Desde los Balcones
Esta será la semana que empieza en viernes
Nuestro país parece apostar, en todo esto, por poder cambiarse sus calzones de manta. Eso parece hacer nuestra diplomacia de última hora.
¿No habrá mayor acontecimiento mundial, que la toma de protesta y acceso al poder en EU de Donald Trump? Parece que así será.
Sin embargo están y estamos equivocados, por un lado, quienes así presentan las cosas y, por el otro, quienes lo aceptamos sin el menor análisis de la extendida y compleja realidad mundial; en primer término, el centro nuclear de la crisis imperialista.
Otra incógnita política que nadie analiza o se hace de manera confusa, confundiéndola con sus manifestaciones electorales y post electorales, estriba en el desciframiento de las causas que orillaron a la sociedad norteamericana, al sistema de poder, a las finanzas y al aparato de inteligencia y militar a dejarse arrasar por la retórica inconexa, virulenta y errática de un personaje que frisa los 70 años, sin antecedente alguno político, procedente surgido de los estratos inmobiliarios y que más contribuyeron con sus especulaciones a detonar la crisis del 2008, np sin que antes este aparato de especulación financiera fuera parte fundamental de otros ciclos de periodización de las crisis económicas.
Ninguna personalidad política, por más carismática o anti carismática que se vea, puede resolver a base de desplantes discursivos y gesticulaciones corporales una crisis que resulta y es congénita al capitalismo, por las contradicciones que conlleva la apropiación de trabajo vivo y la valorización acrecentada, cada vez, del capital invertido en medios de trabajo, siendo aquél trabajo acumulado que tiende a sustituir al segundo, pero cuya productividad no hace crecer proporcionalmente el nuevo valor de la producción, como tampoco los beneficio alguno, como no sea especulativo, del capital financiero acumulado.
UN desequilibrio gigantesco entre el poder del capital financiero mundial y el aparato industrial de las diferentes ramas de producción que, a su vez, también soportan la genérica contradicción capitalista del espectro solar en que se mueven las bolsas de valores.
Donald Trump y su equipo, padecen, por su parte, el enorme daltonismo que produce la inmediatez del dinero y su sofisticada forma de valorización accionaria que inocula a ls círculos bancarios y crediticios del mundo entero.
Uno de sus enormes equívocos contra si mismo y contra el sistema que parece y dice representar, estriba en la exigencia de que los capitales monopólicos industriales regresen con sus establecimientos y factorías a fin de restablecer el empleo cuantitativo, ignorando que ha sido esa composición orgánica creciente del capital, lo que orilla a la desocupación y la prescindencia y ahorro del trabajo vivo, fenómeno que es concomitante por y los altos rendimientos de esa menor porción utilizada de trabajo vivo altamente intensificado por la automatización y la robótica en que se han diluido y simplificado múltiples y complejos procesos manufactureros.
Trasladar estas cuestiones al ámbito de la circulación del capital y al comercio está de moda en el mundo occidental principalmente, de ahí el choque de mercados y ña guerra por los beneficios apresurados y descomunales a que lo empuja el torrente capitalista pr encima de la ganancia media de las fuentes donde se genera el valor de toda producción.
Lo anterior es como la dialéctica hegeliana que, siendo idealmente objetiva, se confundió no obstante con la realidad hipostasiando a ésta con categorías abstractas, conceptos y leyes al gusto y conveniencia de quienes tienen el poder económico y político en sus manos, pero no la historia.
No le costará mucho trabajo a Europa, a China, en el Oriente Medio uy en Rusia, poner de manifiesto como camina de forma alrevesada la crisis del capitalismo, confundiendo al mundo con una Torre Trump de la 5ª. Avenida de Nueva York o cualquier otro enclave inmobiliario de las zonas más privilegiadas y placenteras donde el dispendio internacional pinta la vida color de rosa.
Pero el acontecimiento mundial será este: la Toma de Protesta del poder de Donald Trump y, como trasfondo, quienes asistan y se hallen ausentes en dicho acto de relumbrón, entre ellos pudieran no estar presentes Hollande, de Francia; quizá tampoco el Presidente Chino y, acaso, el mismísimo Putin, de Rusia, entre otras figuras claves de la política mundial; todo ello apenas nos dará los primeros síntomas de la gravedad del paso dado por la política norteamericana.