Katia Reséndiz
Recientemente tuve la oportunidad de asistir a la presentación de empresas globales-medioambientales de Valonia, Bélgica; proyección que me dio una profunda inspiración para impulsar a que nuestro país pueda transitar a la innovación que se está gestando en otros países en materia de sustentabilidad; creo que es fundamental que tanto sociedad y gobierno evolucionemos en cuanto a conciencia ambiental y nos abramos a las propuestas que diferentes países están desarrollando para un mejor y eficiente aprovechamiento del agua, para la descarbonización del planeta y el manejo de residuos.
Muchos mexicanos tenemos claro el potencial de nuestro país, el cual se ha ido degradando significativamente en los años recientes; la labor de no permitir que nuestros recursos naturales sigan siendo sobreexplotados requiere acción: el diagnóstico de la enfermedad ya lo tenemos, lo que falta es la voluntad para sanarla; opciones existen, talento sobra, solo hace falta ordenar prioridades. Sin duda, el cimiento de la solución está en la educación ambiental permanente y en la generación de una nueva cultura para el buen uso del agua con las niñas y niños que genere nuevos patrones de cuidado ambiental; creatividad y arrojo, a los empresarios les pedimos creatividad, arrojo y visión de futuro; a los adultos nos corresponde desaprender malos hábitos y cultivar nuevos, porque somos ejemplo y porque el momento que vivimos exige mucho más.
Una de las alternativas por ejemplo que sin duda contribuirían a reducir las emisiones y cuidar nuestro planeta es el hidrógeno verde como elemento decombustible y de energía. No olvidemos que 2030 es el año límite señalado por la ciencia para que estén listas las estructuras de la nueva economía sin carbono y que nuestro país se comprometió a nivel internacional a reducir en un 22% sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para ese mismo año, también a generar el 35% de la electricidad con energía limpia para el 2024, y a cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de Naciones Unidas.
Pero ¿qué es el hidrógeno verde y cómo se obtiene? Es un combustible universal, ligero y muy reactivo que se obtiene de un proceso químico conocido como electrólisis. Este método utiliza la corriente eléctrica para separar el hidrógeno del oxígeno que hay en el agua, por lo que, si esa electricidad se obtiene de fuentes renovables, se genera energía sin emitir dióxido de carbono a la atmósfera. Esta alternativa, como sustituto energético en industrias como la Petroquímica, Metalúrgica, Química, Minera, Cementera, Automotriz, Transporte y Alimentos, entre otras, podría tener grandes impactos positivos en la reducción de emisiones; al erradicar la presencia de 830 millones de toneladas anuales de CO2 que se originan cuando este gas se produce mediante combustibles fósiles.
Apostarle a una mayor educación ambiental y generar una nueva cultura del agua nos dará una tregua, la utilización de alternativas para reducir las emisiones de carbono como el hidrógeno verde y nuevas tecnologías nos darán una tregua, no esperemos a cumplir con un día cero como hoy sucede con el agua, no esperemos de brazos cruzados a que las regulaciones en materia ambiental se endurezcan por los limitados avances que estamos teniendo en la lucha contra el cambio climático; no dejemos que sea la imposición de aranceles verdes la que nos obligue a actuar y devolvamos a México la competitividad que nos hará sobrellevar y superar la reactivación económica.