Carolina “N” tenía un embarazo gemelar de seis meses y medio cuando iniciaron los síntomas de COVID-19, la fiebre no cedía, después la tos no le permitía comer, ya que sentía que le faltaba el aire.
“Tomé algunos remedios, pero no se me quitaba la tos ni la temperatura y es cuando fui a mi clínica”, comentó.
Acudió a consulta a la Unidad de Medicina Familiar (UMF) No. 6 del Instituto Mexicano del Seguro Social, en San Juan del Río, Querétaro, ahí detectaron que tenía una baja saturación y la derivaron al Hospital General Regional (HGR) No. 2 “El Marqués”, para ser hospitalizada.
“No quería quedarme porque me daba miedo, pero no me dejaron salir. Al llegar a Querétaro me hicieron estudios y mi pulmón estaba muy afectado, después me tomaron la muestra para ver si tenía COVID-19 y el resultado fue positivo”, refirió Carolina.
La paciente ingresó el 20 de julio, cinco días después fue necesario practicarle una cesárea, ya que no podían administrarle ciertos medicamentos que requería. Sus gemelas estuvieron en incubadora por casi un mes para estabilizarlas y que comenzaran a ganar peso.
“Mi hicieron la cesárea y las llevaron a la incubadora, no las pude ver porque me mandaron a piso con otros enfermos. Salí del hospital y 15 días después fueron egresadas, sin embargo, por mi padecimiento seguí sin poder estar con ellas, las veía a través de una ventana en casa de mi hermana; pasaron 40 días para que las pudiera abrazar y amamantar”, compartió.
Carolina pudo estar en contacto con sus familiares por medio de cartas.
La trabajadora social del HGR No. 2, Mayra Alejandra Durán Pérez, comentó que su esposo, mamá y hermanos depositaban cartas en la caseta de vigilancia y el personal se las hacía llegar a la paciente.
“Ella recibía las cartas, después hicimos una videollamada para que supiera cómo estaban sus pequeñas, eso le dio mucho ánimo”, explicó la trabajadora social.
Durán Pérez dijo que el trabajo que desempeñaron en este caso, de vinculación con los familiares, motivó que la derechohabiente tuviera una mejor recuperación, pues su estado de ánimo se estabilizaba al tener información de su familia y saber que la esperaban.
“Las y los trabajadores sociales somos parte del apoyo administrativo y moral en estos momentos tan críticos de la pandemia”, concluyó.