“… un proyecto de Universidad Nacional va de la mano para que los jóvenes, provenientes de toda la extensión geográfica de México, logren al terminar sus niveles de bachillerato, ingresar a una formación profesional, como si estuviéramos de la mano de los franceses y sus centenarias universidades, como menciona nuestro amigo Jules Ferry —ministro de educación de Francia— una enseñanza pública y gratuita, que la instrucción a la que llaman primaria se de los seis años a los trece, que sea laica, pero no entendida como laicismo, que confronta y pone en rivalidad los fuertes pilares de nuestra sociedad moderna, sino como laica, que determina el respeto mutuo de la separación de lo escolar y lo creyente, ambos relevantes en la vida de los jóvenes…”
7 de abril de 1881, Cámara de Diputados, presentación del proyecto de Universidad Nacional por el Mtro. Justo Sierra.
—¡Eminencias! que de la mano de un proyecto de Universidad Nacional vaya en el entendido de volverlo realidad ¡nuestros jóvenes le anhelan! es en sus mercedes, donde habita el espíritu que nos da la fuerza para levantar un simple edifico, que será el borbón del conocimiento y la luz del que no la tiene…
—¡A moción Justo! qué se nos diga ¿quién la gobernará? — le replicaba Enrique M. de los Ríos.
Una vez hojea su libro de apuntes del proyecto —escrupulosamente escrito a máquina y con sellos de oficialía de partes—.
—Este… ¡un minuto señores…! —sudaba— ¡aquí está… que le sea gobernado por un director de la llamada Universidad Nacional! este será elegido por el Presidente de la República y por la Cámara de Diputados, que a primer designación, sea el segundo y los próximos solamente por el Presidente de la República.
—Será menester político entonces la Universidad.
—En principio será así, debido a que no se cuenta con el recurso y sería impensable establecer que fuera y tuviera una autonomía económica, debido al estado de construcción de la misma, se requiere el apoyo del gobierno de la República para solventarse… el director tendrá que ser ciudadano mexicano, más de treinta y cinco años, preferentemente no ser ministro de culto religioso.
—¿Al cuidado de que institución o secretaría?
—Pretendemos…
—¿Pretendemos? ¿a quiénes se refiere usted?
—¡Es una muletilla eminentísima! pretendo que sea bajo el cuidado del propio poder ejecutivo, quien asigne, cuide y levante el ejercicio de dicha institución Nacional.
—¿Un presidente al cuidado de los jóvenes? ¡vulgar descaro! no son menesteres de un ejecutivo de la Nación velar por un puñado de estudiantes.
«… el Estado no puede desinteresarse de la tarea educativa y que no se trata de fundar una Universidad particular sino nacional, pagada por el Estado y de cuya organización debe encargarse los órganos del poder, pero que, en todo caso, la independencia de los universitarios solo se ejercería en las cuestiones concernientes al gobierno académico de la institución…»
—Al tenor del día siete de abril de 1881, que quede en actas que el proyecto de Universidad Nacional no procede y se acople al régimen de revisión al permanente…
19 de julio de 1867, Ciudad de México, comida de recepción al Ex rector del Colegio de San Ildefonso, Sebastián Lerdo de Tejada y Corra.
«…tremenda comilona y bebida se vive en este recinto que fuera el cuartel de las tropas francesas —de igual modo de las americanas— para dar la bienvenida al Sr. Rector Sebastián Lerdo de Tejada y Corra, quien recién llegado de su gira con el presidente Benito Juárez por todo el país, enarbolando durante cuatro años la bandera de lo legal, republicano, frente a la afrenta de la intervención francesa, llega a su casa el hijo pródigo, quien nos honra con su presencia para brindar por obtener la segunda independencia…»
Los jóvenes estudiantes del Colegio, quienes buscan se restauren las actividades académicas para obtener su grado de bachiller, hacen de la seriedad del momento, en la elocuencia y brindis la gallardía no se rompe y los sabores de las palabras se hacen resonar.
Es el turno de hablar del joven estudiante de Bachiller José Riva Palacio…
«…El orden, el estudio, la ilustración, la ciencia, el colegio levantado, restaurado, rejuvenecido, vuelto al esplendoroso brillo de sus mejores días:
La democracia, la libertad, el progreso, la República independida, restaurada en una vía amplia sin estorbos, de prosperidad y de ventura.
He aquí, los hechos, las ideas, los sentimientos identificados con un hombre que ha sabido cumplir con sus deberes, con una ilustración viviente, con un renombre histórico en los anales del colegio y en los de la República…»
¡Los aplausos no se dejaron esperar!
El actual rector Don Antonio de Tagle hizo fervor por el brindis:
«…que de su mano Sr Sebastián Lerdo de Tejada y Corra, le haga llegar a nuestro presidente Don Benito Juárez esta petición de convertir este colegio en parte del México de la segunda independencia, un espacio de la cultura y de las ciencias, que de donde viene su propia formación y la de nuestros distinguidos ministros ¡todos ellos egresados de esta institución! Que se de propia Sr. que dictamine esta petición.
Y que a la par de hacerse de un Bachiller de corte Nacional, gratuito y público, no solo para los más proclives, luego, en poco, logremos obtener una Universidad como las de España o Francia, dignas de entonces lograr llamarnos República, de lo contrario, solo seremos un Estado ¡uno más como tantos otros!
¡Salud! »
Turno del Ex Rector Sebastián Lerdo de Tejada y Corra.
