SERENDIPIA
El 1 de diciembre, en el primer aniversario del gobierno, estuve en el Zócalo. El protagonista principal era el presidente Andrés Manuel López Obrador, cuyo plan de gobierno está en marcha, pero en el asfalto caliente bullían las realidades de un país cuyos problemas sistémicos y ancestrales hace tiempo rebasaron a sus gobernantes.
Era el día del Presidente, pero el escenario estaba repleto de otros signos reveladores en los rostros que habitaban la plancha del Zócalo.
El más evidente –el más doloroso– es la pobreza en la que viven más de 50 millones de mexicanos. Una parte minúscula de ese número estaba en el Zócalo, representada por los miles de campesinos que llegaron a la Ciudad de México con sus necesidades, sus problemas y reclamos también cíclicos y recurrentes, gobierno tras gobierno.
En 2008, de acuerdo con el Coneval, había 49.5 millones de pobres. En 2018 el número creció a 52 millones. La tendencia no se ha modificado sustancialmente, década tras década.
El fracaso de los gobiernos para resolver el problema de la pobreza y revertir su tendencia creciente puede sintetizarse en dos ideas: No hay cobija que alcance en el presupuesto –como en el tema vital de la seguridad– para emprender políticas públicas que efectivamente ayudaran y permitieran a los mexicanos pobres salir de la pobreza. La segunda: ¿los programas asistenciales pueden ser suficientes para atacar la pobreza? La respuesta está en los datos confirmados de los últimos gobiernos.
Salinas lanzó una “guerra” contra la pobreza para beneficiar a 48 por ciento de la población clasificada como pobre y 19 por ciento en pobreza extrema. El presupuesto de Solidaridad, programa emblema del salinismo, creció de 547 millones en 1989 a 2.54 mil millones de pesos en 1993.
El dinero gastado entre 1989 y 1991 fue menos que lo destinado entre 1980 y 1982, de acuerdo con un ensayo de Julio Moguel, académico de la UNAM. Si se divide el total entre 40.3 millones de pobres, resulta en 53 centavos por año o 15 centavos por día, por persona.
El plan antipobreza de AMLO consiste en repartir casi 300 mil millones de pesos entre los pobres –cancelando programas y métodos de medición– el primer año; en realidad se han distribuido sólo 100 mil millones, a causa de errores y retrasos.
¿Alcanzarán esos 300 mil millones multiplicados por seis años para lograr que millones salgan de la pobreza?
Un reportaje de Daniela Barragán para Animal Político documentó que en 2013 el gobierno de Peña invirtió 325 mil millones de pesos –25 mil más que AMLO– en distintos programas sociales y de combate a la pobreza. En 2017 y 2018 el monto anual alcanzó los 524 mil millones y 575 mil millones de pesos. En seis años se gastaron 2 billones 864 mil pesos. La pobreza apenas descendió de 53 millones 349 mil pobres a 52 millones 425 mil 887.
El modelo de AMLO es semejante: elimina –supuestamente– la corrupción, pero cancela programas y mediciones importantes para combatir la pobreza.