Erika P. Buzio
Para Pankaj Mishra (Jhansi, 1969), Palestina siempre ha sido una cuestión de color. Así lo señaló George Orwell en 1945, una idea que suscribe el escritor y ensayista indio en El mundo después de Gaza (Galaxia Gutenberg).
Plantea que las élites supremacistas blancas en Europa y Estados Unidos ven en Israel un Estado que hace con los palestinos lo que antes se hacía, sin resistencia, con pueblos de Asia, África o América Latina: someter, expulsar, exterminar.
“La fascinación de los supremacistas blancos con Israel es evidente: Israel hace con los palestinos lo que ellos quisieran hacer con árabes, musulmanes o migrantes”, dice Mishra en entrevista, invitado al Hay Festival Querétaro, donde tuvo actividades.
“Ahí está la raíz racial del conflicto: lo que vemos en Gaza es la persistencia de un orden impuesto por Occidente”.
En su ensayo, refiere que “el antagonismo aparentemente sin solución” entre israelíes y palestinos se refleja en una de las líneas divisorias más traicioneras de la historia moderna: la “línea del color”, descrita por el sociólogo estadounidense W. E. B. Du Bois.
“La diferencia racial se convierte en la base para negar a más de la mitad del mundo el derecho a compartir, en la medida de sus posibilidades, las oportunidades y privilegios de la civilización moderna”, escribe.
Considera que para los líderes en Occidente habría sido fácil negar su apoyo incondicional a un régimen extremista en Israel y, al mismo tiempo, reconocer la necesidad de perseguir y llevar ante la justicia a los culpables de los crímenes de guerra del 7 de octubre.
La ofensiva israelí sobre Gaza, apoyada por democracias liberales que se presentan como defensoras de los derechos humanos, revela para Mishra una contradicción histórica: la complicidad del mundo occidental con un proyecto colonial que se creía enterrado con las independencias del siglo 20.
El autor sostiene que Gaza es el recordatorio más brutal de que la descolonización sigue inconclusa. Si en el siglo 20 los pueblos de Asia y África lograron desmantelar los grandes imperios europeos, en Palestina la historia quedó congelada.
“El proyecto israelí es anacrónico”, agrega Mishra, un intento de revivir el colonialismo del siglo 19 en pleno 2025. “¿Vamos a volver a esa época de supremacía blanca y racismo imperial?”.
Por eso insiste en que la descolonización es el acontecimiento central del siglo 20 para una abrumadora mayoría en el mundo, ni siquiera la Primera ni la Segunda Guerra Mundial, tampoco la Guerra Fría ni la caída del Muro de Berlín.
“La descolonización alteró el orden global, cambió el mapa político y económico, liberó a sociedades enteras de siglos de subordinación. China e India no serían hoy potencias sin ese proceso”, plantea.
Gaza también mostró el colapso de un mito: el de la superioridad moral de la democracia liberal. Para quienes vivieron el colonialismo, las contradicciones de Occidente han sido evidentes desde hace décadas.
Pero ahora, subraya Mishra, ya no se pueden ocultar. Van desde el “apartheid de las vacunas”, es decir, el acaparamiento de dosis y la negativa de Occidente a proporcionar tecnología a los países pobres para fabricar sus propios biológicos contra el Covid-19, hasta la guerra contra el terrorismo y el respaldo evidente de Estados Unidos y Europa a la devastación de Gaza.
“La realidad de la democracia liberal nunca había estado tan clara para el resto del mundo”, sentencia el ensayista, quien dejó de publicar en Bloomberg, y cuya conferencia, base parcial de El mundo después de Gaza, fue cancelada por sus anfitriones en el Barbican Centre de Londres.
“Ya no quedan ilusiones”
Sostiene que Estados Unidos siempre ha malentendido la descolonización. Lo tacha de un país mal informado e ignorante, sin interés por el resto del mundo. Una crítica de la que no escapan ni el estadounidense educado en alguna universidad de la Ivy League ni los periodistas de los principales diarios.
“Son ignorantes del hecho de que la vasta mayoría de la población mundial luchó durante décadas y décadas para conseguir su libertad de los supremacistas blancos y que el resto del mundo no tolerará el regreso a ese pasado.
“No pudieron entender esto en Vietnam, donde pensaron que la gente que luchaba eran comunistas, pero en realidad eran nacionalistas. Eran anticolonialistas. Llevaban décadas diciéndolo. No lo entendieron en Vietnam ni en prácticamente todos los países en los que intervinieron”, critica el autor de La edad de la ira y De las ruinas de los imperios.
Considera que ahora Estados Unidos paga un precio enorme por esa ignorancia. La gran mayoría de países lo ve con desconfianza. Su reputación ha quedado destruida por su participación en el genocidio en Gaza y, después, por Donald Trump.
¿Después de Gaza?
Mishra perfila un panorama desolador tras Gaza: un mundo sin normas internacionales, gobernado por líderes envejecidos y violentos como Donald Trump (Estados Unidos), Narendra Modi (India), Vladimir Putin (Rusia) y Benjamin Netanyahu (Israel).
“Este es un mundo realmente horrible donde los valores de solidaridad, justicia o compasión son odiados y despreciados”, reitera.
Sin embargo, Mishra encuentra señales de esperanza en la reacción de las generaciones más jóvenes: los estudiantes que protestaron en los campus estadounidenses y fueron acusados de antisemitismo, los jóvenes que denuncian la corrupción y el cinismo de sus gobiernos.
“Ellos fueron los primeros en llamarlo por su nombre: genocidio. Y fueron castigados por hacerlo. Hoy el mundo entero reconoce que hay un genocidio en marcha”, sostiene. “Ese despertar es fundamental. Nos obliga a ver que nuestras sociedades están podridas y que necesitamos nuevos movimientos de protesta y solidaridad”.
El mundo después de Gaza, advierte Mishra, no será el mismo. De un lado, el peligro real de un regreso al orden racial y colonial que definió al siglo 19. Del otro, la posibilidad de imaginar un futuro distinto, que no repita el ciclo de supremacía y violencia.








