LA APUESTA DE ECALA
Para 1970 el presidente municipal Antonio Calzada Urquiza se inquietaba por la carta recibida por parte del presidente de la república el Lic. Luis Echeverría Álvarez, quien le solicitaba de manera exacta el número de habitantes, la superficie total de población, las empresas a asentarse en el municipio y que le explicara con detalle que acciones venía realizando el municipio acerca de la alineación al plan nacional industrial, mismo que ya había dejado caer el presupuesto del Banco Interamericano de Desarrollo, por más de 8 millones de dólares.
Además de la exigencia de la información —que para aquellos años un proyecto de esa naturaleza le llevaría por lo menos unos 12 meses realizarlo— le solicitaba realizarlo a la brevedad posible, y con un acercamiento a la verdad lo más alto posible, debido a que se avecinaba una visita de varias embajadas y quería ofrecerles esta región como garantía de inversión.
Así el presidente municipal reunió a varios expertos, entre ellos al Ing. Javier Olguín Villegas y a varios expertos en topografía y datos, para que agilizarán este proyecto.
Con 140 mil habitantes, el municipio aún con una densidad de cien habitantes por hectárea, y se contaban con una superficie de 1 390 de ellas —que es baja esta densidad— el llamado pueblito se encontraba a 14 kilómetros de distancia y aún pareciera una zona rural, 18 kilómetros hacia Santa Rosa Jauregui y el total de distancia de los arcos separa a la ciudad de Hércules.
Distancias que para este municipio eran lejanas, y por más que el presidente municipal Calzada trataba de ver un beneficio, no le alcanzaba para más información para la exigencia de presidencia de la república.
Un par de inversionistas le daban dolores de cabeza al presidente Calzada, José Roiz González y Jesús Ruiz García, quienes fundaron la inmobiliaria Casas Modernas de Querétaro, quienes ya les habían echado el ojo a los terrenos ejidales de las tierras de cultivo de la ex hacienda de las Rosas, y a lo que después le pondrían el nombre de Los Fresnos, unas ciudades anexas al centro histórico que trataban de alinearse al plan nacional de vivienda del propio Luis Echeverría.
El presidente de la república buscaba que Querétaro —si estaba alineado al plan nacional industrial de los años 50´s— también tuviera un crecimiento de casas y vivienda, que dignificaran a quienes llegarían a las industrias y que no fueran mandos altos —porque a ellos ya se les había construido la colonia de Cimatario—.
Por ello la exigencia del reporte y la veracidad de los datos.
Cuando el reporte llegó a presidencia de la república, Luis Echeverría se quedó atónito con el número de hectáreas que se podían tomar en cuenta, no solo para su plan de vivienda, sino para las zonas industriales, sabedor de que grupo ICA —Ingenieros Civiles Asociados— ya tenía tiempo considerando construir parques industriales, sin el apoyo de la federación y algunas trabas del gobierno del estado, les resultó casi imposible llevarlo a cabo.
Ya en 1966 grupo ICA había ideado realizar una serie de casas para los mandos altos de las industrias recién llegadas, pero que ya no consiguieron terreno en la Cimatario—que se había saturado— así que fundan Administración Inmobiliaria, otra empresa que ya había comprado terrenos en la ex hacienda de Carretas, Colinas del Parque, entre algunos, y que ocuparían los terrenos que en 1960 habían comprado a un precio bajo para la construcción de industrias, pero que varios gobiernos municipales no los dejaron llevar a cabo, así que construyen casas inmensas a precios altos, con esto lograron colocar superficie de vivienda, para los mandos directivos de varias empresas asentadas ya.
Cabe recordar el pleito verbal que tuvieron los de ICA con el ayuntamiento, porque compraron terrenos a precios bajos a los campesinos, y esperaron la especulación del suelo porque se construía la carretera México-Querétaro en su tramo, y que disparó el precio de los terrenos en esas zonas más de 20 veces su valor inicial. El municipio alegaba una especulación forzada por parte de ICA y, por el contrario, los ingenieros alegaban “buen ojo de negocios”
Al ver que Querétaro estaba en el proceso de construcción de varios terrenos y bajo una visión a futuro, con grandes estudios de uso de suelo y profesionalización de los sistemas de compra, los hermanos de apellido Torres Landa adquieren una superficie cercana al pueblo de Jurica, pero que ya desde los ejidatarios le habían considerado al gobernador González de Cosío una extensión de territorio urbano para la ciudad de Querétaro —y que les fue negada a los campesinos—.
