Alimentado por la siempre dudosa palabra de un testigo protegido, especie cimarrona cuya ansia escapatoria se nutre de palabras sin comprobación, acusaciones a veces sin el mínimo sustento de la lógica, utilizadas en las Cortes estadounidenses para enviar a la cárcel –una vez satisfecho el pretexto–, a decenas de personas en todas partes del mundo (la justicia en manos de la conveniencia y el interés personal de los delincuentes), el reconocido periodista Tim Golden ha estallado una bomba mediática (misil político a la vez) en contra de nuestro señor presidente, cuya honestidad es tan clara como la limpieza de una patena o la sagrada forma.
A eso se suma la insistencia sin duda calumniosa (¿cómo dudar de la Honestidad Valiente, el Humanismo Mexicano y la Revolución de las Conciencias?), sobre el comportamiento de los hijos del Señor presidente, quienes –así fuera únicamente por la fuerza del ejemplo y las insobornables leyes de la herencia— todos sabemos incapaces de cualquier conducta desviada de la rectitud de la enseñanza paterna, porque todos lo sabemos, la palabra persuade, pero el ejemplo arrastra.
Pero si no fueran suficientes esas piedras en el sendero final de la bienhechora administración de nuestro faro de luz, rayo de esperanza, consuelo de los que sufren, adoración de la gente (habría dicho JAJ, si lo hubiera conocido); los malévolos jueces de la Suprema Corte de Justicia (lacayos del capital, apátridas sin dignidad), echan abajo la Reforma Energética cuya finalidad era –a fin de cuentas–, recuperar la energía eléctrica en favor del pueblo mexicano a través de la empresa dirigida (¡aguas!) por Manuel Bartlett, para continuar la hazaña nacionalista iniciada en la lejana década de los años sesenta, del también lejano siglo XX, por el señor presidente Adolfo López Mateos.
Muchos dolores de cabeza y quebrantos injustos por incomprensión, deben producirle estas embestidas reaccionarias a nuestro gran timonel, porque a eso se le suma la aparición de un fantasma, el espectro de Luis Donaldo Colosio cuyo ectoplasma aparece y desparece con la frecuencia de incógnitas invocaciones espíritas, y —cuando menos se piensa– resucita con el asunto de Lomas Taurinas, ya sea inducido por la inexplicable comisión de los derechos humanos (con minúsculas) desde donde se insiste en sacarlo de la prisión o como respuesta y propuesta del huérfano del asesinado político, quien le pide al presidente indulto para el asesino, pues sólo así se dejará de jugar con la apertura del expediente de un asesino juzgado y condenado, aunque para negarse a tan extrema concesión de gracia, el señor presidente incurra en el error de llamar magnicidio al crimen, cuando se trató de un homicidio contra un ciudadano en campaña política, lo cual no lo hacía magno (magnos nada más Alejandro o Carlo), porque no tenía cargo alguno, no era ni siquiera presidente electo como su paisano Álvaro Obregón, pero en fin, cosas de la oratoria y sus excesos.
Pero detallemos alguno de estos asuntos para comprender cómo –junto con la algarabía de la castañuela científica en campaña, doña Claudia Sheinbaum—, el panorama electoral se complica, pues hasta un magistrado del Tribunal Electoral (esa institución modelo de estabilidad y orden), nos ha prevenido sobre la intervención de los malandros mala entraña, hijos desobedientes, en las urnas, ellos cuya experiencia consiste en llenar otras urnas, las funerarias.
El fementido Tim Golden es un periodista muy conocido de los mexicanos. Hace años, con Flora Lewis se metió muy a fondo contra Manlio Fabio Beltrones. El 26 de junio de 97, publicó esto:
“Los diplomáticos estadounidenses en la Ciudad de México han rechazado una propuesta para revocar la visa de un poderoso gobernador estatal en México, a pesar de lo que los funcionarios describieron como un juicio generalizado entre los analistas de inteligencia y las fuerzas del orden en Washington de que está vinculado con importantes narcotraficantes.
“Las diferencias sobre el tema han abierto una brecha inusual entre los funcionarios estadounidenses responsables de los esfuerzos antidrogas y el embajador saliente de Estados Unidos en México, James R. Jones, quien se ha acercado a la élite gobernante de México”.
–¿Tiene esta historia alguna relación con las acusaciones al presidente López Obrador?
Si y no. Sí porque se trata de la presencia permanente del narcotráfico en la agenda binacional.
Y no, porque por primera vez el señalado es un jefe de Estado, quien, a su vez, tajante y sin eufemismos acusa al Departamento de Estado de EU, de utilizar los medios de comunicación americanos con fines electorales, sin explicar bien a bien cómo se relacionan ambos hechos.
No se sabe claramente cuál será la consecuencia de tan airado señalamiento por parte de nuestro presidente, pero hay una insinuación sobre el congelamiento de las frecuentes visitas de funcionarios estadunidenses a México viceversa: cómo nos vamos a sentar en la misma mesa y hablar de los problemas cuando se despliegan estas calumnias en contra del presidente de México, ha dicho Andrés Manuel envolviéndose en la bandera nacional.
Y hace bien.
Sin embargo, esto le ha caído como anillo al dedo a la candidata opositora Xóchitl Gálvez quien antes de salir a Estados Unidos ya llevaba ensayado el discurso sobre la gravedad de estas acusaciones de financiamiento ilegal de una de las tantas campañas presidenciales (o de todas, si nos atenemos al resultado final).
Y si la máxima de Voltaire resulta exacta, algo queda después de la calumnia, porque cuando no son los hijos propios son los hijos del Chapo o los hijos de esa señora con nombre de rancho chiapaneco, pero al hombre del Palacio no lo dejan en paz; a él cuya actual ocupación fecunda es prepararle el guion a la campaña de Claudia (o a Claudia para su campaña), pues para eso enviará un paquete legislativo como pliego de mortaja (sin mortaja), para darle a su sucesora el instructivo de gobierno cuya plena ejecución permitirá el avance de la Cuarta Transformación y la derrota definitiva del clasismo, el racismo, el egoísmo y el pensamiento reaccionario, conservador y cínico.
Y si así no lo hiciere, el mandato se le podría revocar, ahora con menos requisitos.
Se acabó enero.