«… agradezco las palabras y los elogios de mi quehacer, soy un simpe seguidor de ideas libertarias, que de República nos funden y nos construyan como la nación a la que hemos aspirado ser, por tantas décadas de continuos embates por los que mancillan nuestra patria, la educación es el pilar de la modernidad, no se aspira a ser una República si no hay educación para todos, gratuita, pública y laica…
Deseo ejemplificar a lo que llamamos educación laica: ¡no queremos un teísmo fanático! donde se niegue toda la formación antropológica de las personas en sus etapas per se ¡le necesitamos! no es menester que de un lado se obtengan voluntades de moral patriótica y por otro se vaya el extremo de la negación total de la existencia ¡lo que deseamos es un lugar definido entre la Iglesia en sus recintos y la educación en los propios!… ¡Escuela Nacional Preparatoria gratuita, pública y laica!»
¡La concurrencia en aplausos de pie!
12 de abril de 1881, escritorio del Ministro de Justicia José Trinidad Ezequiel Montes Ledesma, lectura a Justo Sierra del proyecto de Ley Orgánica de la Instrucción Pública.
—Nuestro querido amigo poblano Gabino Eleuterio Juan Nepomuceno Barreda Flores, decidió con el proyecto de la Preparatoria fundamentalismos no propios a la actualidad que requerimos Justo, por un lado, su positivismo de que solo lo científico es lo correcto, que sólo la ciencia tiene la verdad es antiguo y quedado ¿dónde están el arte y las expresiones como la música? de menester en boga en Europa y Norteamérica ¿filosofía? es la base de todo pensamiento actual.
—No comparto el positivismo Sr Ministro de Don Gabino Barreda, pero la Escuela Nacional Preparatoria es un proyecto contundente con una filosofía cercana, las ciencias han avanzado y crean solidez en el pensamiento.
—Barreda diseñó bajo el estatuto de haber estado cerrada por cuatro años ¡pensó que el daño al conocimiento de los jóvenes iba a ser profundo! un tiempo sin escuelas, no hubo cátedra alguna, no se enseñó letras y números, no continuó la educación a sectores importantes de nuestra sociedad… ¡eso traerá consecuencias!
—Pues no han sido tan severas como se previó, cierto que el tiempo sin enseñanza académica permeó a toda la nación, hubo colegios que no cerraron y pudieron avanzar, pero otros definitivamente hasta destruidos se encuentran.
Ezequiel Montes cerró el libro de trabajo y le preguntó directo a Sierra, bajando sus catalejos a la nariz…
—¿Considera amigo Justo que el daño por haber estado la instrucción escolar cerrada durante cuatro años es mínimo?
—Sr Ministro, los colegios que brindan educación en nuestro país son de consistencia particular ¡ni siquiera el cinco por tanto de cada población acuden a ella! es una educación de privilegio, por ello al estar cerradas ¿qué de importante para el agricultor es que hayan sido obstruidas? ¿acaso del ebanista sufrió por el deterioro educativo? al contra, los talleres se colmaron de jóvenes de todos los medios económicos para aprender oficios, que quien de factor iba a ser jurista, ahora es el mejor ebanista de su región, que de quien iba a ser médico ¡que de pintor hace ya sus menesteres!
Cuando un país cierra la instrucción académica, surgen nuevos oficios, maestros del taller que tenían la vocación, pero el ruido y la presión de las familias tradicional obligan a continuar un camino, por mucho el del mismo padre, que hoy se ha demostrado, de seguro no era el correcto.
—Considera amigo Justo Sierra que de por ello logremos mejoras en la población con un proyecto sólido de Escuela Nacional Preparatoria ¿si la Universidad Nacional es un proyecto sólido?
«…una Universidad es un centro de donde se propaga la ciencia, en que se va a crear ciencia; ahora bien, señores diputados, la ciencia es laica, la ciencia no tiene más fin que estudiar fenómenos y llegar a esos fenómenos últimos que se llaman leyes superiores.
Si la ciencia es laica, si las universidades se van a consagrar a la adquisición de las verdades científicas, deben ser, por la fuerza misma del término, instituciones laicas.
¿Por qué tenía que ser el Estado quien realizara el proyecto de la Universidad Nacional? porque, el egoísmo y la impotencia, o ambas cosas, de: “nuestra burguesía enriquecida nunca había demostrado solicitud por la instrucción pública”.
Para compensar esa deficiencia cívica el Estado asumiría la responsabilidad de dotar a los mexicanos de un centro de educación superior; sin embargo, el Estado tampoco parece dispuesto, el saber y a prevalerse de las circunstancias.»
Ezequiel Montes se rascaba su mentón, haciendo tiras de sus barbas —canosas, olorosas a tabaco— mientras escribía algunas líneas en su pequeña libreta de diario, un sorbo al café y volvió a revirar a Sierra:
—Qué de saberse posible esta Universidad ¿qué futuro le depara?
«…desinteresados del fin práctico e inmediato de la enseñanza, aspiren a dar un papel a México en el movimiento de avance constante de las ciencias, recogiendo y analizando los descubrimientos nuevos, profundizando los viejos para encontrarles nuevas y fecundas trascendencias, fomentando y estimulando sistemáticamente las aplicaciones científicas al bienestar general, y dando impulso y abrigo a los estudios sociales en que queden comprendidos los trabajos metódicos de todas las manifestaciones en que el fenómeno social predomine y rija a los otros, y en ellos incluimos los estudios históricos y arqueológicos, jurídicos, económicos y políticos, literarios y artísticos…
México será un fuerte contendiente a lograr todos los anhelos que se proponga, teniendo una alta clase de universitarios, que harán cofradías, emularán a la ciencia por la verdad y al arte por la diversidad…
¡Seremos una sola nación!
Continuará…