El sida ha matado a 36 millones de personas en el mundo, y hay 38 más que viven con vih. Datos que cruzan la vista al leer que la pandemia –que nació en los 80–, es una de las que más víctimas ha causado en el orbe. Hemos calibrado el daño de las bacterias, pero los virus persisten en quedarse, como hoy el covid.
Henning Mankell, escritor de novelas policíacas tiene un libro extraordinario sobre el sida en África: Moriré, pero mi memoria sobrevivirá. África es el continente más desatendido en materia de salud y el sida una de las principales causales de muerte. ¿Por qué la importancia del tema? ¿Por qué aún no hay vacuna para el sida y sí existe para el covid –aunque Miguel Bosé se niegue a vacunarse?
Escribe Mankell: “hay todavía muchas personas que piensan que la epidemia del sida es el precio del pecado. Aun existen cabezas de turco, sean los refugiados que buscan asilo, los homosexuales o las prostitutas rusas”. ¿Cómo se controla una pandemia como el sida si aún imperan prejuicios con ideas falsas? El libro de Mankell es aterrador por el vih en África, territorio más afectado y del que pocos quieren hablar o pensar. ¿Será que son afros?
Se olvida que los relatos son puentes de comprensión ante toda diferencia. Que hoy podemos resistir al sida porque las medicinas han mejorado: se vive como cualquier enfermo crónico. Mueren aquellos que se alejan de la ciencia. Que exista la vacuna del covid es digno de agradecer. Pero que a 40 años de la aparición del vih no exista solución con vacuna es justo cuestionar por qué: ¿es más difícil un virus que otro o hay estigma sobre uno u otro?
Me ocupo de este tema porque hoy quieren llevar al cadalso a Hugo López Gatell, culpándolo de las muertes por covid, en México. Ajá. Los virus, las bacterias y las políticas de salud se politizan en un país donde el Estado ha vacunado por encima del 60 por ciento. La ignorancia asesina la conciencia. ¿Por qué no lo hicieron en los 80 cuando murieron tantos por vih/sida? ¿Porqué es una enfermedad que se transmite sexualmente? Del sexo ¿no se habla?
Si el sida fuera mejor atendido, el sexo de nadie –ni la clase social o la raza–, importarían un bledo.
Entiendan: la hipocresía daña el pensamiento.