Son los tiempos del nacido en Illinois, Ronald Wilson Reagan —el número cuarenta de los presidentes de Estados Unidos— se encontraban algunas personas que de primera imagen, distaban mucho de ser aquellas del servicio secreto norteamericano, es tal vez, el ala de esta fuerza de impacto mundial, que menos se aprecia de ser el típico “gringo”.
Menudos, más bien bajitos, regordetes y morenos, son el equipo de inteligencia que daban los pormenores del apoyo a los Contras el grupo de terroristas latinoamericanos, que “so pretexto de una guerra en contra del narcotráfico” trataban de derrocar al partido político del Frente Sandinista de Liberación Nacional, en Nicaragua, llevan acumulados — hasta esos días— ¡más de mil ataques terroristas en aquella nación!
Esperaban con prudencia las indicaciones o la plática —aún no sabían— de los siguientes actos a desarrollar, por el enlace entre ellos y el gobierno norteamericano. Al abrirse la puerta del exuberante restaurante, vieron entrar varios de los personajes que ya conocían, pero que de primera mano, eran altamente peligrosos, uno encargado del Cartel Guadalajara, otro del Cartel de Medellín, un representante de los cubanos en Miami, el jefe de inteligencia de la CIA, el representante de los Contras y algunos hoteleros de la península de Yucatán.
El restaurante en el que se habían quedado de ver daba todas las garantías para llevar a cabo la reunión ¿el motivo? lograr hacerse del mayor territorio de Centroamérica posible, debido a la riqueza de esas tierras.
¡Orden propia de Ronald Reagan!
Petróleo, litio, riquezas hídricas, históricas, naturales, accesos entre los dos océanos, riqueza mineral, oro, e infinidad de recursos imposibles de encontrar en otra región geográfica, daban el entendido de los movimientos de guerra menor —financiada por el gobierno de Reagan sin el permiso del senado norteamericano— para hacerse de esta zona.
Esta región abarca desde el Istmo de Tehuantepec —la zona más angosta de todo el continente americano entre los dos océanos— en México, hasta el mismo Panamá.
—¡Estamos en el entendido de que esta operación debe ser clara y de intervención política! el recurso militar es esencial en este movimiento, debemos entrenarlos en los campamentos de Irán para lograr mayor efectividad, manden los informes del total de efectivos para esta capacitación.
El encargado del Cartel Guadalajara estaba presto de ser escuchado:
—¡Tenemos ya al personal que cuidará los laboratorios de Yucatán! permiten el transporte del talco —cocaína— hacia el norte vía Cuba y Miami.
El personal de la CIA estaba atento al plan, y parte de su misión era el lograr financiar los recursos militares, más no los de tráfico de drogas, los representantes del Salvador estaban por llegar tarde, por cierto, debido a que fueron retenidos por agentes de la CIA en la entrada, quienes les solicitaron sus identificaciones.
Era la gente del Frente de Liberación Farabundo Martí, quienes ya llevaban varios años trabajando con los norteamericanos, el personal concerniente al apartado Argentina, quienes ya habían llevado más de 32 millones de dólares para el frente de los Contras, en conjunto con Reagan, estaban apenas en el vuelo y no era posible su llegada, por alguna razón, sus boletos de avión habían sido modificados en horarios, pareciera que alguien no deseaba que llegaran.
Reagan no les perdonaba a los rioplatenses que hayan capturado las Malvinas, en pro de la hermandad con los norteamericanos y con ello haber desatado el encono militar con Inglaterra.
Ante esta expectativa, el resultado de la reunión se quedó en varios temas a tratar y llevar a cabo, entre muchos otros, reconocer en México la posibilidad de lograr un acuerdo en esta región —del Istmo— para observar una alianza… o un encono.
—¡Pero México no tiene ejército de liberación nacional! —comentaron.
Estados Unidos, Canadá firmaron junto con México el North American Free Trade Agreement el 17 de diciembre de 1992, entrando en vigor a partir del 1º de enero de 1994.
La globalización antes de enero de 1994 había dejado a México, un sabor de boca cercano a un primer mundo, el tratado de libre comercio con Estados Unidos tenía como fin lograr empatar comercialmente las políticas neoliberales, para lograr un crecimiento sustentable de México y de la región, así como liberar gradualmente beneficios arancelarios.
