omo se lo comento a mis alumnos y pacientes, si existe una mentira en el noviazgo es la promesa de un enamorado. Y es que en el enamoramiento la alteración bioquímica del cerebro de un(a) novio(a) anula parcialmente las funciones ejecutivas por influencia de neurotransmisores, como la dopamina, la serotonina, la adrenalina, la oxitocina; que, curiosamente, también están relacionados con crisis psicóticas.
Pareja o dispareja
Antes existía la sana costumbre, en el matrimonio civil, de que se nos leía la Epístola de Melchor Ocampo, en la que se consignaban los deberes para cada miembro de la pareja, costumbre que, por razones que un servidor desconoce, ha quedado en el pasado. Salvador Girona, en su trabajo titulado “Seis síntomas para conocer si tu pareja tiene fecha de caducidad”, señala que: “Cuando pensamos en una pareja, pensamos en algo parejo, o sea dos compañeros que van uno al lado del otro, hombro con hombro. Que se pueden ayudar, acompañar e incluso potenciar, y que además reparten equitativamente el poder. Puede ser que por momentos uno tenga más que el otro y viceversa, lo que hay que tratar de evitar es que exista un desbalance tan patológico como el del ejemplo. Todo esto evidencia que en cualquier pareja hay responsabilidades compartidas y que todo depende de los dos, si va bien o si va mal”.
Contrato “para toda la vida”
Cuando contraemos matrimonio cada uno firmamos un contrato, en el que queda implícito y explícito qué se espera de cada uno de nosotros, cuales son los derechos y obligaciones, etcétera. Girona señala que “el contrato tiene aspectos implícitos y explícitos, partes conscientes e inconscientes, pero el mayor riesgo es que sea asimétrico, esto quiere decir que una de las partes puede tener más obligaciones y menos derechos que la otra, y por ende la otra tiene más derechos y menos obligaciones”, ejemplificó Girona, y aclaró: “Lo que quede firmado en esos primeros tiempos va a ser lo que rija el vínculo de ahí en adelante”. De ahí la importancia que toma cada una de las “cláusulas”, ya que con el paso del tiempo es mucho más complicado renegociar el contrato. Pese a que puede haber renegociaciones pequeñas todo el tiempo, según el especialista, “las cuestiones estructurales de la pareja son mucho más difíciles de modificar”.
Síndrome de asimetría
Pero qué sucede cuando la “luna de miel” termina, es decir, cuando dejas de cultivar el amor, la normalidad cerebral te pone los pies en la tierra; así, al pasar de los años, generalmente la esposa, hace el recuento de todas aquellas “lindas promesas” en las que su marido nada más no ha cumplido. Generalmente este es un experto en defenderse frente a estas acusaciones y comprende que “a veces puede ser difícil convivir con él, pero a pesar de eso, no tiene entre sus planes a corto plazo, intentar cambiar”. Aquí se establece una dinámica de pareja en donde ella lo reta todo el tiempo y él se deja retar o inclusive hace cosas para que lo rete. Parecería como que la esposa estuviera “por encima” del esposo. Como si ella fuera su madre y el baquetón, el hijo que se porta mal.
Lamentablemente no existe vacuna
Una enfermedad de la que todas las parejas deberían vacunarse y prevenirse. Una enfermedad que puede tomar varias formas diferentes y donde el ejemplo del comienzo es solo una de las tantas que existen. Una pareja asimétrica tiene en su pronóstico serias posibilidades de separarse, lo que no necesariamente tiene que ver con el dinero, aunque en la mayoría de los casos también puede ser un factor importante.
Quién gana más y quién gana menos
Al respecto, Girona señala que la diferencia en los ingresos puede ser motivo de conflicto, especialmente si el que menos ingresa es el hombre. Aunque la sociedad haya cambiado bastante, todavía quedan muchos resabios de las viejas costumbres, entre ellas el hombre proveedor. “Pero más allá del dinero, el síndrome de la asimetría está relacionado con las posiciones que ocupa cada integrante de la pareja con respecto al contrato del vínculo”.
