ZÓCALO
Epidemia de violencia
En México la violencia de género se ha convertido en epidemia. La ausencia de estado de derecho, la venalidad del Ministerio Público y los vicios del aparato de justicia, así como el dominio de gobiernos machistas e insensibles a esa realidad –a escala federal y local– ahondan el fenómeno y exponen más a las mujeres. Las víctimas son, por desgracia, cada vez de menor edad. El tema lo aborda el periodista Édgar London en la nueva edición del bisemanario Espacio 4:
“La situación de las mujeres en México cada día se torna más angustiante. Son víctimas constantes de violencia laboral y doméstica, usadas como objetos desechables y desatendidas por las autoridades –hombres en su mayoría– cuando van a imponer una denuncia. No es de extrañar entonces que las agresiones en su contra se incrementen hasta hacer del feminicidio una práctica común en muchas regiones del país.
“La respuesta de los poderes judiciales para sancionar y reparar estos hechos continúa siendo deficiente, lo que ocasiona que se pierda la confianza en las autoridades. El Observatorio Nacional Contra el Feminicidio ha estimado que 60% de los casos de feminicidio en el país quedan impunes.
“El asesinato de mujeres en México cobró notoriedad internacional en 1993, cuando se comenzaron a denunciar públicamente los casos de mujeres ultimadas en Ciudad Juárez. Hoy el protagonismo lo lleva otra entidad, el Estado de México, donde fue gobernador el presidente Enrique Peña Nieto y que actualmente muestra los peores índices de feminicidio en toda la nación.
“La pasividad de las autoridades nacionales contrasta con el interés y dinamismo que muestran las instancias internacionales. Fue la Corte Interamericana de Derechos Humanos la que en 2009 condenó al Estado mexicano por ser incapaz de garantizar el derecho a la vida a las mujeres. Al emitir una sentencia histórica sobre el caso de tres mujeres asesinadas en Ciudad Juárez en 1993, el organismo concluyó que el Estado violó los derechos a la vida, la integridad personal y la libertad personal, entre otras garantías individuales, de estas mujeres, y denegó el acceso a la justicia a los familiares. La Corte demandó a México conducir eficazmente el proceso penal, remover los obstáculos en la investigación de los hechos y realizarla con perspectiva de género.
“El problema es que detrás de cada feminicidio se oculta una cultura de discriminación, de misoginia que requiere altas dosis de cultura y educación que el Gobierno no es capaz de brindar.
“Para Rosario Varela Zúñiga, maestra investigadora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAdeC y experta en temas de género, en los hechos se mantienen los mismos paradigmas como que la mujer es la encargada de cuidar el hogar, lo que genera violencia y a la postre genera choques entre los roles del hombre y la mujer que pueden terminar en agresiones.
“A su juicio, la violencia contra la mujer no tiene una sola explicación, pero sí una constante: son vistas como inferiores, lo que vulnera su integridad y las vuelve objetos, en lugar de sujetos.
‘Ser mujer es como estar disponible para los deseos y caprichos. Muchos hombres detentan una posición de poder que les da la sociedad y la mayoría se cree con esa condición y practica una masculinidad hegemónica’”, afirma.