ENCUENTRO CIUDADANO
El zapatismo civil
Este primero de enero se cumplió el XXV aniversario de la irrupción en la escena política mexicana del Ejército Zapatista de Liberación Nacional y sus bases de apoyo, quienes salieron a las calles y tomaron diversas poblaciones del suroriental estado de Chiapas. Este aniversario no será diferente, se alza ahora la voz del EZLN, conjuntamente con la del Congreso Nacional Indígena (CNI) y el Concejo Indígena de Gobierno (CIG), para dar a conocer los resultados de su consulta realizada a todas y cada una de las comunidades bases de apoyo donde tienen presencia, para enfrentar la continuidad de la política neoliberal en la que acusaron, se perfila el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Toman distancia de un gobierno que para treinta millones de ciudadanos votantes parecía diferente al de sus predecesores. Pero la intención del EZLN de estrechar sus lazos con la sociedad civil, ha sido un propósito permanente desde enero del ´94, cuando el movimiento rebelde accedió a negociar políticamente sus demandas, inspirando diversos intentos de vinculación, como han sido la Convención Nacional Democrática, los Comités de Diálogo, el FZLN, el Foro Nacional Indígena, la invitación los asesores en los diálogos de San Andrés, la Otra campaña, etc., etc. Por ello la insurgencia zapatista tomo como interlocutor a la llamada sociedad civil, con la que tuvo encuentros tortuosos pero empáticos. Iniciando con un llamado a entender su rebelión, que conmovió a toda la sociedad, que dejo atrás la forma, entendiendo sus causas.
La rebelión zapatista no sólo mostró la realidad de miseria y exclusión sobre la que se asienta el proyecto neoliberal, si no que nos trajo también el mensaje de que no se habían acabado todos los sueños, de que no se habían terminado todas las utopías. Allí todavía hay gente que quiere y lucha por un mundo mejor, por un mundo más justo, por un mundo más humano. Allí todavía hay gente que, desde situaciones de desesperación, espera y hace de su esperanza un proyecto de vida colectivo. Allí todavía hay gente que cree que es posible construir un mundo donde quepan muchos mundos. Así, la rebelión fue seguida de una respuesta sorpresiva por parte de la sociedad civil que se movilizó interponiéndose entre las partes en conflicto.
Distintos grupos sociales se movilizaron desde los primeros días exigiendo el alto al fuego y posteriormente generando múltiples formas de solidaridad, de lucha y de organización: caravanas, campamentos civiles por la paz, misiones de observación de derechos humanos, marchas, cinturones de seguridad, encuentros internacionales, etc. Así una vez ganada la tregua gracias al masivo grito en marchas y mítines por todo el país, la gente pudo volcarse a conocer a esos de rostro cubierto y palabra de fuego. La sobresaliente y carismática figura del Subcomandante insurgente Marcos, genero un revuelo mediático, portavoz de excepción que alcanzó la categoría de leyenda, quién a través de sus epístolas subyugo no sólo al massmedia mexicano, sino a buena parte de la intelectualidad mundial.
Desde el cese al fuego, el EZLN se convirtió en una guerrilla desarmada que centró su defensa y estrategia general de actuación en la capacidad de comunicar su mensaje a la sociedad civil y crear un nutrido grupo de simpatizantes. La afinidad entre las bases zapatista y su ejército con la sociedad civil, genero el encuentro y la cercanía entre ambos, madurando en la convocatoria a la realización de la Convención Nacional Democrática en agosto de 1994 en Guadalupe Tepeyac en lo profundo de la selva, teniendo como promotor al EZLN, vía la Segunda Declaración de la Selva Lacandona. La pretensión era “construir una Convención soberana y revolucionaria, de las que resulten la propuestas de un gobierno de transición y una nueva Constitución que garantice el cumplimiento de la voluntad popular; y organizar la expresión civil y la defensa de la voluntad popular”. En ese sentido, el levantamiento zapatista puso en evidencia cambios sociales que se venían gestando en la sociedad mexicana desde hacía al menos cuatro décadas y que venían cuestionando sobre todo la relación estado-sociedad, en un proceso que hoy se identifica como el surgimiento de la sociedad civil mexicana.
El 5 de febrero de 1995, en la ciudad de Querétaro, se celebró la tercera y última sesión de la Convención Nacional Democrática (CND) impulsada por los zapatistas, antes de su fractura final, ahí se frustraron los intentos por integrar un frente amplio de oposición al régimen del PRI. Después del fiasco de la CND, los zapatistas decidieron que la “sociedad civil” estaba inmadura para dejarla a cargo y tomaron en sus manos la construcción del Frente Zapatista, el cual terminó en otro descalabro, pero esa es otra historia.
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