En San Cristóbal de las Casas, capital del municipio de Chiapas, en la zona de mayor importancia de la región, bajó un ejército autodenominado zapatista de liberación nacional conformados por indígenas de Chamula y Huixtán, así como de Tenejapa, Teopisca, San Lucas y Zinacantán.
Son las 0:30 horas del 1º de enero de 1994.
Como antecedente en estas tierras, el pentágono y la secretaria de la Defensa Nacional habían encontrado un campamento militarizado en la Sierra Corralchén, en Ocosingo Chiapas, en mayo de 1993, pero se mantuvo en secreto por la firma del tratado de Libre Comercio, la idea de difuminar por completo este movimiento para el 10 de enero de 1994.
El ingreso del ejército se dio de manera rápida y concentrada, los recursos eran propios pero la orden era tajante:
—¡tomen las cabeceras municipales a como dé lugar! — firmaba un subcomandante autodenominado Marcos.
El primer grupo del ejército de liberación —nuevo— entró por la parte sur de la plaza principal, aproximadamente unos trescientos efectivos armados con fusiles FN FAL de manufactura Belga, rifles semiautomáticos checoslovaco Vz.52/57 de 7,62 x 39 mm; altímetros PRV- 16 y PRV-13 y pistolas Makarov de manufactura rusa, todos ellos dirigidos por el comandante Armando, con acento de Guatemalteco. Todo este armamento proporcionado por el movimiento del Ejército Popular Sandinista y la Unidad Revolucionaria Nacional de Guatemala, quienes habían capacitado a todos estos guerrilleros en combate, dentro de escenarios de ciudades.
Toman las comunidades de Margaritas, Altamirano, San Cristóbal de las Casas, Ocosingo y Chanal.
En las Margaritas la sorpresa se la llevaron los municipales, que siendo atacados por un sector dirigido por el comandante Pedro, atacaron con los disparos de los fusiles FN FAL, con una precisión milimétrica, logrando solo tres muertes en el camino hacia la oficina de presidencia municipal, cuando llegaron y ocuparon la plaza, los habitantes se rindieron.
¡no era una guerra de baja intensidad!
1º de enero, 1:45 am…reporte de oficina de inteligencia de fuerzas armadas de México, sala de comandancia suprema del ejército nacional mexicano.
—¿cuántas municipalidades tenemos ocupadas?
—¡siete hasta ahora sr. presidente!
—¿cómo se armó tanta gente?
—¡Inteligencia menciona que Nicaragua envió armamento de alto calibre a las comunidades! y en la selva un tal “Comandante Marcos” quien los dirige, establece comunicaciones con varios movimientos insurrectos de centro américa, inclusive, se le ha escuchado hablar en italiano, lo mismo pasa en el Salvador, y movimientos comunistas en Cuba.
—¡Quiero la verdadera identidad de ese tal Marcos!
El general encargado de la información dio varios nombres en fólderes amarillos, con una fotografía reciente y las ligas con movimientos de Centroamérica, quienes el pentágono ya sospechaba de ellos, le acercó uno con código naranja, es quien más se acerca a la identidad real, el presidente lo miró, hojeó el fólder y de inmediato dio la orden.
—¿Qué sabemos de Rafael Sebastián Guillén Vicente?
—Hasta ahora que ¡ha declarado la guerra al país!
La orden de Comandancia Suprema del Ejército Nacional Mexicano fue clara:
«…con la reserva de las plazas estratégicas como la hidroeléctrica de peñitas, Chicoasén, Raudales Mal Paso y la Angostura, así como los descubrimientos de los yacimientos petroleros, y la reserva Integral de la biósfera de Montes Azules… se ordena la captura de estos lugares, la incursión y cuidado, así como el aseguramiento de la existencia nula del enemigo en estas plazas… a las 400 horas del día…»
Desde diferentes puntos de la república, más de 50 monoplazas Pilatus PC-7, con ametralladoras y cohetes aire-tierra parten hacia Chiapas, con la consigna de establecer un ataque aéreo ¡son la avanzada!, mientras tanto la movilización de cuerpos de Cóndores, Águilas, Jaguares, Panteras, Quetzales y toda la fuerza de fusileros paracaidistas, así como los batallones de tierra en tanques y “hummys”. Potentes hércules C-130 rayaban el cielo de México, el principal temor era la invasión por el sur de movimientos de guerrilla centroamericanos, extra del levantamiento en Chiapas, se temía un ataque de fuerzas armadas por las fronteras bajas, de tierra, mar y aire.
