journal of Human Genetics, postula que todos los tipos de esquizofrenia comparten el mismo gen, pero con distinto grado de penetrancia. El hecho de que sólo entre el 30% al 35% de la descendencia de los pacientes esquizofrénicos desarrolle la patología desacredita este modelo.
Modelo heterogenético: Acá, N. Mjellem y E. Kringlen, en el artículo “Schizophrenia: A review, with emphasis on neurodeveolopmental hypothesis”, publicado en el número 55 del Nordic Journal of Psychiatry, señalan que este modelo postula que la esquizofrenia consiste en varias patologías, cada una de ellas asociada a un loci mayor, que se transmite por herencia dominante, recesiva o ligada a cromosoma X. Aunque hasta hoy no hay datos a favor de este modelo.
Modelo poligénico: Para este modelo, R. F. Asarnow y colaboradores, en el número 58 de los Archives of General Psychiatry, publican el artículo “Schizophrenia and schizophrenia-spectrum personality disorders in the first-degree relatives of children with schizophrenia: the UCLA Family”, en el que se mantiene que la esquizofrenia resulta de la combinación de múltiples genes defectuosos, con eventuales interacciones con el ambiente. Este modelo postula que el riesgo a desarrollar esquizofrenia se puede ligar a un rasgo con una distribución continua, donde habría un umbral para la expresión clínica de la enfermedad. Al respecto, H. Tienari Pekka y colaboradores en “Genetic Boundaries of the Schizophrenia Spectrum: Evidence From the Finnish Adoptive Family Study of Schizophrenia” artículo publicado en el número 160 del American Journal of Psychiatry, indican que esta hipótesis explicaría el por qué se encuentran expresiones subclínicas en los gemelos y otros familiares de pacientes esquizofrénicos.
El medio ambiente. –
Dado que la herencia no puede explicar por si sola la esquizofrenia, se han tenido en cuenta factores ambientales en el origen de la enfermedad. M. T. Tsuang y colaboradores, en el número 40 del British Journal of Psychiatry, publican el artículo “Genes, environment and schizophrenia”, señalando que la importancia de estos factores queda demostrada, entre otros, por el hecho que en los estudios de gemelos monozigóticos discordantes para la esquizofrenia, las variables ambientales podrían estar determinando las diferencias interindividuales. Así, los modelos etiológicos actuales de la esquizofrenia proponen efectos aditivos y/o interactivos entre múltiples genes y factores ambientales.
Anomalías conductuales y factores ambientales. –
En base a observaciones realizadas antes de la aparición de las características clínicas de la enfermedad, se han registrado distintas anomalías conductuales y factores ambientales como:
PERÍODO PRENATAL
Mes de nacimiento.- Son numerosos los estudios epidemiológicos que han replicado la observación que, comparado con la población general, la esquizofrenia se asocia con un incremento del 5-8% de nacimientos en los meses de invierno y primavera, según lo reportan C. G. y colaboradores en el artículo “Schizophrenic birth seasonality in relation to the incidence of infectious diseases and temperature extremes”, publicado en el número 42 de Archives of General Psychiatry; T. D’Amato y colaboradores en su artículo “Saisons de naissance et psychiatrie. Etude retrospective d’une population hospitaliere” publicado en el número 17 de la Revista Encephale; E. F. Torrey y colaboradores en el artículo “Seasonality of birth in schizophrenia and bipolar disorder: a review of the literatura”, publicado en el número 28 de Schizophrenia Research; y, P. B. Mortensen y colaboradores en el artículo “Effects of family history and place an season of birth on the risk of schizophrenia”, publicado en el número 340 del New England Journal of Medicine.
Al respecto, Jordi E. y Jordi Vicens-Vilanova, señalan que parece claro que esta observación refleja la acción de un factor intrauterino que varía según la estación. Sin embargo, no se ha especificado aún cual es este factor, ya sean infecciones virales respiratorias, tratamiento farmacológico para estas infecciones, hábitos de apareamiento de los individuos portadores de genes de riesgo para la esquizofrenia, etcétera.
