QUERETANIDAD
Conservar patrimonio cultural pide Leopoldo Espinosa Arias
Asus 82 años, el notario público número 10, Leopoldo Espinosa Arias, puede dar fe de los cambios en Querétaro y señalar, en entrevista con PLAZA DE ARMAS, las diferencias entre la ciudad de antes y la de hoy: Basura, inseguridad e internet.
Eso dice el abogado y maestro ligado a la historia local por haber participado en la espectacular apertura de la Avenida Corregidora, la ampliación de Ezequiel Montes y el cambio del Mercado Escobedo, todo en el sexenio del ingeniero Manuel González Cosío, como oficial mayor y, al final, encargado del despacho de la Secretaría de Gobierno (1961-67).
Testigo y actor de las transformaciones, advierte que la cultura de los pueblos se conoce por la preservación de sus templos, casonas, plazas y monumentos, por lo que enfatiza la necesidad de conservar los nuestros y ponerlos a salvo del voluntarismo, caprichos y ocurrencias de los gobernantes.
Polo, como se le conoce, recibió a los reporteros de El Periódico de Querétaro en su despacho de Avenida Corregidora, cuya apertura –con derribo de casas- él supervisó por instrucciones de González Cosío, cuya obra de industrialización y modernización es ingratamente olvidada y debe considerarse entre los mejores gobernadores, como Rafael Camacho Guzmán, Enrique Burgos García y Mariano Palacios Alcocer.
Manuel González Cosío, decidido y enérgico, mandó a Espinosa a dirigir la operación al enterarse que sus parientes, propietarios de la casona en donde topaba la calle, deseaban pelear y ya estaban pidiendo la defensa de Ignacio Burgoa Orihuela, El Rey del Amparo. A la dueña, que estaba enferma y con sueros, la sacaron en ambulancia, antes de tirar la construcción con todo y muebles.
Pero Manuel González Cosío, el único gobernador con quien colaboró, debe ser recordado por el desarrollo económico detonado con las empresas del Grupo ICA (Tremec, Industria del Hiero y otras), los nuevos fraccionamientos, como Alamos y las conmemoraciones del cincuentenario de la Carta Magna (para lo que se cambió el Mercado Escobedo y se construyó la Plaza Constitución) y el centenario del Triunfo de la República con la erección del monumento a Benito Juárez, en 1967, inaugurado por el presidente Gustavo Díaz Ordaz, en compañía de los ex mandatarios Lázaro Cárdenas, Emilio Portes Gil, Adolfo Ruiz Cortines y Miguel Alemán Valdez.
De eso y más fue partícipe Leopoldo Espinosa y se enorgullece de ello, aunque después fue perseguido y se retiró por completo de la política, celebrando no haber aceptado propuestas para ser candidato a puestos de elección popular.
Su vida han sido el derecho y la cátedra universitaria. Discípulo de Alberto Macedo, Fernández Riveroll, Rodríguez Aguillón y Fernando Díaz Ramírez, dio clases a muchas generaciones, incluida la de Jorge García Ramírez que –fíjese- ahora es el decano de los profesores de la UAQ.
Fue maestro unos 15 años, pero renunció, dice, cuando nombraron a Guadalupe Ramírez Álvarez, sin profundizar en el tema.
Volviendo al tema de la ciudad, recuerda que en 1961, al inicio de la administración de González Cosío, había 50 mil habitantes y en seis años se duplicó. Lo que no había, insiste, es: Basura, inseguridad ni internet. Era noticia un homicidio, como el de Miguel “El Árabe” Sáinz, dueño de la Casa Miguel, tienda ubicada frente al Teatro de la República, en donde hoy está el restaurante Fin de Siglo. Lo mataron en la cafetería de La Flor de Querétaro, en pleno Centro.
Hoy los asesinatos son frecuentes “y no tengo la capacidad para opinar cómo resolver la inseguridad, aunque de verdad no es tan grave como la de nuestros vecinos, Guanajuato y Michoacán”.
Igual le preocupa el desbordado crecimiento, arrasando tierras de cultivo y otorgando cambios de uso de suelo a lo bestia. Para frenarlo es necesaria una mayor participación de los queretanos a través de los comités ciudadanos.
Con todo y la inseguridad y las decisiones equivocadas en los servicios públicos, no es comparable aquél Querétaro de los años 60 y 70. Este es mejor. Tenemos muchas cosas que antes no teníamos, como el Internet, que nos simplifica la vida.
Eso opina Polo Espinosa, hombre de familia que disfruta todo el tiempo con su esposa, hijos y nietos, así como a los amigos, aunque hoy que “los queretanos sólo nos vemos en las bodas y los funerales.