Por una #SociedadHorizontal
América Latina y el Caribe ha sido la región más afectada por la pandemia. Apenas está saliendo de la que es la recesión más profunda de su historia reciente. El informe “Perspectivas Económicas de América Latina 2021”, recientemente publicado por la CEPAL, señala que el impacto derivado del COVID-19 agravó los principales desafíos estructurales de los países de la región: 1) baja productividad; 2) desigualdades y vulnerabilidad social; 3) debilidades institucionales; 4) frágil sostenibilidad medioambiental.
Según el informe, “la pobreza y la pobreza extrema han alcanzado niveles no observados en los últimos 12 y 20 años respectivamente”, pese a que las políticas de demanda, “principalmente a través de transferencias no condicionadas, actuaron rápidamente para apoyar a los sistemas de salud pública, los hogares y las empresas”. El reporte sostiene que, sin estas reacciones, las pérdidas de vidas y los aumentos de la desigualdad habrían sido aún mayores. “Sin las transferencias gubernamentales para mitigar la pérdida de ingresos laborales, el Índice de Gini habría aumentado un 5.5% respecto a 2019, en lugar del 2.9% registrado”.
En el caso de México, el año que termina ha sido complejo en términos económicos. A lo largo de toda la pandemia, la principal queja del sector privado fue que no hubo apoyos a las empresas por parte del gobierno. Recientemente la OCDE dio a conocer que mientras en el tercer trimestre se registró un aumento del 1.7% en las economías del G-20 respecto al 2T, sin embargo, en países como México hubo decrecimiento. Los datos publicados por el INEGI muestran cómo la llamada “clase media”, pasó de 53.5 millones de personas que había en 2018, a 47.2 millones en 2020. Esto significa una caída de 6.3 millones de mexicanos.
No solo la pandemia golpeó al crecimiento; también lo ha hecho la falta de confianza que ha imperado en estos tres años, por parte de los inversionistas privados. Las cifras del Banco de México dan muestra de que durante el tercer trimestre del año, la inversión en cartera mostró una fuga de capitales extranjeros y mexicanos, por el orden de los 14 mil 596 millones de dólares. Esta cifra significó un mil 147 por ciento superior a los 170.1 millones del mismo período de 2020. En paralelo, el índice de morosidad del Banco del Bienestar, orientado a financiar a sectores vulnerables, fue de 18.54% al cierre del tercer trimestre del año. Esto implicó un incemento del 7.51%, respecto al mismo período de 2020.
Llama la atención que estos datos contrastan con el optimismo de una parte de la población, publicado en la última encuesta levantada por GEA-ISA. En dicho estudio, el 24% de los entrevistados considera que la situación de su familia es buena, cifra que ha superado al 19% que considera que es mala. También, la percepción positiva de la situación económica actual, frente a la del año pasado creció de 9 a 17%, mientras que la negativa cayó de 34 a 23%.
De cara al 2022, el contraste entre datos duros y percepciones exige un entendimiento profundo, para dirigir políticas públicas ahí donde la reactivación pueda ser más rápida e inclusiva. Especial énfasis deberá hacerse en la implementación de medidas por parte del gobierno, para apoyar a las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MiPymes). La descapitalización que han sufrido, así como los riesgos que les representaría un mayor endeudamiento, definen que estas políticas de apoyo sean urgentes.
Al mismo tiempo, habrá que exigir un posicionamiento oficial claro ante la inflación. Todo indica que el incremento de precios en alimentos, derivado de los costos de los insumos, del transporte y especialmente por la escasez de mano de obra en muchos países productores, requerirá una estrategia estructural, no solo de coyuntura.
Por último, habrá que retomar lo que plantea la CEPAL. El camino hacia la recuperación post-COVID requiere del fortalecimiento de las políticas sociales y servicios públicos de calidad para una recuperación inclusiva. No solo debe haber apoyos a los sectores económicos tradicionales. La pandemia ha evidenciado la precarización a la que se vieron sujetos muchos segmentos laborales que hoy deben ser igualmente atendidos. Nuestro país debe impulsar una dinámica con sus socios comerciales que incluya esta visión.
La #SociedadHorizontal tiene la oportunidad de construir una agenda en torno a estos temas, aglutinar sectores y elevar la voz.