Las sociedades globales como las actuales están signadas por una mayor complejidad, que desbordan entre otros elementos: riesgos y amenazas a la seguridad y de orden ambiental, que sobrepasan la capacidad de anticipación y prevención por las agencias internacionales e instituciones gubernamentales, debido a la velocidad con que acontecen los eventos, a su magnitud y multiplicidad de factores.
Es a partir de mediados de los años ochenta, cuando los desastres naturales aumentaron de forma notable. Y aunque se ha realizado varios análisis de carácter comparativo sobre la distribución temporal de los tipos de eventos, en los resultados apenas se pueden reconocer diferencias entre las categorías de eventos meteorológicos e hidrológicos
Las estadísticas demuestran que, dentro de los desastres naturales, los eventos hidrológicos ocupan regularmente el segundo lugar en los eventos extremos, siendo además las inundaciones las más citadas.
Así tenemos que, en la pasada semana, en la zona metropolitana de Querétaro se han presentado eventos hidrometereológicos que han producido inundaciones en varios puntos de la ciudad, por ejemplo, cinco colonias del poniente de la ciudad sufrieron inundaciones de hasta medio metro, y en algunos puntos, el agua logró ingresar a domicilios y comercios, lo que a su vez requirió la intervención del personal de Protección Civil, principalmente en la delegación Felipe Carrillo Puerto.
Y la más reciente inundación se registró la tarde del pasado viernes, que dejó varias vialidades inundadas, como las Avenidas de Las Fuentes, Avenida de la Luz, Popocatepétl, y Paseo de la República, que se vieron severamente afectadas e incluso, se reportó el arrastre de algunos vehículos, y algunos socavones en la zona de Loma Bonita.
No obstante la magnitud de dichos eventos, más allá de las noticias, declaraciones y programas de apoyo a los afectados, o observamos que se analicen e integren factores geográficos, hidrológicos e hidráulicos, sociales, políticos y económicos, para así poder identificar cuáles de ellos intervinieron como los principales favorecedores o agravantes ante un evento de inundación.
Actualmente se puede hablar del incremento de las inundaciones y con ello de las pérdidas que éstas causan, desde bienes materiales hasta vidas humanas.
El cambio en el uso de suelo es un condicionante para la respuesta de una cuenca hacia el escurrimiento, y dentro de ese ámbito los factores responsables son la urbanización, deforestación, trabajos sobre la red de drenaje (canalizaciones), solo por mencionar algunos. Por otra parte, el incremento de las poblaciones en áreas marginales con altos niveles de amenaza (urbanización informal) y aquellas que se asientan en pendientes mayores a 20° grados, también contribuyen a ello.
Pero creo que es necesario que la ciudadanía conozca el dictamen final de la autoridad sobre las causas que llevaron a una situación de inundación, y para ello, es imprescindible un análisis bajo un enfoque casuístico, que tome en cuenta la frecuencia, la duración, localización, si fue lenta o de tipo aluvial, o bien, sí fue súbita y de tipo torrencial, asimismo, considerar los aspectos fisiohidrográficos, hidroclimáticos y aquellos de carácter político-social que comprenden la urbanización en sitios inundables, la invasión de cauces, el desconocimiento del tipo de cauces en una zona y del comportamiento del mismo, y las ideologías y costumbres sociales.
Se trata en última instancia, de un análisis desde la perspectiva de la Criminalística Hidrológica, que dé cuenta de un evento de desastre ocurrido (inundación), mediante la aplicación de metodologías y técnicas de distintas disciplinas (hidrometereológico, hidrológico, hidráulico y geomático), consistente en la reconstrucción del evento para determinar cómo sucedió, qué factores contribuyeron, qué falló, dónde sucedió, y cuáles fueron los protagonistas que tuvieron relación con el daño.
Creo que es tiempo de actualizar los enfoques y generar transparencia, para lograr mejores intervenciones de carácter preventivo e infraestructura defensiva, pues con el cambio climático, este tipo de eventos de tormenta se harán más frecuentes y se requerirá de mayor responsabilidad de los tomadores de decisiones en este campo.