Un error o descuido de los tres sicarios que ejecutaron al abogado Alejandro Ledesma Guerra el viernes pasado, llevó a la detención de los mismos y a que los detenidos soltaran el nombre del presunto autor intelectual: J. Trinidad Esteban Camacho, padre de un procesado que se encuentra preso en el Penal de San José, en un asunto que ganó Ledesma Guerra y por el que lo habría mandado asesinar.
Hoy, la Fiscalía lo busca dentro y fuera del estado para cumplimentar la orden de aprehensión.
Pero les lleva ventaja. Pues de inmediato se conoció la novatez de los asesinos, consignada por PLAZA DE ARMAS el día de los hechos, cuando dijimos que “descuidados, los asesinos del abogado y notario Alejandro Ledesma Guerra, dejaron en la escena del crimen un teléfono celular blanco -como lo consignó en su edición de ayer PLAZA DE ARMAS- que permitió obtener pistas que llevaron a su captura.
“Además, los sicarios utilizaron un vehículo propio que fue identificado tras la revisión de videos de varias cámaras de seguridad.
Así, elementos de la Fiscalía General del Estado se trasladaron al municipio de Pedro Escobedo. Con una orden de cateo, ingresaron a dos inmuebles ubicados en la Calle Alcatraz, sin número, Colonia Rinconada del Sur y en la Calle Dorados de Villa, Colonia Francisco Villa.
Ahí detuvieron a tres individuos, participantes materiales en los hechos, e indicios relacionados con el mismo, entre estos un arma de fuego tipo escuadra, con su respectivo cargador y cartuchos útiles.
Al rendir su declaración, los tres reconocieron su participación en el homicidio, informando que fueron contratados por una persona para dar muerte al profesionista por un conflicto en “sus actividades profesionales”. Es decir, la causa que motivó la muerte del abogado se debe a problemas derivados del ejercicio de su profesión.
Ahí es donde surgió el nombre de J. Trinidad Esteban Camacho, presunto autor intelectual.
En tanto, previo a que se conocieran las detenciones, con el dolor por el artero asesinato del abogado Alfonso Alejandro Ledesma Guerra, familiares cercanos exigieron justicia y compartieron que las autoridades investigadoras tenían pistas para dar con los criminales. Videos y un celular los llevaron hasta ellos.
Así lo dijeron luego de despedir al también notario adscrito, cuyos restos fueron velados en una funeraria de la Colonia Cimatario, por donde desfilaron centenares de personas para dar el pésame a la familias Ledesma, Guerra y Lois.
Mientras tanto, continuaban las expresiones de reconocimiento al don de gentes y profesionalismo de Alfonso Alejandro, que dejó profunda huella en la mayoría de las personas que lo conocieron por su trabajo en el foro queretano y también en Radio Universidad.
Entre sus familiares, el actual diputado federal Braulio Guerra Urbiola, su madre Celia Urbiola de Guerra y el exprocurador de Justicia Francisco Guerra Malo, recibían los pésames.
Algunos de los abogados congregados en la capilla ardiente de Funerales Modernos, al día siguiente del crimen, comentaban con sorpresa el tono de la esquela publicada por el gobernador Francisco Domínguez, hablando del sensible fallecimiento del notario. “No se murió, lo mataron”, advirtieron.
Al respecto, la dirigente de los vendedores de libros, María del Carmen Nina García Pedraza, afirmó que “es triste ver cómo nuestro hermoso y cultural Querétaro se está convirtiendo poco a poco en uno de los estados con mayor índice de violencia”, preguntándose “Y ¿Francisco Domínguez, gobernador del Estado, qué hace?”.
José Fabio Espinosa, abogado, lamentó el artero asesinato y deseó que las autoridades den con los responsables del crimen.
Braulio Guerra Urbiola, sobrino del notario, dijo guardar el mejor recuerdo de Alfonso Alejandro, con quien convivió durante mucho tiempo y siempre tuvo su apoyo y orientación.
Destacó el diputado federal que Alfonso Alejandro Ledesma Guerra siempre hizo suyas las causas de las personas humildes, a las que prestaba sus servicios dispensando cualquier remuneración.
POR: SERGIO ARTURO VENEGAS RAMÍREZ