En su origen, las áreas naturales protegidas surgieron de la apremiante necesidad de excluir territorios del avance de la mancha urbana y la frontera agropecuaria, para fines de conservación. En México fue todo un hito, incluso se creo la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas; se incluyó en la legislación todo un capitulo que regulara estos territorios y sobre todo se les asigno un presupuesto para llevar a cabo las acciones de conservación y la vigilancia a su interior.
Recuerdo una charla que sostuve con el Director General de Inspección y Vigilancia Forestal de la PROFEPA (en esta Dirección se llevaba la inspección de las áreas naturales protegidas) en la década de los 90s, charla en la reflexionábamos sobre la protección y me dijo “Las áreas naturales protegidas son las más desprotegidas”.
Sabemos que varias ANPs han desaparecido, otras tantas, tienen serios problemas a su interior y algunas más, están prácticamente desatendidas, aunque las hay también, aquellas que son un verdadero ejemplo.
Las ANPs cubren una porción importante del territorio mexicano y albergan para su conservación los principales ecosistemas del país. Y una de sus características de las ANPs en México, es que las habitan las comunidades, que desde tiempo atrás han sido los principales actores para conservar dichos espacios naturales.
Los tiempos han cambiado, y ahora, el ritmo de creación de ANPs es más lento y sujeto a una gran cantidad de conflictos por los intereses que ahí confluyen, y esta tensión lejos de desaparecer, se volverá más cruenta, por ello, la voluntad de los gobiernos se pondrá a prueba, para conservar dichos espacios territoriales que brindan bienes y servicios locales, regionales y nacionales, es ahí donde se concentra la mayor magnitud funcional para mantener los servicios ecosistémicos, entre ellos la captura de CO2 como una estrategia para enfrentar el cambio climático, pero también para reducir los riesgos climatológicos. Las ANPs, representan hoy por hoy, la viva estampa de la biodiversidad, son la frontera natural que aún no estropea, contamina, daña, o deteriora el avance del desarrollo humano y económico.
Y si bien muchas de las ANPs se crearon por la lucha, insistencia y demanda de la sociedad civil, ahora también, se tiene que levantar la mano, de todas y todos, para mantenerlas, son un bien común y requieren de todo tipo de esfuerzo, trabajo, apoyo y financiamiento. No podemos darle la espalda, hay que mejorarlas, protegerlas y garantizar el mantenimiento de los servicios ecosistémicos, sus funciones y diversidad biológica.
En el municipio de Querétaro existen 10 ANPs tanto federales, como estatales y municipales y es tiempo que se desarrolle una estrategia de coordinación, una especie de figura institucional como podría ser la Comisión Interinstitucional de Áreas Naturales Protegidas del municipio Capital. Conjuntar esfuerzos, recursos humanos, técnicos y económicos, será mejor que ver cada ANP por su parte, además, estando en el mismo territorio municipal, es clave contar con un plan conjunto, con una estrategia compartida, y con una visión común.
En el reciente Programa de Manejo del Parque La Barreta, del Instituto de Ecología y Cambio Climático Municipal, podemos leer y apreciar que el objetivo central consiste en:
“Preservar, conservar y rehabilitar los ecosistemas del Parque Recreativo Joya La Barreta, así como el mantenimiento de los servicios ecosistémicos, que permitan impulsar y generar el bienestar y progreso de la sociedad queretana y su derecho a un ambiente sano, a través de un conjunto de lineamientos, acciones y medidas de protección, tendientes a la restauración, mediante este programa de manejo que involucre la generación de conocimiento cultural y ambiental para las localidades aledañas y los visitantes del Parque; y demostración de las actividades productivas en un marco de sustentabilidad que permitan la convivencia armónica entre la población de Querétaro y zonas adyacentes y los elementos naturales; la correcta implementación de este programa podrá asegurar la dinámica ecológica del sistema, conservando, recuperando y protegiendo del área.
Y dentro de sus objetivos específicos se encuentran, “Establecer programas de conservación y restauración en favor de las especies nativas del Parque; Establecer procesos de rehabilitación demostrativos que lleven a los habitantes de Querétaro a iniciar actividades que promuevan la recuperación de áreas degradadas; Ofrecer un espacio de recreación ambiental que promueva un incremento de la conciencia de los habitantes de la zona hacia el cuidado al ambiente y lo servicios ecosistémicos; Realizar el aprovechamiento, de las plantas medicinales y crear una farmacia viviente; aprovechar las semillas para la reproducción de las especies, mediante un vivero; Brindar un espacio para la realización de actividades de educación ambiental, recreación, turismo y protección de ecosistemas frágiles; Proteger elementos de belleza escénica y paisajística del Municipio de Querétaro.”
Disfruta este espació público natural del municipio.