SERENDIPIA
Cuántas áreas importantes y que cumplían con un trabajo estratégico han sido reducidas drásticamente o desaparecido en el gobierno del presidente López Obrador?
A un año del cambio de poderes, el gobierno resiente los efectos de la austeridad y la supresión de oficinas y programas. En todas las instituciones hay distintos problemas de administración.
Se espera que el sacrificio valga la pena y que esos recursos se destinen a iniciativas prioritarias del Presidente, como programas sociales; pero éstos, con todo y la inversión histórica que han recibido en la Cuarta Transformación, también se han afectado por la política de austeridad o por errores de planeación que abollaron el programa estrella de la administración: Jóvenes Construyendo el Futuro, que tuvo una reducción de 35 por ciento.
Hay otras áreas sensibles que han resentido efectos en distinta dimensión. Una de las decisiones con más alcance social tiene que ver con la distribución de medicamentos. El gobierno decidió hacerse cargo del reparto que por casi tres décadas descansó en empresas que crecieron y construyeron infraestructura para almacenar y entregar, con la idea de impedir el aumento indebido en precios, contener prácticas monopólicas y eliminar costos de distribución.
El resultado es un sistema precario. En septiembre, AMLO aludió a las protestas contra la austeridad y el nuevo esquema de distribución. “Me estaban fastidiando que faltaban las medicinas, que la austeridad, no sé cuántas cosas más. Ya les voy a contar cómo gastaban antes y les mostré unas facturas. Una vez fueron a un viaje a un país y compraron del Estado Mayor más de mil rastrillos”.
La revelación del Presidente es importante. ¿Se va a investigar ese suceso? ¿Remedia el desabasto este supuesto acto de corrupción? Dijo que quiere que las medicinas se repartan igual que la Coca Cola distribuye refrescos. ¿Cómo se resolverá la preservación adecuada de medicamentos?
Los problemas en la administración tienen efectos riesgosos en otras áreas, como la estratégica y compleja relación con EU. Se redujeron oficinas y recursos en el área de protección a migrantes y en las tareas de cabildeo. Gracias a esas tareas, Salinas rectificó a tiempo, luego de apoyar la candidatura de Clinton ante Bush, y después convencer al presidente estadounidense de firmar el TLC. Esa tarea hoy está desactivada o reducida, con resultados inmediatos en el endurecimiento del tono y la narrativa de sectores radicales en EU con los que se mantenía una comunicación estratégica.
El senador Tom Cotton dijo que “si el gobierno mexicano no puede proteger a los ciudadanos estadounidenses en México, en Estados Unidos tal vez tengamos que tomar las cosas en nuestras manos”.
Esas posiciones radicales, con Trump en la Casa Blanca, son peligrosísimas.