La RAE nos dice que zozobra es: “Inquietud, aflicción y congoja del ánimo, que no deja sosegar, o por el riesgo que amenaza, o por el mal que ya se padece” … y así, con una zozobra tremenda se despertó Queretaro después de los repugnantes sucesos del sábado pasado, donde la violencia, el desprecio y la frustración social terminaron de hacer hogar en el estadio Corregidora. Para todos, el hogar es un lugar que vas más allá de una casa y de un sitio geográfico, es el lugar donde somos nosotros mismo y nos pertenecemos. Es un lugar donde uno siente estabilidad y seguridad, es el lugar donde somos felices y cómodos… y tristemente, la violencia, el desprecio y la frustración social se han ido sintiendo cómodos, se han ido enraizado en nuestro estadio poco a poco hasta que, por fin, lo convirtieron en su hogar. El hogar futbolero de los queretanos fue mancillado de manera brutal y por ahora, al menos hoy, esa descomposición no se ve por donde se le pueda sacar sobre todo porque los aficionados y sobre todo, la directiva, les abrió la puerta.
Detallar lo que sucedió el sábado es ocioso, no tiene sentido, ya mucho se ha dicho y mucho se dirá, verdades y sobre todo, mentiras pululan y como siempre, según convenga, todos jalando agua a su pequeño molino. Sin duda, tenemos la liga que nos merecemos.
Este fin de semana y como ha venido siendo últimamente, los malos ganaron, en todo ganaron. De manera barriobajera vapulearon a todos, a las familias y al fútbol. Se habla de unos desadaptados, pero para mí, definitivamente no es gente inadaptada… mejor dicho, es gente adaptada para lo que se espera de ellos en entornos donde la violencia se entiende de forma inherente a su vida y personalidad y estos, han mamado abierta y orgullosamente del pecho de las directivas. Ambos, barras y directivas, se esfuerzan por romantizar un comportamiento cavernario, como si por alentar con gritos y violencia los hiciera mas aficionados que otros, no importa la sanción, estoy seguro que no aprenderán nada. Pobres cavernícolas, que alejados están de la pelota.
Ajenos a todas las emociones que nos produce el evento del sábado pasado, valdría la pena ahondar en la psicología de estos grupos para entenderlo mejor. Para estudiar a los grupos se analiza la influencia que los grupos tienen sobre el comportamiento individual y la que tiene el individuo para cambiar el comportamiento grupal. Esto se llama conciencia grupal.
Se habla de la desafiliación, ¿esa es la solución? Claro que no, solo es una salida fácil. Eso no erradicaría nada. Lo que debe suceder en un futuro es la personalización: Desaparecer las barras e Individualizar a la masa, ahí está la clave.
Cuando estamos en grupo, en muchas ocasiones, llevamos a cabo conductas que no haríamos estando solos. Pero, ¿qué se esconde detrás de este proceso? La clave está en el proceso de des individuación. ¿En qué consiste este proceso? Moral, Canto y Gómez-Jacinto (2004) de la Universidad de Málaga dan la clave: “el anonimato, el grupo y la autoconciencia individual reducida llevarían a las personas a tener comportamientos desinhibidos, impulsivos y anti normativos. Este proceso se basa en dos aspectos clave: el anonimato y la reducción de la autoconciencia individual.
Cuando estamos solos, lo más probable es que no arrojaríamos una lata de refresco en la acera. En primer lugar, porque ensuciamos. Pero si no nos han enseñado a respetar el medio ambiente y somos de los que arrojan basura en el suelo, lo más seguro es que si alguien nos está mirando no lo hagamos. ¿Por qué? Porque no gozamos de anonimato y la autoconciencia individual es mayor. Esto es, “sabrán que soy yo quien está ensuciando”.
Sin embargo, al ir en grupo, el anonimato es mayor y la conciencia individual se disuelve en el grupo. Se podría definir como que mi propia responsabilidad se traslada al grupo. “Si arrojo una lata al suelo nadie sabrá que soy yo, además, voy en grupo y la responsabilidad es más del grupo que mía”.
Y eso paso el sábado. Sin importar si fue planeado o no, basto que una pequeña parte de esa masa, rompiera los esquemas y la conciencia grupal se transformara, el supuesto anonimato y la comprobada impunidad que impera en nuestro país, fue el alimento perfecto para que personajes estultos sacaran a la luz sus frustraciones y resentimientos. Que pena. Que triste.
La casi anunciada desafiliación será un golpe tremendo para nuestra ciudad, nos hemos estigmatizado solos, al menos el futbol, esa etiqueta ya nos la tatuamos.
Como aficionados de a pie, ¿Qué nos queda?, poco y mucho. Poco porque ya esta hecho y las consecuencias vendrán, nada puede paliar lo del sábado: lo hecho, hecho esta y nos toca aguantarnos. Y nos queda mucho, mucho porque está el futuro y en el podemos forjar a nuevos aficionados que entiendan este deporte como lo que es: alegría.
En Queretaro, estoy seguro que aun somos más los buenos, volvamos al inicio, donde lo importante era ser feliz con tus amigos. Sin colores, sin diferencias, sin pasión mal entendida, volvamos a donde la pelota es diversión y no violencia. Tal vez hoy es mucho pedir: espero que pronto volvamos a rodar el balón con inocencia.
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