VENENO PURO
Una vez más el nuevo gobierno –próximo a cumplir su primer semestre sin que la transformación anunciada sea algo más que palabras-, asume la comisión de delitos, incluso con ribetes legales por la complacencia y las concesiones de las administraciones antecesoras, pero no presenta a los culpables sino señala, genéricamente como si se tratara de una farmacia del doctor Simi, a distintos grupos de empresarios, como antes lo hizo con los periodistas, huachicoleros y funcionarios de PEMEX.
Recuerdo cuando Andrés Manuel López Obrador, en condición de opositor fogoso, reclamaba la manera cómo se ocultaban las alianzas soterradas entre los poderosos inversionistas y los poderes públicos, sobajados y marginados hasta la ignominia, aduciendo que tal era el numen de la “mafia en el poder” que impedía, al proteger solo sus intereses, el desarrollo equitativo del país sembrando pobreza ajo el esquema del fatal neoliberalismo que nació con de la madrid y se extendió con salinas y zedillo –sobre todo éste-, en niveles de franca sumisión ante la Casa Blanca… esto es cuando aún Los Pinos, a imitación de aquella, era la residencia oficial. Un cambio significativo, alegan los admiradores del presidente.
Lo mismo sucedió con la lista de periodistas mercenarios que, según dijo el mandatario, substraían recursos de las instituciones públicas sin el menor pudor; lo hizo como una especie de advertencia y le salió el tiro por la culata al aparecer el nombre de Elenita Poniatowska, adoradora de Andrés Manuel además de sus excepcionales virtudes como escritora, como beneficiaria directa de cinco millones de pesos obsequiados a ella por la administración predecesora y ahora acaso desviados por otra ruta para evitar la confrontación.
Para quienes, de ninguna forma, estamos inscritos en las listas del oprobio hubiera sido un remanso que se señalara, con pruebas, a los recipiendarios de los embutes grotescos sin importar niveles no otra clase de compromisos; se habrían terminado, de una vez por todas, las infames generalizaciones de los “perros de caza”, perdón, de los radicales quienes defienden al mandatario en curso para exaltarlo más allá del juicio de los vulgares mortales, es decir todos nosotros, informadores o no.
Y si nos vamos unas semanas atrás igualmente se dio cuenta de los huachicoleros que habían causado daños millonarios a PEMEX… sin dar un solo nombre para iniciar los debidos procesos bajo el alegato de que el robo a la nación, como en este caso, no se consideraba un delito grave trastocando el espíritu de la ley. Y se salvaron grotescamente hasta hoy pero no sin servir el hecho para extender calumnias e infundios insostenibles sin la menor disculpa posterior, como en mi caso, tratando con ello de amedrentar a los pocos críticos que quedamos.
Y así ha sido en todos los terrenos. Diría que poco interesan las desviaciones si desconocemos y no se castiga a los culpables. La justicia no solo consiste en señalar los delitos sino de aplicar las debidas coerciones. Igual que cuando hablamos de corrupción.
La Anécdota
No es extraño que USA haga lo que quiera bajo el mando de cualquiera de los mandatarios fugaces, siempre lo han sido, quienes han habitado la Casa Blanca por breve período, cuatro, seis u ocho años según sean las reelecciones o, como en el caso de Nixon en 1974, los retiros bajo presión, e incluso los asesinatos. Hay una gama de posibilidades.
Quizá por ello, ahogados en su prepotencia, USA impuso unilateralmente aranceles a nuestro jitomate –esencial para el guacamole que tanto entusiasma a los estadounidenses-, creyendo que, como siempre, no responderíamos; pero esta vez fue distinto. México buscó la alianza con Canadá para seguir el ejemplo de China y en busca de la reciprocidad. El anaranjado Trump no perdió el sueño con ello instalado dentro de las doradas paredes de su edificio de Nueva York o de la White House a la que tendrán que exorcizar cuando se vaya el “pato” Donald de allí.
Pero me aseguran que las posibilidades para la reelección del mandatario antimexicano están creciendo. La xenofobia avanza como el Sida.