SERENDIPIA
Meade se adentra en lo suyo
Por fin José Antonio Meade pudo dar un paso para adentrarse en el territorio en donde mejor se veía a sí mismo como candidato, antes del inicio de la campaña: como un constructor de propuestas y de consensos y como un puente entre fuerzas políticas distintas para avanzar en la solución de los temas (violencia, impunidad política, corrupción) que más preocupan a la sociedad.
El martes Meade hizo un “llamado urgente” a los partidos para avanzar en la designación de puestos vitales para que el Sistema Nacional Anticorrupción sea funcional.
El candidato del PRI convocó a los actores políticos a acordar con visión de Estado el nombramiento de los magistrados del Sistema Nacional Anticorrupción, el fiscal general y fiscal anticorrupción, y homologar el funcionamiento de los ministerios públicos y las definiciones de los delitos para contar con mejores instrumentos para combatir la corrupción; regular los contratos públicos “y que no se regatee eso que México espera de nosotros”.
Meade se asume como un actor político diferente por su capacidad de construir relaciones con personajes de todas las ideologías y partidos (incluyendo Morena) con quienes comparte cosas en común y con los que ha logrado construir acuerdos en el servicio público.
Un día después, la senadora priista Ana Lilia Herrera, vocera de la campaña de Meade, convocó a la Junta de Coordinación Política para avanzar en los nombramientos del fiscal general y el fiscal anticorrupción.
Meade se metió en el territorio en el que se siente más seguro, un territorio que también le representa riesgos.
Su llamado suena lógico y necesario, pero puede estar pisando terreno fangoso. Cuando Meade intervino a principios de septiembre, para poner en manos del panista Ernesto Cordero la presidencia del Senado, precipitó la alianza PAN-PRD-MC que colocó en vilo la instalación de la Cámara de Diputados y la presentación del presupuesto, y afianzó la candidatura de Anaya.
El conflicto se resolvió cuando presionado por el frente PAN, PRD, MC, el PRI se comprometió públicamente a renunciar a la designación del fiscal general que de acuerdo con panistas, perredistas y emecistas era la intención detrás del nombramiento de Cordero para lograr, con los votos de la mayoría priista y los panistas “rebeldes”, la designación de un fiscal transexenal que brindara protección a los miembros del gobierno peñista.
¿Como se gestó la decisión de reabrir el debate del fiscal general en la campaña de Meade? Poco después de que la senadora Herrera convocara a apresurar los nombramientos, surgió una respuesta desde el PAN.
“El PRI está preparando su derrota –dijo el líder panista en la Cámara de Diputados– cuando su candidato pide que se nombre al fiscal para proteger las fechorías de este sexenio”.
¿Meade decidió reabrir un tema tan conflictivo para el PRI como el nombramiento del fiscal por instrucción de Los Pinos?¿O lo hizo sin consultarlo?