- Antes disputa entre políticos, hoy de científicos
- Los últimos siete rectores repitieron en el cargo
- Hace 52 años se inauguró Centro Universitario
- Se construyó con Juventino; inauguró Calzada
La UAQ.
Ha sido fuente informativa de este reportero desde 1973, año de la inauguración del Centro Universitario del Cerro de las Campanas. Testigo presencial -dirían los abogados- hace 52 años, cumplidos este lunes y que hoy vive el tantas veces visto proceso electoral que, no hay duda, ratificará a la rectora Silvia Amaya Llano, ubicada en el tercer lugar de liderazgo en las universidades públicas de México.
Madrugadores hay, como siempre.
Se mueven los directores de Bellas Artes, Ciencias Naturales y Medicina, pero también son aspirantes los de Derecho e Ingeniería. Tiene la UAQ 14 unidades académicas -13 facultades y la escuela de bachilleres- con cuatro votos cada una, dos de maestros y dos de estudiantes.
Con base en el magnífico desempeño de la doctora Amaya Llano, que ha logrado el mayor crecimiento de nuestra casa de estudios y mantener interlocución y diálogo con los gobiernos, se daría por hecho la reelección.
Sus siete antecesores, Tere García Gasca, Gilberto Herrera Ruiz, Raúl Iturralde Olvera, Dolores Cabrera Muñoz, José Alfredo Zepeda Garrido, Jesús Pérez Hermosillo y Braulio Guerra Malo fueron reelectos, en las últimas cuatro décadas.
Mariano Palacios Alcocer no, porque optó por regresar a la política (y fue senador y gobernador) y Enrique Rabell Fernández no, porque apostó equivocadamente en la sucesión estatal y Rafael Camacho Guzmán se la cobró.
La actual rectora mantiene interlocución con las distintas fuerzas políticas, apoyada en su secretario Iván Nieto, y confía, quizá demasiado, en su grupo de directores, algunos de los cuales ya van de salida.
En fin. La elección será en octubre de 2026, con campañas, comparecencias, debates y todo lo que ya hemos visto.
Esto comienza en enero.
Antes era una lucha entre políticos.
Ahora es entre científicos.

Foto: Archivo
-CARABINA 30/30-
Recapitulemos.
Fue el 8 de diciembre de 1973, hace 52 años. cuando el presidente Luis Echeverría Álvarez, el gobernador Antonio Calzada Urquiza, el secretario de Educación Pública Víctor Bravo Ahuja y el de Agricultura y Ganadería, Manuel Bernardo Aguirre, junto con el rector José Guadalupe Ramírez Álvarez inauguraron las modernas instalaciones del Cerro de las Campanas.
Ahí estuvo el autor de esta columna.
Era un gran cambio.
Hasta ese año la UAQ se apretujaba en el memorable edificio ubicado en las calles de 16 de Septiembre, en donde estuvieron los colegios de San Ignacio y San Francisco, creados en 1625 y hasta 1767 y de 1868 a 1950 el Colegio Civil, antecedente inmediato de la Universidad fundada por el gobernador Octavio S. Mondragón y el rector Fernando Díaz Ramírez el 24 de febrero de 1951.
En el corazón del Centro Histórico permaneció hasta 1973 en donde a iniciativa del licenciado Ramírez Álvarez el presidente Luis Echeverría aprobó la entrega de los terrenos del Cerro de las Campanas (en donde se celebró por años la Feria Ganadera) y la construcción del Centro Universitario, siendo gobernador Juventino Castro Sánchez.
De esa manera lo registramos, en el tomo II de la serie de libros denominada “Querétaro en el siglo XX, Personajes de la Vida Cotidiana”, publicado en 2013 por el Gobierno del Estado, al hacer la semblanza del ilustre maestro, periodista, abogado y cronista de Querétaro, José Guadalupe Ramírez Álvarez.
Cito:
En efecto, queda su obra, imperecedera, en la que destaca el Centro Universitario, construido en el Cerro de Las Campanas, a partir de un discurso pronunciado ahí precisamente, el 15 de mayo de 1972, ante el presidente Luis Echeverría Álvarez. Que así como Juárez, le dijo, ordenó lanzar fuego y metralla en esa colina, para acabar con Maximiliano y su imperio, “a él le correspondía ordenar que se lanzara cemento, arena, cristales, hierro, para construir aulas, porque ahí se iba a hacer nuevamente México”.
El primer mandatario aceptó. Y así, el 20 de septiembre de ese mismo año recibió a los representantes de alumnos y maestros de la UAQ en Los Pinos, en donde Ramírez Álvarez expuso que la máxima casa de estudios tenía tres mil alumnos y una superficie de seis mil metros cuadrados, dos metros por estudiante, como en los panteones. Echeverría lo interrumpió: “ya no necesita…ya no me diga más. Va a tener todo”. Y al modo: ¿Traen los planos? Sí. ¿Tienen los presupuestos? Sí. ¿Cuándo podemos empezar? Mañana. ¡Empiecen mañana!
La anécdota nutre el libro “El estilo personal de gobernar” de Daniel Cosío Villegas y es suficiente para reconocer la aportación de José Guadalupe Ramírez Álvarez, que en el proyecto de memorias dictadas a su discípulo Pedro Jesús Montiel Cárdenas, afirmó orgulloso: “Porque indiscutiblemente, aunque lo nieguen, aunque lo que sea, han sido obra mía, el Centro Universitario y los periódicos de Querétaro, Amanecer y Diario”.
¡Ah, la historia!

Foto: Archivo
-BAZUCAZO-
Castigado.
En la última entrevista concedida por el exgobernador Juventino Castro Sánchez a este reportero y publicada el viernes 29 de abril de 2005, hace 20 años, en Diario de Querétaro, contó haberle planteado al presidente Luis Echeverría sacar del Cerro de las Campanas la feria ganadera, porque no era posible que la estatua de don Benito Juárez estuviera rodeada de corrales con animales y le propuso el mayor centro de cultura, el Centro Universitario.
Se construyó al final de su gobierno (1967/1973) pero no lo dejaron inaugurarlo. “Me castigaron, dijo en corto, por diferencias con su sucesor, el arquitecto Antonio Calzada Urquiza.
La política es así.

Foto: Fernando Venegas Ramírez




