COLUMNA PLAZA DE ARMAS
Asaltan al decano de los periodistas
Uno más: Sabino
- Registrados más de 1,200 robos en agosto
- Colocan cápsula del tiempo en Legislatura
- Se solicita sangre para el actor Paco Rabell
- Se acumulan ya 600 toneladas de plásticos
POR: SERGIO ARTURO VENEGAS RAMÍREZ
Querétaro real.
Manuel Paredón Cornejo, el decano de la prensa local, entró ayer a la estadística al ser asaltado en su casa. Tres sujetos lo maltrataron, encañonaron, amordazaron y ataron, junto con su esposa, para robarlos.
Reportero desde hace seis décadas, fue por muchos años el rey de la nota roja en el único periódico de la ciudad y jamás le ocurrió nada. Al paso del tiempo mudó a información regional, cubriendo especialmente la fuente religiosa y la municipal, granjeándose el aprecio de obispos y políticos.
Hombre de la noche desde sus inicios en Amanecer con José Guadalupe Ramírez Álvarez y luego en el Diario, Paredón se convirtió en periodista de día en el Noticias de Rogelio Garfias Ruiz.
Aquí en PLAZA DE ARMAS lamentamos el ataque en contra del colega.
Sin embargo, hay que aceptar que lo que le pasó es el pan nuestro de cada día, como lo demuestran los datos duros del Semáforo Delictivo, que en el pasado mes de agosto registró 361 casos de robo a casa habitación, 237 a negocios y 630 a vehículos, la mayoría en el municipio de Querétaro.
Por ello las autoridades capitalinas están proponiendo un frente metropolitano contra la inseguridad, con más inversión en tecnología y prestaciones para los agentes.
Y es que aunque se quiera negar, nuestro estado dejó de figurar entre los más seguros del país y tiene focos rojos en casi todos los delitos a pesar de la especialización policial del secretario de Gobierno.
Sí, ya sé que el problema es nacional, que le ha reventado al presidente Enrique Peña Nieto y que hay entidades –consuelo de muchos- peores.
A este armero no le interesa comparar a Querétaro con Guerrero, Michoacán o Tamaulipas, ni con el ardiente Guanajuato que nos queda aquí cerquita. Es mejor compararnos con nosotros mismos. Con lo que éramos hasta hace unos años, analizar qué nos pasó y enfrentar con mayor decisión a los que nos han quitado la tranquilidad.
Así de fácil.
Así de difícil.
-OÍDO EN EL 1810-
Alegrito.
Que el delegado federal del Seguro Social, Manuel Ruiz, salió bien servido del palco oficial del Estadio Corregidora la noche del martes, quizá por la derrota de la selección de México contra la de Chile.
¡Salud!
-¡PREEEPAREN!-
Capsula del tiempo.
A iniciativa de la diputada Abigail Arredondo, para conmemorar el 65 aniversario del derecho al voto de la mujer, destacadas queretanas lo celebraron con mensajes depositados en un estuche que se abrirá dentro de 35 años.
Pusieron de todo. Cartas y fotografías en papel o, como Connie Herrera, en USB con la historia del primer partido local, Querétaro Independiente.
Quizá las mejores aportaciones fueron las de la rectora Teresa García Gasca con un documento sobre violencia de género y la de la consejera Yolanda Elías, del IEEQ, con los lineamientos del último proceso electoral.
Va por ellas.
-¡AAAPUNTEN!-
Personaje.
Muy delicado de salud se encuentra el primer actor de Querétaro, Francisco Rabell Fernández, internado en el Centro Médico Siglo XXI de la Ciudad de México.
A través de las redes sociales se están solicitando donadores de sangre para el fundador de los Cómicos de la Legua y el Corral de Comedias.
Se pide que las personas dispuestas a ayudar acudan al Hospital General del IMSS de Querétaro, en 5 de febrero y Zaragoza.
Deseamos el pronto restablecimiento del admirado artista, esencial en la historia del teatro en nuestra entidad, con participaciones en los escenarios nacionales e internacionales.
Así sea.
-¡FUEGO!-
El vendedor.
Que le está lloviendo al diputado federal Marcos Aguilar con su propuesta de prohibir el uso de bolsas de plástico en todo el país. Ayer en diversos medios nacionales, como El Heraldo de México, se informó que en Querétaro (en donde impuso la medida como alcalde) se han acumulado 600 toneladas de materiales al perderse el interés por reciclarlos.
¡Porca miseria!