Ya paso la navidad y un buen número de personas adquirieron su flor de nochebuena, sin preguntarse o imaginarse que es una planta no nativa, sino que viene de esquejes, plántulas o semillas importadas. Y que su registro es extranjero, pues desde hace muchos años le fue robada a México (La flor fue llevada a Estados Unidos por el diplomático Joel Roberts Poisett y después fue presentada como planta comercial en la exposición de Filadelfia en 1929, para posteriormente la familia Ecke monopolizó el mercado, patentizando variedades genéticamente modificadas).
Afortunadamente aún existen plantas nativas de nochebuena (Euphoorbiaceae) en México, sin embargo, las que circulan en el comercio, no provienen de esas especies nativas, por lo que el gran negocio de la venta de cerca de 20 millones de plantas en la época navideña es para quien controla el registro en el extranjero.
La Nochebuena en México (cuetlaxochilt) no sólo es una planta de navidad, es un símbolo biocultural desde la época prehispánica, que simboliza la conexión entre la naturaleza y los ciclos de vida.
El control de la patente ha venido afectando a los pequeños cultivadores mexicanos. Además, ahora con los efectos del cambio climático (sequías, altas temperaturas y lluvias torrenciales), quienes se dedican a su cultivo tienen que enfrentar plagas que merman la producción y su economía.
La nochebuena, como parte de la biodiversidad mexicana debe protegerse como especie nativa y combatirse la biopiratería, por lo que es conveniente rescatar el registro extranjero y devolverlo a México.
Pero también, sería oportuno, proteger aquellos territorios donde aún se encuentra en forma silvestre la nochebuena, por todo lo que significa y simboliza culturalmente para el pueblo mexicano.
Y bien puede ayudar el Protocolo de Nagoya como un instrumento internacional pertinente para garantizar la distribución justa y equitativa de los recursos genéticos, que en este caso favorecerían a los productores locales.
La especie nativa de la nochebuena encuentra como su hábitat natural los bosques tropicales en Guerrero, Morelos y Chiapas .
Investigadores de la UNAM han encontrado alrededor de 16 variantes genéticas en México que se han adaptado a las condiciones ambientales de frío y humedad, sin embargo, dichos investigadores dan cuenta de que sólo 2 de estas variantes se utilizan para el desarrollo de cultivares comerciales.
Así mismo, se apunta que, de estas 16 variantes, sólo el 30% se encuentran en áreas naturales protegidas y que las restantes están bajo la presión, sobre todo de cambios de uso del suelo y desforestación.
De ahí que, como estrategia, hay que: proteger el germoplasma mexicano; y fomentar el desarrollo de variedades propias que promuevan la competitividad de la producción nacional y; hacer valer en las instancias internacionales el instrumento del Protocolo de Nagoya, a fin de lograr un mejor beneficio justo y equitativo.
Y para finalizar, hay que apuntar que la nochebuena además de ser un símbolo cultural y navideño, también se ha utilizado con fines medicinales para tratar problemas de la piel, fiebre, y dolor muscular, mediante infusiones de sus hojas y tallos.
Y que la producción nacional no sólo es para el mercado interno, sino que también se exporta a los Estados Unidos, Canadá y Japón y que el sector de los agricultores dedicados al cultivo de la nochebuena, representa 12 mil empleos en el país en forma directa e indirecta cada año.
¡Protejamos las variedades nativas de Nochebuena y rescatemos la patente extranjera!