EL JICOTE
López Obrador, lo positivo del discurso
Varias de las acciones del discurso de López Obrador son fundamentalmente simbólicas. La recuperación de Los Pinos como una nueva área cultural de Chapultepec merece un aplauso poniéndose de pie. Lo que va más de acuerdo con su personalidad es la austeridad, que ya empieza a ser paradigmáticamente en otras instituciones y funcionarios. A López Obrador le cautiva hasta la compulsión el poder, pero las columnas doradas de la burocracia lo tienen sin cuidado. Personalmente es un ejemplo, tiene en este tema autoridad moral y actitud republicana.
La lluvia de dádivas a diversos sectores vulnerables de la sociedad es estimulante aunque no me deja de dar desconfianza. Detrás del ogro filantrópico o el Presidente Santa Claus, siempre se encubre un nuevo clientelismo. Y la duda es inevitable ¿De dónde saldrá tanto dinero? Los ahorros de la austeridad y los que se gane en la lucha contra la corrupción, no parecen ser suficientes. Más aún cuando se promete no gastar más de lo que se recibe, no subir la gasolina, no aumentar los impuestos.
Me parece digno de reconocer su compromiso de no reelegirse. Pero nuevamente me asalta la sospecha ranchera, a explicación no pedida confesión manifiesta. Quizá López Obrador lo enfatizó porque durante todo su sexenio como Jefe de Gobierno, cuando le preguntaban sobre sus aspiraciones presidenciales, afirmaba: “A mí denme por muerto”. No obstante, la llama trémula de la esperanza, de que ahora sí dice la verdad, es su promesa de que en dos años y medio se someterá a la revocación de mandato. Prueba máxima de talante democrático, ojalá que lo cumpla.
Desde que López Obrador ganó las elecciones nos tiene en la orilla de la butaca mordiéndonos las uñas, Pasamos diariamente de la sorpresa, al desencanto, a la angustia, al entusiasmo, a la confusión, a la esperanza, a la preocupación. Me voy a descansar y los dejo descansar. Una feliz navidad en compañía de sus familiares y el mejor de todos los años. Que se les cumplan todos sus deseos, acá entre nos, hasta sus malos
pensamientos.