Urbanicidad. –
En el artículo de C. C. Pedersen y P. B. Mortensen, titulado “Evidence of a dose-response relationship between urbanicity durin upbringing and schizophrenia risk” publicado en el número 58 de Archives of Psychiatry, se menciona que se ha observado una mayor prevalencia de esquizofrenia en grandes áreas urbanas. Algunos autores como P. B. Mortensen y colaboradores, en su artículo “Effects of family history and place an season of birth on the risk of schizophrenia”, publicado en el número 340 del New England Journal of Medicine, señalan que incluso hallan un mayor número de gestaciones y nacimientos de pacientes esquizofrénicos en áreas urbanas. Como en el caso de la estacionalidad, tampoco está claro si este dato refleja una mayor exposición a otros factores como malnutrición, toxinas, infecciones, etcétera, que son más comunes en áreas urbanas.
Malnutrición Maternal. –
A finales de la Segunda Guerra Mundial los Aliados consiguieron abrir dos brechas en el río Rin, sin embargo, no pudieron capturar los puentes claves que conectaban Holanda con Alemania. Cuando los trabajadores holandeses del ferrocarril se posicionaron a favor de los Aliados, el gobierno alemán respondió imponiendo un severo bloqueo en el oeste de Holanda. El resultado fue el conocido “Invierno del Hambre” holandés, una severa hambruna en la región. E. Susser y S. P. Lin, en el artículo “Schizophrenia after prenatal exposure to the Dutch Hunger Winter of 1944-1945”, publicado en el número 49 de Archives of General Psychiatry; y, en el artículo “No relation between risk of schizophrenia and prenatal exposure to influenza in Holland”, que E. Susser y colaboradores, publicaron en el número 151 del American Journal of Psychiatry, utilizaron este desgraciado incidente para llevar a cabo un original estudio: el seguimiento de los descendientes de las mujeres embarazadas durante este período de hambruna para determinar el riesgo a desarrollar posteriores patologías mentales. Hallaron un mayor número de hospitalizaciones por esquizofrenia entre los descendientes de las mujeres que estaban en el primer trimestre de gestación durante dicha hambruna. Sin embargo, el estudio no permite descartar la existencia de otros factores de riesgo prenatales en estos individuos. Obviamente es muy difícil la réplica de este, puesto que se dio debido a unas circunstancias especiales.
Infecciones virales y esquizofrenia. –
¿Es posible que la exposición a un virus durante el embarazo pueda incrementar el riesgo para la esquizofrenia en la descendencia? S. S. Mednick y colaboradores en la realización de sus investigaciones publicadas en el artículo “Adult schizophrenia following prenatal exposure to an influenza epidemic”, en el número 45 de Archives of General Psychiatry, reportan que buscaron la respuesta a esta pregunta, para lo cual partieron de la epidemia de gripe A2 que barrió la ciudad de Helsinki en 1957. Se calcula que sufrieron la infección vírica unas dos terceras partes de la población. Estos investigadores determinaron el porcentaje de pacientes esquizofrénicos entre la población que se hallaba en el útero durante la epidemia y lo compararon con el de un grupo control. El estudio pretendía, además, observar si ciertos periodos del desarrollo fetal eran más críticos que otros y para ello se dividió la muestra en trimestres. Los resultados fueron que el riesgo para desarrollar esquizofrenia aumentaba significativamente en los descendientes de madres infectadas durante el segundo trimestre del embarazo.
