SERENDIPIA
Anaya, la bomba activada
Después de las elecciones intermedias de 2015, en las que el PAN obtuvo una victoria histórica en siete estados, en Los Pinos se transmitió una instrucción precisa a los presidentes de los partidos asiduos a la casa presidencial: si deseaban construir alianzas entre ellos podían hacerlo siempre y cuando no se aliaran con Morena, el partido de Andrés Manuel López Obrador.
En las semanas y meses siguientes, personajes como Miguel Mancera (PRD), Ricardo Anaya (PAN), Alejandra Barrales (PRD) y Enrique Alfaro (MC) aparecieron juntos deliberando opciones hacia la elección presidencial.
Los presidentes del PAN, PRD y MC comenzaron a conversar sobre la posibilidad de aliarse y solo por si acaso preguntaron en Los Pinos si no había ningún problema. La respuesta del primer círculo del presidente Enrique Peña fue una mezcla de sorna y soberbia: podían intentarlo si lo deseaban, pero en Los Pinos tenían la certeza de que no lo lograrían.
“Pueden hacerlo, pero no va a haber frente”, les respondieron.
Tres años más tarde, Ricardo Anaya, candidato de Al Frente por México, es una bomba activada que amenaza al presidente Peña y la elección de Meade como garante de la continuidad de las reformas estructurales.
¿Porque Anaya es un peligro para Peña y el PRI?
Anaya representa la construcción de un político desde las altas esferas del poder, en el peñismo. Entrenado en la traición, la mentira, el pragmatismo y la ausencia de escrúpulos, Anaya es el prototipo del político de estos tiempos.
La más reciente encuesta del periódico El Economista confirma a López Obrador como puntero, con un crecimiento de 0.6 por ciento entre diciembre de 2017 y enero de 2018. En el mismo periodo Anaya creció 0.4 por ciento y Meade, candidato del priísmo, descendió 1.2 por ciento.
Tic tac, tic tac, tic tac. Si el peñismo y el PRI no logran aniquilar o desarticular o asestar un golpe definitivo a Anaya antes de que comiencen las campañas el 30 de marzo, es muy probable que el ex presidente del PAN logre relegar definitivamente al tercer sitio de la contienda a Meade, y con ello sepultar el proyecto de transición peñista.
¿Anaya podría ser un plan B del peñismo para impedir que López Obrador llegue a Los Pinos? Para responder esta pregunta es necesario plantear otra: ¿Qué tan profundas son las traiciones y los agravios entre Anaya y Peña? ¿Las suficientes para impedir que la democracia vuelva a ser, como en 2006 y 2012, un juego siniestro en el que un partido traslada votos artificiales a otro?
TRINOS.
Una bomba cayó en territorio chilango: la panista Gabriela Cuevas se va a Morena, en un pacto que puede terminar con el bastión panista de Miguel Hidalgo. Cuevas fue electa presidenta de la Unión Interparlamentaria (UIP) formada por 173 países, en una votación realizada en octubre pasado en San Petesburgo, Rusia. No hay duda: Cuevas debe ser parte del complot ruso.