DESDE EL ZÓCALO
La creatividad e innovación también es tema electoral
El 21 de abril es el Día Internacional de la Creatividad e Innovación (DMCI). Esta iniciativa surgió en el 2002, en Canadá, con el objetivo de fomentar estas aptitudes en el mundo.
La capacidad de crear en todos los ámbitos: en el escolar, laboral, científico, empresarial, económico y político, constituye una herramienta útil para la vida, la cual es valorada cuando se utiliza para el bien común. Ser una persona creativa e innovadora tiene que ver con saber comunicar sus ideas a otros, animarse a pensar de modo diferente, compartir una nueva visión y para esto hay una serie de técnicas que ayudan a desarrollar la creatividad y que incitan a las personas a hacer las cosas con pasión.
Innovar tiene que ver con crear algo de la nada, mejorar o modificar los procesos de aquellas novedades, productos o ideas existentes con el fin de que crezca la economía. La idea de celebrar el DMCI es que los países generen condiciones para que sus habitantes sean innovadores y creativos. Es un proceso tripartito, es decir, necesita de tres partes que trabajen entre sí: universidades, Gobierno y empresa, juntas logran impulsar a los grandes y nuevos negocios que favorecerán la economía nacional generando patentes.
Resulta que México solo el 5% de las patentes son de connacionales, el 46.58% se otorgan a los estadunidenses, según cifras del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI). Para dimensionar, el periódico El Financiero reportó que, en 15 años, en México, se registraron 300 mil patentes, en otras naciones como Corea del Sur, se realizaron 3 millones.
La falla radica en la debilidad de las instituciones. México no promueve la cultura de protección a los desarrollos tecnológicos y científicos; los trámites burocráticos para patentar son costosos y largos, esto por un lado, pues por gastos inútiles y malos manejos recortan el presupuesto destinado a la investigación como sucedió el año pasado con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
La falta de creatividad e innovación la vemos en las campañas políticas, no hay propuestas, no salen de lo mismo, siguen recurriendo a las actitudes antagonistas, pedantes y totalmente predecibles en la estela de corrupción que, entre gobernadores del PRI y otros funcionarios de alto, medio y bajo pelo, inmortalizan este sexenio como el peor en administración, impunidad y corrupción en la historia de México.
Los del PRI olvidan el famoso dicho: “dime con quién andas y te diré quién eres”. A José Antonio Mead lo cobijan los líderes de su partido y sus coordinadores. Enrique Ochoa Reza se desempeñó como director de la Comisión Federal de Electricidad y se ha puesto en duda su actuación, además, de la dificultad que ha tenido para transparentar sus bienes, pues no queda claro cómo es dueño de más de 100 concesiones de taxis en la Sultana del Norte, en su 3 de 3 reporta millonarios ingresos que provienen de “sueldos, honorarios, compensaciones, bonos y otras prestaciones” por “cargos públicos”. Ochoa, entre tantos por el estilo, son los coordinadores de la campaña que van tras su pedazo de pastel…
Somos 125 millones de mexicanos, este Gobierno se las arregló, vil y creativamente, para gobernar sólo para un cuarto de la población, sus iniciativas y reformas aumentaron la violencia, la pobreza, la deuda externa, la desestabilidad internacional y corrompieron las instituciones de justicia y las electorales, si piensan que ganarán las próximas elecciones tendrán que innovar sus técnicas y dejar de exhibir a los actores que son sinónimo de corrupción e impunidad y que hunden al país en un profundo socavón, y de esto el candidato Mead lo sabe explicar mejor, pues por él pasaron varias bolas, no paró ninguna.
Mientras el año culmina y llega el buen Gobierno o un Gobierno para todos los mexicanos las empresas y las universidades tendrán que crear e innovar sus métodos para fomentar la cultura de la investigación y que el desarrollo científico y tecnológico mejore en nuestro país. El Politécnico Nacional (IPN), El Tecnológico de Monterrey (ITESM) y la Universidad Nacional Autónoma Metropolitana (UAM) son, entre otras, de las universidades que han generado más descubrimientos.