POLÍTICA Y FICCIÓN
Con el resurgimiento de los movimientos neo-facistas muchos políticos alrededor del mundo hablan de una agenda homosexual y feminista que tiene fines siniestros. Con ese discurso Bolsonaro en Brasil, Trump en Estados Unidos y Jean Marie La Pen en Francia han enarbolado la causa ultraconservadora para avanzar sus carreras políticas. Siguiendo esos ejemplos en Querétaro la diputada local por el Partido Acción Nacional, Elsa Méndez, ha hecho de la oposición a los derechos de las mujeres, las familias diversas y de la comunidad de la diversidad sexual la piedra angular de su incipiente carrera política sustentando su meteórico avance en la política queretana y nacional en una ideología que le permite modificar la realidad en cualquier momento.
Conocer las creencias fundamentalistas de la ultra-derecha es la clave para entender a Elsa Méndez. Su actuación la ha catapultado al frente del panismo estatal, sorprendiendo a algunos que tal vez esperaban que desapareciera de la escena política después del ridículo que causo su definición de homofobia como miedo a las alturas o de su enfrentamiento con figuras importantes al interior del PAN como Luis Bernardo Nava, presidente municipal de Querétaro y Miguel Angel Torres Olguín, lider panista en el Congreso local. Es evidente que incluso quienes no comparten sus posturas políticas han aprendido a no subestimarla, aun cuando no han entendido como detenerla. El hecho de que la tenga sin cuidado el contenido de la legislación o que sus comentarios puedan ser desmentidos con facilidad, no significa que no sea astuta, que no sea inteligente y que no sea rápida para reaccionar, sin embargo, sus compañeros de bancada y sus adversarios políticos parecen no comprender que su radicalismo ideológico no debe ser confundido con estupidez.
En este momento ningún otro legislador de la LIX Legislatura es tan completamente un producto de la derecha reaccionaria; ella se ha convertido en la alternativa ultra-conservadora porque presenta en su discurso un testimonio de fe aparentemente auténtico, tiene recursos económicos propios y ha sabido asociarse con grupos calificados en varios medios internacionales como neo-facistas que le dan el escaparate adecuado. Un momento clave en su evolución política, es su relación con el argentino Agustín Laje Arrigoni quien es ampliamente reconocido por sus posturas extremas en contra de los derechos humanos de las mujeres, las familias no tradicionales y la comunidad de la diversidad sexual y quien ha afirmado que el feminismo apoya la causa de la pedofilía. Es el generador del término “homosexualismo ideológico” y un ávido defensor de la dictadura militar que gobernó Argentina entre 1976 y 1983.
Elsa Méndez constantemente dice cosas que parecen absurdas para un público educado liberal, pero que para una persona inmersa en la derecha ultra conservadora evangélica o católica, tiene mucho sentido. Ella ve al Estado desde sus creencias y no desde la ley y está tratando de inyectar su versión de la realidad social en una política pública excluyente de la mano de otros funcionarios del gobierno estatal que comulgan con su postura como el Coordinador de Asuntos Religiosos del Gobierno estatal, Alán Ignacio Sánchez Gallardo y la ex-presidenta municipal, ex-diputada y actual funcionaria estatal Carmelita Zúñiga.
De la mano de su esposo, Juan Barrios, quien es su inseparable asesor político, Elsa ha hecho de la oposición al matrimonio homosexual, al reconocimiento a las familias diversas y la despenalización del aborto su principal causa. En múltiples plataformas ha señalado a la homosexualidad como una aberración que se puede curar, ha advertido que la aprobación del matrimonio igualitario es el primer paso para reglamentar la pederastia y que la educación sexual integral llevarán a los pre-escolares a ser adoctrinados en prácticas homosexuales. Es precisamente su aparente compromiso ideológico lo que la ha vuelto atractiva para los movimientos de ultra-conservadores ya que no tiene miedo de decir cosas que probablemente piensen otras personas que la apoyan, pero que son demasiado débiles para expresarlas.
Su evidente desprecio por los derechos y las libertades humanas protegidas por la Constitución la ha sumergido en una maraña de procesos legales promovidos por activistas defensores de derechos humanos. Estas denuncias han resultado en recomendaciones y resoluciones por organismos reguladores que ella abiertamente no solo ha expresado que no acatará sino que han tenido como colofón amenazas y denostaciones por parte de la Diputada Méndez en contra de quienes dirigen las instituciones responsables de sancionar la actuación de funcionarios públicos, como ocurrió con la Presidenta de la Defensoría de Derechos Humanos de Querétaro, Roxana Ávalos.
Elsa Méndez se opone al avance de los derechos de las mujeres en una evidente contradicción ya que el simple hecho de ejercer una carrera política es opuesta al rol de esposa, madre y cuidadora que pretende imponer a otras mujeres. Su adoctrinamiento por personajes como Agustín Laje y Nicolás Marqués en contra de los movimientos sociales por los derechos de las mujeres le impiden distinguir que ella misma goza de los resultados de la lucha feminista, como es la reforma en materia de paridad electoral que le permite ocupar una curul, al mismo tiempo que busca imponer medidas regresivas a los avances logrados en el ejercicio del libre desarrollo de la personalidad y la plena autonomía basada en una interpretación cuasi teológica de la sociedad.
Elsa Méndez constantemente ocupa los titulares de los periódicos locales y nacionales por su hábito de hacer declaraciones equivocadas y afirmaciones demostrablemente falsas que han plagado su labor legislativa. La diputada aparentemente dice cosas sin pensar en las consecuencias y que le han permitido destacar en el Congreso local, dejando muy atrás en la carrera por los reflectores a sus 24 co-legisladores. Su mensaje discrimina, pone en riesgo la seguridad de las personas e incita al odio, sin embargo, de la manada panista es actualmente la mejor posicionada para seguir avanzando en la ruta política. Eso es muy peligroso y nos debería preocuparnos a todos y todas.