Las joyas del armamento mexicano eran las 24 unidades de Northrop F-5A/B Freedom Fighter y F-5E/F Tiger II, potentes cazas capaces de alcanzar cualquier nave aérea en territorio mexicano, y diseminar cualquier intento de agresión, que volaban en posición ya de ataque desde el oriente hacia el poniente y de norte a sur.
¡Era una declaración de guerra!
La llegada del ejército nacional a San Cristóbal tomó por sorpresa a quienes ya sitiaban la plaza, por la parte norte ingresaron los primeros batallones de guerrilla en ciudad, hábiles y escurridizos hombres, entrenados para uso nocturno de un armamento de élite. ¡Lo mismo se hacía en las Margaritas y demás plazas!
Para este momento el gobernador de Chiapas Absalón Castellanos Domínguez fue aprendido y detenido como prisionero de guerra por parte del ejército de liberación.
Los hábiles cóndores de fusileros paracaidistas y los jaguares de la misma compañía cayeron sobre los edificios coloniales, así como en cascada en la plaza, las flores de disparos se veían cuando iban bajando, y asimilaron la calidad de los disparos, con las rayas que dejaban… ¡calibres bajos! cuando estaban adentrándose los cuerpos de la milicia federal, iban terminando con las pequeñas insurrecciones, puestos de comando por el enemigo de manera sencilla ¡no había resistencia exponencial!
—¡Aquí líder jaguar a comando!
—¡Adelante gran jaguar!
—¡La resistencia es mínima! los calibres no son los informados, es fuego bajo.
—¡Prosiga con el objetivo gran jaguar!
Se adentraron a las casas, en los cuartos, se capturaron a todos los encontrados, quienes tenían la osadía de repeler el ataque eran masacrados con calibres altos, de cuatro en cuatro iban alcanzado los objetivos, la capacidad estaba demostrada, el enemigo era falto de pericia militar y el ejército ¡era altamente diferenciado de sus oponentes! los capturados fueron llevados al centro de la plaza, varios cadáveres yacían en las calles y en las casas de San Cristóbal.
—¡Aquí águila uno a comando!
—¡Adelante águila uno!
—No hay resistencia antiaérea.
—¡Prosiga con el plan águila uno y destellos implican objetivo del enemigo!
Cuando pensaron que estaban ante un enemigo bajo de artillería, comenzaron los disparos desde la selva ¡el grueso de los calibres era mayor!
Las hélices de los helicópteros Sikorsky SH-60 y MH-60 Seahawk de tonos marrones del cuerpo élite puma, tronaban la selva de Chiapas, que, al observar los destellos de las flores de fuego de los fusiles, les daban el punto exacto para disparar ¡descargando la artillería aérea!
¡Ráfagas de luces alumbraron la madrugada!… destrozaron la selva, las flores de fuego salían de entre la maleza, los soldados y los cuerpos sabían que eran flanco fácil al descubierto.
—¡Nos disparan desde la selva! —alertaban los pelotones desde el interior de la ciudad.
—¡Repelan ataque y utilicen sistemas nocturnos…!
De pronto un cohete antiaéreo de manufactura rusa, alumbró por sorpresa al Seahawk MH-60 y le alcanzó en el rotor de cola, haciendo que se desestabilizara.
—¡Nos dieron! — mientras todo giraba.
Las alarmas y los sonidos de expulsión de pilotos tronaban, la centrífuga evitaba que lograran quitarse la seguridad.
—¡Busque estabilidad puma uno!
—¡Negativo estamos en caída…!
—¡libere peso…
Nadie más respondió.
Cuando llegó la luz del día, lo que alcanzaban a ver desde los avanzados binoculares fue desgarrador: indígenas fallecidos, que en sus manos tenían armas hechas de madera ¡como una artesanía! cuando las fotografías llegaron al comando principal se quedaron en un silencio total.
Cuando llegaron al búnker de comandancia suprema de fuerzas armadas y obtuvo diamante uno las imágenes, el sudor le invadió, le llenó de mil cuestiones el movimiento armado, se miraba la mano de los norteamericanos, pero ¿con qué motivo?
Sus dedos sonaban en la madera fina de su escritorio, por primera vez en varios años volvió a tomar un cigarrillo del Prado —de los que fumaba su padre— lo encendió con un simple cerillo, le dio una profunda fumada y soltó el humo poco a poco, como dejando que sus nervios se estabilizaran.
—¡Comunícame general con la Casa Blanca!