Se buscaba el rescate de la antigua ex hacienda, redescubriéndola y construyendo un lujoso hotel, que se buscaba atrajera a toda la ciudad de México—llegó a ser tan importante que las estrellas nacionales lo visitaron por lo menos una vez al año en aquellos tiempos— campos de golf e hípicos.
El proyecto incluía las tierras de la ex hacienda de los González Jáuregui: Juriquilla, pero esto no fue posible sino hasta los años 80´s, naciendo provincia Juriquilla y que requería de una universidad para detonar el polo habitacional —así llega UVM 1988—.
Ya Jurica representó un proceso complicado, porque los hermanos Torres Landa venden a una inmobiliaria de apellidos Bustamante el total del proyecto, quienes los compradores por cuestiones fiscales son embargados y adherido el proyecto a SOMEX, quien vendería a Banamex el total de los terrenos… ¡pero vino la nacionalización de la banca y todo se paró!
El presidente municipal Calzada continuaba esperando noticias de presidencia de la república acerca del reporte enviado, quien en poco tiempo mandaron a un desarrollador para que le explicara porque se reportaban algunas comunidades dentro del municipio y que parecían de escasos recursos.
Así las poblaciones de El Salitre y Santa María Magdalena se miraban como focos de importancia —por el número de hectáreas con las que cuentan— y que se adecuaba al plan nacional de vivienda, porque desde la perspectiva de los terrenos, se parecían en mucho a aquellos urbanizados de tipo rural con éxito en la ciudad de México.
El reporte entregado por el Arq. Calzada a presidencia incluía los terrenos medidos de los centros de mayor importancia del municipio.
La Alameda con una extensión de 10 hectáreas, el Cerro de las Campanas con 50, el recién Club Campestre con 113 de ellas —que se construye con apoyos federales del presidente Adolfo Ruiz Cortines y que el gobernador Octavio S. Mondragón construyó los primeros edificios— el albergue del CREA con 3.5 hectáreas y la plaza de toros con 2.20 hectáreas, por citar algunos.
Reportó 4 mil vehículos de motor, con una población de 140 mil habitantes y un problema grave: la invasión de predios de la antigua hacienda de Casa Blanca —1971— donde 300 campesinos comandados por el Mtro Humberto Serrano de la Confederación Agrarista que había realizado las obras en una descarada afrenta a los propietarios de aquellas hectáreas. Para los siguientes años ya eran más de 2 200 campesinos los asentados en aquellas tierras y bajo marchas y mítines procuraban la regularización de los predios, un dolor de muelas para el municipio.
Para terminarla de construir, llamaron a esta colonia María Esther Zuno de Echeverría —la esposa del presidente de la república— acto que a presidencia en nada le cayó la acción y de inmediato obligaron a desistir de este nombramiento.
El municipio de Querétaro que se alineaba al plan nacional industrial se rediseñaba hacia lograr atraer a los inversionistas, pero la llegada de Echeverría al poder podía colapsar un crecimiento económico que se veía desde 1954, las políticas públicas de presidencia pareciesen más populares, que pensadas en el crecimiento de focos de atracción de inversionistas y eso a Calzada le tenía preocupado.
Presidencia de la república obligaba al Banco de México a extender el crédito para financiar déficits fiscales —una acción parecida ya la había vivido Calzada cuando delegado del IMSS antes de ser presidente municipal se percató de la misma política— y que a la postre traería crisis financiera al país —1976—.
Por ello los inversionistas deberían de tener un piso de inversión adecuado, para que lograran no solo dar apertura a sus empresas, sino desarrollo y sustentabilidad.
