SERENDIPIA
Caciques y caudillos
Si de algo han de servir las campañas por la presidencia, una parte mínima de su contribución cívica es recordarnos palabras y conceptos que una vez creímos que podíamos archivar en otra época de país, pero perplejos asistimos a debatir su actualidad cuando se discuten, como lo hace Enrique Krauze a partir de una frase de Andrés Manuel López Obrador, los significados de algunas de ellas, como caudillo y cacique.
Al reunirse con los banqueros del país, López Obrador dijo: “Yo tengo dos caminos después del primero de julio: Palacio Nacional o Palenque, Chiapas. Si las elecciones son limpias y libres, me voy a Palenque. También si se atreven a hacer un fraude electoral, me voy a Palenque y a ver quién va a amarrar al tigre. El que suelte el tigre que lo amarre, yo ya no voy a estar deteniendo a la gente luego de un fraude electoral”.
Krauze respondió que “Solo los caudillos son capaces de despertar al tigre de la resistencia”.
Caudillo es, de acuerdo con María Moliner, “jefe que dirige y manda gente, particularmente en una guerra; se aplicaba a Fernando Franco, jefe de Estado Español de 1939 a 1975”. Si atendemos al significado que Moliner escribió junto con miles de palabras, cacique es “un jefe o persona que ejerce una autoridad abusiva en una colectividad, particularmente en el que en un pueblo se hace dueño de la política o de la administración, valiéndose de su dinero o influencia”.
En el mundo de la real politik a la mexicana ¿qué es Andrés López Obrador? ¿Un caudillo? ¿Un cacique? ¿O AMLO ha sido, como dice John Ackerman, una figura fundamental para evitar un estallido social?
De caciques y caudillos está poblada la historia del país, del “alazán tostado”, Gonzalo N. Santos, un cruento cacique de San Luis Potosí, pasando por caciques visionarios y con sentido social como Víctor Cervera Pacheco y Carlos Sansores, y otros que se han perpetuado en los liderazgos sindicales como Carlos Jongitud y la maestra Elba Esther Gordillo.
¿López Obrador es un cacique o un caudillo? Visto a través del cristal de la política mexicana, es y representa ambas cosas porque es un producto del PRI, y citaré una frase que se pronunciaba alrededor de Víctor Cervera, en los años 80: “En Yucatán no se mueve una hoja si no lo consiente Cervera”. ¿Alguien podría jurar que en Morena se mueve una hoja sin que lo consienta López Obrador?
De igual manera, la definición de caudillo (“jefe que dirige y manda gente, particularmente en una guerra”, podría ajustarse más al papel que han atribuido otros intelectuales (Aguilar Camín y compañía) al presidente Peña en esta elección.
El tigre al que aluden sin nombrarlo López Obrador y Krauze se llama sociedad civil, un cuerpo cívico que comenzó a formarse en los años 60 con la historia de los fraudes electorales. Un tigre que hace tiempo saltó de la jaula de los caciques y los caudillos.