La teoría del dominó sostiene que si un país entra en un determinado sistema político, puede arrastrar a los otros de su área en la misma dirección.
El anuncio del acuerdo entre Israel y Emiratos Árabes Unidos para normalizar relaciones diplomáticas podría detonar una reacción en cadena que haga que otros Estados árabes se sumen al círculo de normalización.
Como idea central, el acuerdo persigue establecer una nueva hoja de ruta para Oriente Medio que libere el enorme potencial de la región en una zona en permanente conflicto desde 1948 cuando se creó el Estado de Israel que no fue reconocido por los países árabes y llevó al desplazamiento de palestinos que aún ahora siguen viviendo como refugiados.
Es una invitación a que los otros países de la zona se sumen en una coalición que entierre al pasado en pos de un mejor futuro; es la posibilidad de combinar el poderío económico de los países árabes con la capacidad israelí en ciencia y tecnología que haría a todos los países más fuertes y más prósperos y traería enormes beneficios a sus poblaciones.
Este acuerdo entre Israel y Emiratos Árabes Unidos no se fraguó de la noche a la mañana. A lo largo de muchos años ha habido estrechos contactos entre Israel y sus vecinos Bahréin, Omán, Catar, Kuwait y Arabia Saudita. En el caso de Emiratos, el contacto data de hace 30 años a lo largo de los cuales se han abierto oficinas comerciales, ha habido presencia de atletas en justas deportivas, de hombres de negocios, y últimamente de misiones humanitarias de apoyo a la población palestina por el coronavirus.
La amenaza de un Irán fuertemente armado y con capacidad nuclear, y la devastadora explosión en Beirut hace unas semanas, fueron probablemente un acicate para que este acuerdo en ciernes se formalizara. Y el que Israel, entre anexión parcial de Cisjordania o normalización, eligiera la normalización.
La sensibilidad y visión de los líderes de Israel y de los Emiratos así como la mediación del Presidente Trump, deben ser reconocidas. México se congratula por ello. La tradición diplomática de nuestro país siempre se ha apegado a los principios de solución pacífica de los conflictos y ha privilegiado el diálogo como el arma para resolver las disputas entre naciones.
El diálogo deberá incluir a los palestinos. Sin ellos, no habrá paz ni seguridad en la región. Las Naciones Unidas han recibido el acuerdo de la normalización de relaciones entre israelíes y emiratíes como un paso hacia las negociaciones entre ambos pueblos, paralizadas desde 2014.