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Tras siete temporadas, 91 episodios y muchos premios, “Orange is the New Black” llega a su inevitable fin. Una de las producciones más importantes y longevas de Netflix que pasó de ser una gran comedia a un instrumento de denuncia del sistema penitenciario de Estados Unidos.
La aventura de “Orange” comenzó con una ingenua Piper Chapman (Taylor Schilling), que tras servirle a su novia como narcotraficante, queda recluida en una cárcel de mínima seguridad, en donde conocimos a gran cantidad de reclusas con todo y sus dramáticas historias, las cuales a pesar ser una ficción, no sería nada raro que estén inspiradas en casos de la vida real; con más de una te podías identificar.
Por supuesto que hubo quienes sobresalieron, tal es el caso de Suzanne (Uzo Aduba), también apodada en la serie “Crazy eyes”. Con su brillante interpretación de una reclusa con desorden mental, que le ha impedido obtener la madurez de una persona de su edad, saltó a la fama y se adueño de gran cantidad de los más prestigiados reconocimientos de la industria de la televisión. Posiblemente el personaje más memorable y conmovedor de la serie.
A pesar del dramatismo que implica estar en prisión, los realizadores se encargaron de nunca quitar el lado cómico acompañado con una gran historia: ¿Cómo y cuándo saldrá Piper (la protagonista)?
Evolución del personaje
A través de las siete temporadas que presentó “Orange” pudimos ver a la mayoría de los personajes transformarse en lo que la cárcel los obligaba a ser, desde cabecillas de pandillas, pasando por “mulas” y acabando en organizadores de motines. Los productores nos obligaban a cuestionarnos si las delincuentes al final de cuentas eran víctimas de las circunstancias. Cada quien tendrá su respuesta.
Hablemos de la última temporada (habrá spoilers)
La misma existencia de la séptima temporada podría ser cuestionado por más de uno, pues en la sexta se da el cierre de la historia principal; Piper logra salir de prisión, y con ello, en realidad no hay hacia dónde más ir.
Así pues, en estos nuevos capítulos se aborda –muy por encimita- la vida post-cárcel de Piper y parte e su readaptación a la sociedad, esto mientras seguimos a parte de las otras carcelarias.
Quizá la gran crítica que tengo sobre esta última temporada es que realmente no tiene historia ni objetivo, la serie navega sin ninguna bandera y la comedia se deja de lado para centrarse en el drama y convertirse en mera protesta sobre el mal sistema penitenciario de Estados Unidos, sus injusticias y que al final de cuentas lo único que les interesa es ser rentable y no la vida humana. Todo eso está bien, es cierto que se tiene que visibilizar, pero no dejando de lado la historia.
Afortunadamente los productores decidieron que no hubieran más temporadas para darle un cierre digno cuando todavía se podía. Es entretenida, sí, pero la historia es todo. ¡No es un documental! Se necesita tener un objetivo, no ser meramente un instrumento de denuncia. Habiendo dicho lo anterior, esta última temporada será del agrado de los fans que la han seguido desde el 2013.
Paréntesis cultural
La saga de “Rápido y Furioso” no para y ahora presenta su primer spin-off. Parece broma que todo comenzó con un par de carreras clandestinas con autos tuneados y ahora agrupa a los actores más taquilleros del momento en una extravagancia de acción. Los productores mismos afirmaron que los proyectos están lejos de acabar, y que no descartan que la franquicia se expanda, inclusive, al espacio.