SERENDIPIA
Meade: No me rindo
Para la mayor parte de los observadores, la candidatura de José Antonio Meade está sepultada. No para el PRI y para su candidato, José Antonio Meade. No se ven rendidos y menos declinando a favor de su némesis, Ricardo Anaya.
El PRI, se advierte en el campamento del secretario penta Pichichi, dejará en claro que nunca respaldará a Ricardo Anaya, por las heridas y las traiciones que creó y que provocó, y continuará al pie de la letra el plan en marcha para presentar a Meade como el único candidato capaz de fusionar el voto útil.
Tras el debate, en la campaña de Meade no parece haber una atmósfera de derrota o de frustración, pese a que el terreno de los debates era para ellos en el que mejor se desenvolvería el candidato del PRI. La mayor parte de los sondeos lo sitúan en el tercer lugar del debate, muy lejos de Andrés Manuel López Obrador y Ricardo Anaya.
El grupo de colaboradores más cercanos a Meade lo plantea así: “Ya teníamos presupuestada la del debate como la aduana más difícil, por el tema de corrupción y de violencia”. Meade, sostienen, nunca había debatido; Anaya, cientos de veces.
El debate sobre corrupción era muy difícil de ganar. Pese a eso, ven a Meade como el candidato más limpio, el único que presentó una imagen de estadista y el que dejó en el debate las mejores propuestas vs corrupción (fuero, 7 de 7 e independencia de ministerios públicos).
“Es un tema que por default ganan los otros, particularmente Andrés Manuel, a pesar de que no se sabe de qué vive y sí qué un buen número de colaboradores suyos se han corrompido”.
En el itinerario de la campaña de Meade lo que sigue es consolidar en los electores la experiencia y las propuestas de Meade como las únicas que dan viabilidad al futuro del país. “Vamos a recordar que se elige presidente, no campeón de oratoria”.
Así, en los días siguientes escucharemos a los voceros de Meade recordar que Anaya es un buen polemista, pero un inexperto en la administración pública. Solo ha sido sub secretario de Turismo y secretario particular de un gobernador.
La estrategia describirá a Anaya como un político en quien no se puede confiar. En sentido opuesto, trabajarán en la idea de que solo Meade puede cohesionar el voto útil (PAN y PRI, más otras coaliciones como Silvano Aureoles y el senador oaxaqueño por el PRD, Adolfo Romero), en tanto que Anaya no pudo mantener unido ni a su partido.
Esto último tendrá especial dedicatoria para algunos frentistas que tras el debate se apresuraron a convocar el voto útil a favor de Anaya.
Eso les significará trabajo suficiente para llegar a la siguiente etapa de los debates, en donde ven los temas más fértiles para Meade: economía, desarrollo social, salud y educación.