El Presidente sabía lo que hacía cuando contra viento y marea, en un clima de críticas punzantes, accedió a reunirse con el Presidente que más había insultado a los mexicanos, accedió a una visita que muchos suponían heriría en lo más profundo a la población mexicana radicada en los Estados Unidos.
El suyo en la Casa Blanca fue un discurso que privilegió la relación económica entre países que se necesitan mutuamente para volver a echar a andar sus economías y recuperar su liderazgo en el comercio internacional partir de la entrada en vigor del T-MEC.
Habló de la historia y señaló que en nuestra larga convivencia “hemos tenido desencuentros y hay agravios que todavía no se olvidan, pero también hemos podido establecer acuerdos tácitos o explícitos de cooperación y de convivencia” .
Y habló de los mexicanos que han migrado a los Estados Unidos, de la comunidad de cerca de 38 millones de personas, “gente buena y trabajadora que vino a ganarse la vida de manera honrada y que mucho ha aportado al desarrollo de esta gran nación”.
Muchos criticaron la parte del discurso donde habló del respeto mutuo que ha privado en la relación entre dos naciones y dos presidentes.
Empiezan a verse ya los resultados de este encuentro. Se anuncian las primeras inversiones y la consiguiente creación de empleos. Y el presidente de Estados Unidos sorprende al anunciar que buscará legalizar a los 800.000 inmigrantes indocumentados beneficiarios del programa DACA.
El programa Acción Diferida para los llegados en la Infancia se creó en 2012 para proteger de la deportación a los jóvenes llegados a EUA desde niños. En 2017 Donald Trump puso fin a DACA; el 18 de junio de 2020 la Suprema Corte de Justicia impidió al Presidente Trump eliminarlo y el Presidente anunció que apelaría la decisión.
El 10 de julio, dos días después de su reunión con AMLO, el Presidente Trump revirtió su posición anunciando que iba a ofrecer a estos 800,000 “Dreamers”, en su gran mayoría mexicanos, un “camino a la ciudadanía” norteamericana. No hay forma de no reconocer en este cambio la mano certera y la palabra suave y respetuosa del Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Bien señaló el Presidente López Obrador en el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca: “es privilegiar el entendimiento, lo que nos une, y hacer a un lado las diferencias o resolverlas con diálogo y respeto mutuo”.