Las comisiones de la verdad se establecen para descubrir y dar a conocer acciones del pasado que han dañado a una nación. Por decenas de años, México ha sido duramente golpeado por la corrupción y los daños sufridos pueden equipararse a los que un país sufre por una guerra o a manos de una dictadura.
Por ello voy a proponer la creación de una Comisión Legislativa de la Verdad que nos permita cumplir con las exigencias ciudadanas de profundizar y acompañar las investigaciones sobre corrupción en nuestro país y sumarnos así a la impresionante cruzada contra el viejo régimen que han iniciado el Ejecutivo federal y la Fiscalía General de la República.
En los últimos 40 años alrededor de 40 países han establecido algún tipo de comisión de la verdad y su principal antecedente se encuentra en los juicios de Nuremberg, posterior a la Segunda Guerra Mundial.
En diciembre de 1995, el presidente de Sudáfrica Nelson Mandela ordenó el establecimiento de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación para confrontar las consecuencias de la política racista y represiva del apartheid. Las audiencias fueron televisadas públicamente en todo el país y confrontaron a los perpetradores con las víctimas a las que habían violentado física, social y económicamente.
Durante su período de funcionamiento, la Comisión tomó el testimonio de aproximadamente 21,000 víctimas, 2,000 de ellas en audiencias públicas; recibió 7,112 solicitudes de amnistía y la concedió en 849 de los casos, asimismo, definió reparaciones financieras, simbólicas y comunitarias para las víctimas. La catársis nacional que provocó permitió al país ver hacia adelante e iniciar, en unidad, un proceso de modernización democrática.
La Comisión de la Verdad y la Reconciliación de Canadá, instalada en 2007, abordó las injusticias históricas perpetradas contra los pueblos indígenas en especial los 150,000 niños indígenas que fueron separados de sus familias y comunidades y trasladados a Escuelas Residenciales Indígenas. La Comisión buscaba facilitar la reconciliación entre exalumnos, sus familias y sus comunidades y permitió cambiar políticas públicas para lograr, entre otros, la reconciliación entre la Iglesia y los pueblos indígenas, la formación y sensibilización de servidores públicos y fomentar la memoria histórica a través de museos y archivos.
México necesita un ejercicio similar para que toda la verdad de la corrupción salga a la luz pública y para que a partir de ahí logremos un proceso de recomposición y reconstrucción de la vida nacional.
Las comisiones de la verdad se establecen para descubrir y dar a conocer acciones del pasado que han dañado a una nación. Por decenas de años, México ha sido duramente golpeado por la corrupción y los daños sufridos pueden equipararse a los que un país sufre por una guerra o a manos de una dictadura.
Por ello voy a proponer la creación de una Comisión Legislativa de la Verdad que nos permita cumplir con las exigencias ciudadanas de profundizar y acompañar las investigaciones sobre corrupción en nuestro país y sumarnos así a la impresionante cruzada contra el viejo régimen que han iniciado el Ejecutivo federal y la Fiscalía General de la República.
En los últimos 40 años alrededor de 40 países han establecido algún tipo de comisión de la verdad y su principal antecedente se encuentra en los juicios de Nuremberg, posterior a la Segunda Guerra Mundial.
En diciembre de 1995, el presidente de Sudáfrica Nelson Mandela ordenó el establecimiento de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación para confrontar las consecuencias de la política racista y represiva del apartheid. Las audiencias fueron televisadas públicamente en todo el país y confrontaron a los perpetradores con las víctimas a las que habían violentado física, social y económicamente.
Durante su período de funcionamiento, la Comisión tomó el testimonio de aproximadamente 21,000 víctimas, 2,000 de ellas en audiencias públicas; recibió 7,112 solicitudes de amnistía y la concedió en 849 de los casos, asimismo, definió reparaciones financieras, simbólicas y comunitarias para las víctimas. La catársis nacional que provocó permitió al país ver hacia adelante e iniciar, en unidad, un proceso de modernización democrática.
La Comisión de la Verdad y la Reconciliación de Canadá, instalada en 2007, abordó las injusticias históricas perpetradas contra los pueblos indígenas en especial los 150,000 niños indígenas que fueron separados de sus familias y comunidades y trasladados a Escuelas Residenciales Indígenas. La Comisión buscaba facilitar la reconciliación entre exalumnos, sus familias y sus comunidades y permitió cambiar políticas públicas para lograr, entre otros, la reconciliación entre la Iglesia y los pueblos indígenas, la formación y sensibilización de servidores públicos y fomentar la memoria histórica a través de museos y archivos.
México necesita un ejercicio similar para que toda la verdad de la corrupción salga a la luz pública y para que a partir de ahí logremos un proceso de recomposición y reconstrucción de la vida nacional.