Al recibir la primera medalla al mérito académico y unión profesional “Ignacio Paulín Cosío”, instituida por la Asociación de Ex presidentes y miembros fundadores del Colegio de Abogados Litigantes de Querétaro, el doctor Mariano Amaya Serrano recordó a sus maestros y exhortó a los especialistas del derecho a ejercer su elevada labor con honradez y disciplina.
Acompañado de su esposa Mau Urquiza y familia, el ex secretario general de la Universidad Autónoma de Querétaro y fundador del sindicato de académicos y del propio Colegio de Abogados Litigantes, el autor de más de 40 libros de investigación dijo haber trabajado siempre sin buscar dinero, diplomas o halago.
Fue reconocido por sus pares, la noche del miércoles, en el salón “Cerro de las Campanas” del Grand Fiesta Americana, en donde se congregó el gremio encabezado por Ricardo Cárdenas Gracia y destacadas personalidades, como el rector de la UAQ, Gilberto Herrera Ruiz, el secretario de Educación del Estado, Alfredo Botello Montes, la magistrada Celia Maya García, el ex presidente municipal de Querétaro Jesús Rodríguez Hernández, el próximo líder nacional de los abogados, Mario Aguayo Aréchiga y descendientes de don Ignacio Paulín Cosío. Además los ex dirigentes de la asociación: Sergio Herrera Trejo, Antonio Perea Servín, Armando Coronel, Edgardo Cabrera, Gonzalo Sánchez Vargas y Sergio Fernando Díaz Fernández.
Ahí se exaltó la carrera académica y profesional del homenajeado, especialmente por haber impartido 35 asignaturas a más de 37 mil alumnos, en Bachilleres y en las Facultades de Derecho, Contaduría, Psicología y Medicina, lo mismo en licenciatura que postgrados.
Con esos antecedentes, el decano Sergio Herrera Trejo recordó la creación del Día del Abogado, hace 57 años, a propuesta de Federico Bracamontes, director del Diario de México, siendo presidente de la República el licenciado Adolfo López Mateos.
Por su parte el representante de los litigantes, Ricardo Cárdenas Gracia hizo un panegírico sobre el origen de la enseñanza del derecho en nuestro país, en el siglo XVI, con la Real Universidad Pontificia, hoy UNAM. De la naturaleza de los abogados, indicó que implica la exploración de todas las verdades y el desafío de cualquier dogma. Esto, aseguró, los obliga a llevar en su desempeño la dignidad de los valores que la fundamentan: las libertades de pensamiento, expresión y la tolerancia a cada corriente de ideas.
Destacó que el doctor Mariano Amaya encarna perfectamente, por su sabiduría e historia de vida, las mejores cualidades humanas.
Al agradecer la primera medalla “Ignacio Paulín Cosío”, instituida en honor del presidente fundador del Colegio de Abogados Litigantes, con quien lo unió una gran amistad, el recipiendario hizo una revisión histórica de los grandes maestros, comenzando por el Moisés, caudillo, estructurador de leyes y exigente en su cumplimiento.
Habló Amaya de Pericles, Séneca y Cicerón, pero también de los paradigmas nacionales: Antonio Caso y José Vasconcelos, y de los creadores de la Universidad Autónoma de Querétaro, Juan Álvarez Torres, muerto antes de su nacimiento y el rector fundador Fernando Díaz Ramírez.
Emocionado, a los 84 años de edad, entrados a 85, Mariano dijo que el único tesoro de que dispone el hombre es su vida y que él la ha disfrutado en una cátedra sin secretos, sin miedos, libre de presiones, incluidos los fanatismos que destruyen la verdad.
Menciono, por supuesto a su familia y en especial a la que señaló como incitadora del homenaje: la abogada Mau Urquiza, su esposa, quien al término de la velada le hizo partir un enorme pastel.
POR: SERGIO ARTURO VENEGAS ALARCÓN