PERIODO PERINATAL
Complicaciones obstétricas.-
En el artículo “On the nature and mechanisms of obstetric influences in schizophrenia: a review and synthesis of epidemiologic studies”, de T. D. Cannon, publicado en el número 9 de International Review of Psychiatry; y, en el artículo de T. F. McNeil y colaboradores, titulado “Obstetric complications and congenital malformation in schizophrenia”, publicado en el número 31 de Brain Research Review; podemos leer que la esquizofrenia se ha asociado frecuentemente con un aumento de las complicaciones obstétricas (CO). Así, en el artículo de J. R. Geddes y S. M. Lawrie, titulado “Obstetric complications and schizophrenia: a meta-analysis”, publicado en el número 167 del British Journal of Psychiatry, encontramos estos problemas en aproximadamente el 20% de las historias clínicas de los sujetos esquizofrénicos.
De acuerdo a la investigación de McNeil, también se ha demostrado que los sujetos que han sufrido CO tienen un 50% más de probabilidad de desarrollar un trastorno del espectro esquizofrénico que los que no han sufrido dichas alteraciones. El impacto de las CO también ha sido evaluado en los estudios de gemelos discordantes para la esquizofrenia, donde se ha hallado mayor incidencia de CO en el gemelo afectado.
INFANCIA
Alteraciones motoras. –
En un ingenioso estudio, E. Walker y colaboradores, reportado en el artículo “Childhood precursors of schizophrenia: Facial expressions of emotion”, que se publicó en el número 150 del American Journal of Psychiatry, se menciona que se utilizaron grabaciones de video caseras en familias con hijos esquizofrénicos como medio para observar la presencia de marcadores en la infancia de esquizofrenia. Esta serie de estudios mostró que los niños pre-esquizofrénicos presentaban un mayor número de alteraciones neuromotoras comparado con los sujetos control. Esta motricidad anómala de los individuos pre-esquizofrénicos durante la infancia, principalmente movimientos coreiformes y poca destreza motora, también se han relacionado con un aumento del tamaño ventricular en la edad adulta. En la misma línea, se ha descrito el retraso en el desarrollo de ciertas habilidades motoras como el control postural, sentarse y caminar en individuos con alto riesgo para la esquizofrenia, sujetos cuyos padres están afectos de esquizofrenia. Según se puede ver en el artículo de B. Fisch y colaboradores, titulado “Infants at risk for schizophrenia: sequelae of a genetic neuointegrative defect”, publicado en el número 49 de Archives of General Psychiatry; y, en el artículo de J. Marcus y colaboradores, titulado “Children at risk for schizophrenia: The Jerusalem infant development study. II. Neurobehavioral deficits at school age”, publicado en el número 50 de Archives of General Psychiatry.
Alteraciones neuropsicológicas. –
La presencia de alteraciones neurocognitivas en pacientes esquizofrénicos está muy bien documentada, como lo podemos ver en el artículo de J. J. Blanchadr y J. M. Neale, titulado “The neuropsychological signature of schizophrenia: Generalized or differential deficit?”, publicado en el número 151 del American Journal of Psychiatry, ya sea en pacientes crónicos, de primer episodio, e incluso en pacientes que nunca han tomado antipsicóticos Sin embargo, aunque parece poco probable, estos estudios no descartan la posibilidad de que la existencia de disfunciones cognitivas no esté determinada por la presencia de síntomas clínicos como trastornos formales del pensamiento. Los únicos estudios que permiten demostrar que el trastorno neuropsicológico antecede a las manifestaciones psicopatológicas son los estudios retrospectivos y los estudios longitudinales prospectivos. En conjunto, los estudios retrospectivos reportados por P. Jones y colaboradores en el artículo “Child development risk factors for adult schizophrenia in the British 1946 birth cohort”, publicado en el número 344 de la Revista Lancet; y, prospectivos, convergen en demostrar que existe un descenso en la capacidad intelectual y funciones neurocognitivas, especialmente en el procesamiento de la información, como se mencionan en el artículo “Neuropsychological assessment of young people at high risk for developing schizophrenia compared with controls: Preliminary results of the Edinburgh High Risk Study (EHRS)”, de M. Byrne y colaboradores, publicado en el número 29 de la revista Psychological Medicine.