Por: Sergio A. Venegas Alarcón
SÁBADO DE GLORIA…
Con las orejas de su último toro, “Coquetón” , marcado con el número 44 de La Estancia y 530 kilos y cuarto de la tarde, Ignacio Garibay –bugambilia y oro- escuchó Las Golondrinas, dio la vuelta al ruedo con el ganadero Alejandro Martínez y se despidió, en hombros, de Juriquilla.
Triunfador de ésta como de tantas tardes, ya le había tumbado un apéndice a “Cabal”, nombrado así en su honor, un cárdeno bragado con el número 30 y 618 kilos en los lomos, al que saludó con magistrales verónicas. Inspirado estuvo Nacho, lo mismo con el capote que la muleta, igual con la mano derecha que con la izquierda y firmando con estocadas, como gran matador.
Toreó en redondo, sacándole todo el provecho a sus nobles y bravos rivales. De rodillas o en pie, con chicuelas, dosantinas, naturales de ensueño, ayudados de derecha en el centro del ruedo y remates de pecho, mostró su poder y valentía, dejando el sabor de un adiós prematuro, en plenitud.
Con tres puestas y tres puertas grandes en la Plaza México, León y Juriquilla, a ese terno bugambilia y oro le van a quedar a deber muchas corridas, aunque lleve 345 su dueño, porque el domingo próximo se corta la coleta en la Feria de Aguascalientes, lidiando un encierro de Barralva al lado de Sebastián Castella y Sergio Flores.
Con Castella, que se fue en blanco, alternó el sábado. El francés, en lila y pasamanería negra, lidió lo peor del lote, permitió abusos en la pica y salió con la mirada puesta en la arena, mientras Fermín Espinosa Armillita IV, de purísima y oro, que le cortó dos a su segundo, salía en hombros con Garibay.
Público conocedor el de Juriquilla, aplaudió lo bueno y protestó lo malo, premiando con palmas a toreros, banderilleros y picadores, y reclamando desaciertos del juez Manuel Garrido que estaba más atento a su celular que a la fiesta y dejó pasar los seis toros con dos pares “porque estaban débiles” dijo, pero aceptando que esto –ufff- “no se podría en la Santa María”.
Por lo demás muy merecidos los brindis de Castella a Juan Arturo “El Pollo” Torres Landa y de Armillita a Ignacio Garibay que a su vez hizo los suyos a amigos, sin que se oyera el clásico grito de “¿quién es ese buey?”
Sábado de gloria para Nacho, aunque fuera de Pascua, que oyó pasodobles de la Banda del Estado y soltó por ahí una lágrima con La Golondrinas tocadas por el mariachi, además de recibir tres orejas, hartas ovaciones, vueltas al ruedo y hasta una placa de la novatona empresa Taurus, organizadora de la despedida.
¿Listo para Aguascalientes? Le preguntó este imprudente reportero ayer al matador, en su domingo de celebración. “Hoy no, jajaja. Mañana me empezaré a preparar”.
Eso dice el matador de 43 años que tiene 25 en la fiesta, preparándose para ser la figura que es y para retirarse el 5 de mayo, en su batalla taurina, en plenitud y entero. ¡Suerte, Nacho!