Echeverría hace una jugada maestra que cambiaría todas las perspectivas de quienes le detentaban como un excelente jurista y un pésimo presidente: realizó una reunión con todos los rectores a nivel nacional de las universidades, mismas que le darían datos, información, investigaciones y todo aquello que tuviera que ver con hacer crecer las regiones en donde estaban asentadas las instituciones.
Así, les solicita a la ANUIES un estudio sobre demanda de educación superior, la pertinencia de los programas, siendo el resultado que era necesaria la apertura de otra universidad —naciendo así la Universidad Autónoma Metropolitana— una universidad libre y promotora de carreras de arte y humanidades, con ello el presidente lograba calmar los ánimos universitarios que le comenzaban a dar dolores de cabeza —y la suspicacia de que había sido el culpable del 2 de octubre del 68—.
Se pensó de inicio que Echeverría sacaría a la recién UAM hacia algún estado —siendo Querétaro el foco de atención— pero de inmediato el Tec Regional y la UAQ demostraron que no era necesaria la llegada de otra institución, porque la cobertura estaba atendida en el estado.
«Sí, bajo su perspectiva local» dijo presidencia.
Ya desde varios años atrás varias universidades particulares deseaban asentarse en Querétaro porque veían los planes de crecimiento en un lugar próspero y con un futuro netamente industrial, pero tanto el gobierno del estado como el municipio, no tocaban el tema.
Ya varios acercamientos de industriales de Vidriera y de Coca Cola habían tenido pláticas con el municipio para lograr tener algún terreno y traer al Tec de Monterrey —quien apenas comenzaba su plan de expansión en 1967 desde la sultana del norte— y esta ciudad pareciera atractiva para lograr capacitar a los mandos altos de diferentes industrias.
Para 1972 la visita de Echeverría a inaugurar ciudad universitaria de la UAQ y la zona industrial Benito Juárez le daría al presidente de México una visión de lo que ya era Querétaro y lo que buscaba hacer.
En el discurso del presidente mencionó a su amigo Emilio Gómez Camacho —presidente de CANACO Querétaro— parafraseando aquella visita del comerciante queretano a la cámara de comercio de USA en 1969:
«El comercio en Querétaro tiene una función desde sus orígenes, busca una distribución equitativa, nos encargamos de que los productos lleguen al mayor número de personas, desde su sitio de origen hasta los mercados que atienden» Una visión de logística que aún este municipio no comprendía.
Dentro de la parte del propio discurso, Echeverría dejó enfática la intención de lograr acelerar a Querétaro en mayores empresas para que se asentaran en un dinamismo solo visto en Monterrey y eso, por la cercanía del vecino país del norte.
CANACO a partir de estas fechas se dedicaron a mostrar al municipio —principalmente— como el mejor sitio de inversión de la república mexicana —una vez la venia de presidencia de la república— y se realizaron campañas de visita a industriales, empresarios, manufacturas y centros de producción de todo tipo, desde textiles hasta comida.
¡Una inmensa mayoría de las empresas del país supieron de la existencia de Querétaro como centro de privilegio gracias a la Cámara de Comercio!
Así, el acompañamiento entre gobierno, municipio y cámara de comercio logró sentar las bases de un desarrollo, sí alineado a un plan de desarrollo industrial, pero que tenía la necesidad de echarlo a andar con acciones, y es como CANACO Querétaro, le da un estilo que gustó a nivel nacional e internacional.
Para 1972 había en Querétaro 26 grandes empresas de capitales nacionales e internacionales, y CANACO agremiaba a más de 800 comercios, mismos que surtían de servicios a etas industrias, generando una cadena de ganar en ambos lados.
Así Querétaro continuó con su acelerado crecimiento, resolviendo problemas de tipo social y de convivencia con “quienes llegaba de afuera”, teniendo una partura cada vez marcada hacia el desarrollo de una entidad, que como fue diseñado el plan nacional de desarrollo industrial en 1943, les daba una garantía a los inversionistas:
«Tú puedes invertir tu capital en cualquier lugar de la república, pero en Querétaro encontrarás lo que tu familia necesita, lo que tu empresa requiere y un nivel de vida que pocas ciudades te logran ofrecer, así que ¿Qué esperas?
Dictaba la carta de presentación de CANACO Querétaro a industriales de todo el país.