En nuestras pláticas cotidianas ahora lo primero que te preguntan es ¿cómo te ha ido con el calor?, y si bien, es algo que nos incomoda y nos puede afectar en la salud, en los alimentos, en las plantas, y en otras tantas cosas más, también es cierto que, tiene influencia en los procesos bioquímicos de los organismos vivos. Y en algunos animales -como las aves y mamíferos- han desarrollado la capacidad de mantener estable la temperatura corporal y esta capacidad les permite sobrevivir en distintos climas. Otros -como los insectos, abejas, peces y reptiles- no tienen mecanismos para regular su temperatura corporal y son más vulnerables a las oscilaciones externas.
Así cómo el hielo puede ayudar a aliviar el dolor, el calor puede también hacerlo cuando hablamos de temperatura. El calor y el frío generan sensaciones opuestas en la piel: uno te estimula y el otro te calma. Esta diferencia también ocurre por debajo de la piel. “La aplicación de calor hace que los vasos sanguíneos se expandan, aumentando el flujo de sangre”, (Brooks).
Como resultado, el calor tiene una serie de beneficios potenciales que se perciben en:
• Disminución de la rigidez de las articulaciones
• Aumento en la flexibilidad
• Reducción del dolor
• Alivio de calambres y espasmos musculares
Al igual que el hielo, el calor solo debe aplicarse durante un período de tiempo limitado.
Por ello, el riesgo de efectos negativos, esta asociado, entre otras causas, al tiempo de exposición.
Pero también hay que diferenciar y usar correctamente las palabras “temperatura” y “calor”, pues es frecuente su confusión y mal uso. Por ello, diremos que el calor es la energía que se transmite entre dos o más cuerpos y va del que tiene mayor temperatura al que tiene menor temperatura. Mientras que la temperatura, es la medida del nivel de energía cinética de las moléculas de un cuerpo, cuanto más rápido se muevan las moléculas que integran al cuerpo, mayor será su temperatura y si se desea aumentar la temperatura de un cuerpo se debe aplicar calor.
En este sentido puede haber una temperatura no tan elevada y sentir en nuestro cuerpo mucho calor, lo cual dependerá de la tolerancia de cada persona, pero también de otros aspectos como el tipo de ropa, si te encuentras bajo una sombra, de cuanta distancia hayas recorrido caminando, si estas cercano a una estufa o en medio de muchas personas.
En el lenguaje común, se utiliza calor para referirse a la temperatura y temperatura para decir que hubo transferencia de calor.
Cabe señalar que la temperatura corporal es una medida de la capacidad del organismo de generar y eliminar calor. El cuerpo es muy eficiente para mantener su temperatura dentro de límites seguros, incluso cuando la temperatura exterior cambia mucho.
Cuando usted tiene mucho calor, los vasos sanguíneos en la piel se dilatan para transportar el exceso de calor a la superficie de la piel. Es posible que empiece a sudar. A medida que el sudor se evapora, esto ayuda a enfriar su cuerpo.
Por otra parte, hoy se habla mucho de los golpes de calor y hay que entender que éstos suceden cuando el cuerpo no puede controlar su propia temperatura y la temperatura corporal continúa subiendo. Los síntomas del golpe de calor incluyen alteraciones mentales (como confusión, delirio o pérdida del conocimiento) y enrojecimiento, calor y sequedad de la piel, incluso bajo las axilas.
El golpe de calor puede ser mortal y requiere tratamiento médico de urgencia. Dicho golpe de calor causa deshidratación grave y puede hacer que los órganos corporales dejen de funcionar.
Tomemos en cuenta que hay dos tipos de golpe de calor.
El golpe de calor clásico que puede ocurrir incluso cuando una persona no está muy activa, siempre y cuando haga calor y el cuerpo no pueda enfriarse por sí mismo lo suficiente a través de la sudoración. Y el golpe de calor inducido por el ejercicio que puede ocurrir cuando una persona está trabajando o haciendo ejercicio en un lugar caluroso.
También es muy común que todo mundo recomienda usar protectores solares, empero, la verdad es que nuestros cuerpos necesitan sol. Ya que la luz solar puede mejorar nuestro estado de ánimo, disminuir la presión arterial, fortalecer nuestros huesos, músculos e incluso nuestro sistema inmunológico, y sólo basta con una breve exposición para cosechar estos beneficios.
Hay acuerdo científico-medico de que, sin la luz solar directa, nuestros cuerpos no pueden producir vitamina D, una sustancia que realiza una serie de funciones importantes en nuestros cuerpos. Así tenemos que «Cuando el sol brilla sobre la piel, la radiación alcanza una molécula de 7-dehidrocolesterol. Lo que se convierte en previtamina D. Y después, la previtamina D tarda varios minutos en convertirse en vitamina D. Pero es la temperatura de tu cuerpo la que hace esta segunda transformación», (Ann Webb, profesora de radiación atmosférica en la Universidad de Mánchester, Reino Unido)
Necesitamos vitamina D, por ejemplo, para que nuestro cuerpo absorba el calcio y el fosfato de los alimentos; ambos minerales son vitales para tener huesos, dientes y músculos sanos. Y no importa tu edad.
Pero además de la vitamina D, actualmente se sabe lo bien que sienta la luz del sol y eso se debe a que la exposición al sol, mejora nuestro estado de ánimo al aumentar la liberación en el cerebro de una hormona llamada serotonina, que también te ayuda a sentirte tranquilo y concentrado.
Y por último, diremos que la luz solar reduce directamente la presión arterial, según científicos de la Universidad de Edimburgo, Escocia, que realizaron un experimento que mostró que exponer tu brazo a solo 20 minutos de luz solar es suficiente para aumentar la producción de óxido nítrico en la piel, lo que, a su vez, hace que los vasos sanguíneos se dilaten, bajando así la presión arterial.
Solo resta decir, que no se debe exceder de 10 minutos de exposición al sol y evitar quemarse. No todo es malo, depende de la cantidad.
Pero no sólo el ser humano padece de calor, también las plantas se ven expuestas, pues dichos organismos vivos experimentan el estrés térmico, que es el efecto acumulativo de la intensidad del calor, el tiempo que la planta está expuesta al calor y la velocidad a la que aumenta la temperatura.
En esta medida, se observa que algunas de las alteraciones bioquímicas y fisiológicas más críticas causadas por el estrés térmico en plantas son: el cierre de las estomas, en respuesta a las altas temperaturas, lo que impide que las plantas capturen suficiente dióxido de carbono (CO2) para la fotosíntesis, lo que puede frenar su crecimiento y disminuir su rendimiento y que, en consecuencia, habrá más CO2 en la atmosfera, lo que redunda en un aumento del cambio climático (calentamiento global).
Visto en su conjunto, el calor definitivamente trae alteraciones y afectaciones en los organismos vivos. El calor es aquello que siente un ser vivo ante una temperatura elevada.
En resumidas cuentas, el calor extremo es una alerta que llega a todos. Y por ello, la perspectiva de que el calor que sentimos aumente en el futuro es la amenaza más preocupante para la mayoría.
¡Ay, Calor!