Divorcio
El contrato matrimonial, en el vínculo, es el que le da equilibrio al mismo y cualquier desajuste que se produzca hace tambalear la relación. Lo cual no quiere decir que una pareja que dure en el tiempo no va a cambiar nunca el contrato. Todo lo contrario, todas las parejas, pasada determinada cantidad de tiempo, renuevan el contrato y modifican ciertas cláusulas. En esos momentos la pareja atraviesa un reacomodo y, dependiendo de cómo lo transiten, la pareja saldrá adelante o no. Dependiendo de qué tanto se aleje cada uno de este contrato o cuánto dejen de respetar lo que se espera de ellos, implica dificultades y conflictos en la pareja.
Parejas disparejas
La regla de que toda pareja que tiene el síndrome de la asimetría peligra, como toda buena regla, tiene su excepción. Existen parejas no tan parejas que perduran en el tiempo. Al respecto, Girona señala que “algunas parejas pueden tener como parte de ese contrato el liderazgo de uno sobre el otro o la distancia emocional”, puntualizó, aunque reconoció que algo que forma parte del acuerdo del vínculo durante mucho tiempo puede dejar de serlo en cualquier momento
Asimetría horizontal o vertical
La asimetría puede ser tanto horizontal como vertical; en la horizontal el principal síntoma es la distancia, tanto física como emocional. La pareja no tiene puntos de encuentro ni de contacto, y además presenta serias dificultades para dialogar hasta de los temas más cotidianos y sencillos. Hay distancia emocional pronunciada, él o ella están más allá de lo que le pasa al otro, ya no lo afecta, ni para bien ni para mal. También Girona marca la diferencia con la asimetría vertical, en que esta tiene que ver con que uno de los miembros de la pareja se sitúa por sobre el otro. Se presenta una situación jerárquica, como si hubiera un jefe y un empleado. Siempre se hace lo que el superior quiere sin importar lo que quiera, en este caso, “el empleado”. Por supuesto, puede haber parejas que presenten ambas asimetrías, siempre con mayor presencia de una de las dos. Más allá de que la pareja presente asimetría vertical u horizontal, o ambas, la asimetría más grave es la estructural, es decir aquella que está presente desde el comienzo de la relación.
Sintomatología
El síndrome de asimetría generalmente se gesta, desarrolla y afirma cuando: A) Solo uno decide el destino de la pareja: uno de los dos siempre decide todo y el otro acepta eso pasivamente. B) Existen problemas de comunicación: si tenemos en cuenta que el diálogo es el oxígeno de un vínculo, serias dificultades para dialogar pueden representar un alto riesgo para cualquier pareja. C) Roles fijos y estáticos, sin ningún cambio: cada uno hace determinadas cosas de determinada manera y eso no se puede cambiar. D) Desenganche emocional: a ninguno de los dos le interesa cómo está el otro. Están más allá el uno del otro y no existe conexión sentimental. E) El juego del gato y el ratón: críticas y reproches constantes por parte de uno que se constituye en el perseguidor y defensa frente a esto por parte del otro que toma el rol de perseguido. F) Dificultades para compartir tiempos juntos y solos: muchas parejas comparten excesivamente tiempo con amigos o familia y eso hace que sea muy difícil que puedan encontrarse en momentos para ellos solos.
Qué hacer
Qué podemos hacer para combatir y prevenir el síndrome detectado a tiempo; acá, Girona hace las siguientes recomendaciones: 1) Es una cuestión fundamental con respecto a este problema, cuanto más rápido la pareja tiene conciencia de esta situación, más fácilmente puede tomar cartas en el asunto. 2) Intercambiar los roles de la pareja: si eres de esos (as) que siempre es quien propone hacer cosas, cambia, haz un esfuerzo y espera a que sea el otro el que proponga. Vas a ver que algo cambia. 3) Genera ofertas de encuentro: una oferta de encuentro es una situación cotidiana en donde un miembro de la pareja invita al otro a compartir algo de todos los días, por ejemplo, ella lo llama a él para que escuche una canción que le gusta mucho. 4) Generar actividades compartidas y actividades separados: es importante que cada miembro de la pareja pueda tener un proyecto personal y al mismo tiempo un proyecto del vínculo. Los dos son importantes y equilibran la relación. 5) Generar espacios para la pareja sola: esto que puede ser obvio, a veces no ocurre, ya sea por los hijos o por compartir mucho tiempo con amigos o familia. En estos espacios se puede generar el ejercicio del diálogo y practicarlo