ALHAJERO
La Marina, cabizbaja
Difícilmente logran disimular la tristeza en la Secretaría de Marina. Su decepción es notoria, tanto en los altos mandos, como en los medios y con buena parte de quienes visten el uniforme. Y no es para menos.
En los últimos sexenios –particularmente los dos anteriores-, la Armada de México resplandeció. De haber sido tratada como el patito feo al lado del Ejército Mexicano, pasaron a ocupar un lugar de privilegio.
Elementos de la Marina figuraron en importantes operativos contra el crimen organizado, en razón al nivel de conocimiento y especialización que lograron en múltiples cursos internacionales, pero muy particularmente por la confianza que les tuvieron los estadounidenses.
El “despegue” de la Marina, podría decirse, se debió en buena medida a que se ganaron la confianza de los vecinos del norte, tanto de los militares –especialmente del Comando Sur-, como de distintas agencias de inteligencia.
Fue tal la colaboración entre los estadounidenses y los marinos mexicanos, que podría decirse que en múltiples ocasiones terminaron participando codo a codo.
El Ejército Mexicano, en cambio, padeció en ese periodo del desdén de Estados Unidos. El propio embajador Carlos Pascual, recordarán, llegó a poner en duda la capacidad de los militares, por su “lentitud” y “aversión al riesgo”, según referiría en uno de sus informes al Departamento de Estado.
El caso es que, hasta el final del sexenio de Enrique Peña Nieto, los marinos, la Armada de México –de por sí considerada de élite por los de verde olivo- ocupó un lugar de privilegio.
Andrés Manuel López Obrador dio un vuelco a esta situación.
Su preferencia por el ejército –al que ve como “pueblo uniformado”- no la oculta.
Tan sólo en el Presupuesto de este año, a la Secretaría de la Defensa (Sedena) le otorgó más de 93 mil millones de pesos (11% más que el año anterior). En tanto que a la Secretaría de Marina (Semar) le asignó 29 mil millones y pico (una reducción de 9%).
Tampoco contempla la creación de nuevas plazas para la Semar al mando del almirante José Rafael Ojeda Durán.
En el transcurrir de los primeros tres meses del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, para el personal de la Marina ha quedado claro que terminó su época de oro, que han vuelto a ser tratados como el patito feo.
La razón, especulan los hombres del mar, se debe a la cercanía que tuvieron con Estados Unidos. Y eso a AMLO no le gusta; no cabe en su visión nacionalista.
Y ahora que se va a conformar la Guardia Nacional –con militares, marinos y Policía Federal-, temen que buena parte del equipo que adquirieron en los últimos años, se les quite. Almirantes y personal de alto grado –enamorados y orgullosos todos ellos de la Armada de México- ven con preocupación el posible desmantelamiento de la Semar.
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GEMAS: Esta columna se toma unos días de vacaciones. ¡Suerte para todos!
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@marthaanaya